"¿Quién soy?"
Desconcertado por la pregunta, el niño retrocedió un paso y el gato asustado se aferró a su piel.
"Ah!"
En la pequeña mano del príncipe un punto rojo se hizo visible.
"¿Duele?"
Odette se puso algo nerviosa pues no traía consigo un pañuelo.
"No es nada."
La mirada molesta del niño pasó a ser una de vergüenza cuando vio caer una hoja de su cabello, ahora mismo su apariencia debía lucir desordenada, pues el gato no fue tan fácil de capturar.
"¿Es tuyo?"
La niña de rizos negros y piel blanca parecía sentir curiosidad por el pequeño animal.
"..."
"Está muy flaco."
"...!"
Aran intentó ocultar su risa sarcástica, pues si fuese su gato no estaría en tal estado.
"Se está recuperando."
Dijo algo nervioso al ser su primera mentira.
"..."
De pronto, como si hubiese recordado, la niña frente al príncipe volteo en dirección de la mesa y sonrió con tristeza.
Recordando lo que dijo la sirvienta antes, el príncipe sintió la necesidad de preguntar si era cierto.
"¿Existe otra niña a parte de ti y la señorita Blair en esta mansión?"
"No."
Nada se perdía confirmando aquello que ya daba por hecho, después de todo no cualquiera viste ropas de buena calidad.
"¿Por que llegaste tarde?."
Como si aquella pregunta fuese extraña, la pequeña se sorprendió al escucharla.
"...Vine en cuanto me avisaron."
"¿No es porque te negaste a asistir?"
Con una expresión de reproche a la misma, Odette no dudo en negar aquella afirmación.
"No."
A pesar de que la señorita parecía enojarse conforme la conversación continuaba no dejaba de responder a las preguntas.
"¿Cuál es tu nombre?"
El príncipe sintió mucha más curiosidad de la que esperaba.
"Odette, mi nombre es Odette"
Acercándose sin previo aviso hacia el príncipe, la dama observó de cerca sin temor.
"¿Y el suyo?"
Avergonzado de que alguien invada su espacio personal, el príncipe cerró los ojos y respondió algo aturdido.
"Aran"
"¿Es así? al parecer tiene carácter."
Fue muy tarde para cuando el príncipe se dio cuenta de que la muchacha enfrente preguntaba por el nombre del gato y no por el de él.
La mirada que le dio en un inicio volvió y Odette al percatarse supuso que debía retirarse.
"Es hora de irme."
Al darle la espalda al príncipe, éste pudo notar que la niña se dirigía a una dirección contraria.
"¿Dónde piensa ir tan tarde?"
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CONFÍA EN LA VILLANA
Ngẫu nhiên'Aún si digo la verdad-' La esperanza de que al menos mi prometido me creyera se desvaneció en cuanto me dio la espalda. El mundo era cruel especialmente conmigo, porque en una historia mal contada... yo era la villana.