"¿No vendrá la señorita?"
La princesa tenía un rostro lleno de expectativas, de hecho, desde que supo sobre la existencia de dicha niña no quería perder la oportunidad de conocerla.
Actualmente Blair era su compañera de juegos, sin embargo, en ocasiones mostraba una actitud poco agradable, lo que hacía incómodo compartir actividades.
"Mi hermana..."
Blair estaba nerviosa, no quería que aquella niña intentara llevarse la atención de todos, sobre todo cuando los príncipes estaban presentes y cuando uno de ellos sería su prometido.
¿Qué sabía una niña de 6 años acerca del matrimonio?
El marques lo había dejado bien en claro.
'El trono eventualmente será tuyo.'
Recordando las palabras de su padre, Blair observó a su doncella en busca de ayuda, quien al captar la indirecta intervino sin espera.
"La señorita llegará dentro de poco, aún cuando se le avisó con anticipación dijo no querer asistir de no ser por la insistencia de mi maestra."
Los presentes al escucharla quedaron algo impactados por lo las declaraciones.
"¿A caso nos ignora?"
El segundo príncipe se veía enojado.
La mujer que acompañaba a los miembros de la familia imperial observó a los sirvientes de la mansión que esperaban con bocadillos a un lado y luego alrededor de donde estaban, claramente no había alguien mas en el lugar, dispuesta a decir algo dio un paso adelante, pero una mano la detuvo.
Se trataba de su alteza el primer príncipe, quien hasta el momento se veía indiferente a la situación.
Blair se sonrojó al ver que sus ojos coincidieron con los de su alteza, era la primera vez que tenían algún tipo de contacto, ya que a pesar de visitar el palacio con frecuencia era imposible encontrarse.
'El más cercano a la corona, es su alteza el príncipe Aran, conviértete en su amiga, la diferencia de edad no es mucha.'
Con nueve años de edad, el primero en la sucesión a la corona había sido calificado muy prometedor como futuro emperador, la inteligencia, la elegancia y la belleza no era algo que se pueda ignorar, desde la edad de 4 años participó de las reuniones junto a su padre y en la actualidad incluso da a conocer su punto de vista dejando muchas bocas abiertas.
Para resaltar, su actitud reservada lo convertía en un blanco difícil para los nobles, pues era imposible ganarse su favor solo con buenos regalos.
Si se trata del segundo príncipe la educación era un poco más flexible a petición de la actual emperatriz, quien no parecía codiciar el poder para su hijo, hecho que disgusto a muchos, pero que causa la curiosidad en otros, sobre todo desde que el antiguo barón obtuvo un nuevo titulo recientemente.
La princesa cuyo nombre era Jazmín, ocupaba un lugar importante en las fiesta de té organizadas por su madre, siempre llamaba la atención con su personalidad única y no había quien se resistiera a elogiarla.
Para la sociedad, los miembros de la familia imperial eran un modelo a seguir, es por ello que la educación a temprana edad era muy importante.
"Aún tenemos tiempo."
Lo que dijo el príncipe Aran no contentó a sus hermanos, sin embargo, ninguno le dio la contraria pues tenía razón.
"Quiero conocer la mansión y mi habitación."
Dijo la princesa con un puchero en el rostro, dejando de lado las galletas que hasta el momento había disfrutado.
"..."
Blair no estaba contenta de retirarse, no había hablado con ninguno de los príncipes y si su padre llegaba a enterarse, entonces volvería a ser regañada.
En cuanto las pequeñas señoritas se fueron, los sirvientes también lo hicieron, todo esto a petición del segundo príncipe, quien sabía que a su hermano no le gustaba estar rodeado de muchas personas.
"Iré a dormir."
Aran asintió en respuesta y una vez solo observó hacía el cielo.
Contrario a lo que otros creían, estaba contento de salir del palacio, pues aprovecharía estos días en descansar un poco de su tedioso profesor.
"...!"
Intentando cerrar los ojos por un momento, fue capaz de escuchar un sonido muy tosco a su izquierda, al parecer provenía de los arbustos.
Así que, acercándose con cautela pudo ver de que se trataba.
(...)
"Debe apresurarse, el marques la espera en el invernadero de la mansión principal."
Dijo el mayordomo sin mayor explicación.
Odette portaba una vestido nuevo y muy bonito, su cabello había sido recogido con un listón azul y sus zapatos tenían una joya incrustada de adorno.
"Recuerde no quitarse el anillo."
Todo era nuevo, pero como hace dos años tuvo que ocultar el color de su cabello.
"Es cierto, a mi hermana no le gusta."
Dijo tocando un mecho negro.
"Es aquí."
Al detenerse frente a un jardín y en medio de este un arco muy grande de flores supo que era la mansión principal.
"Me retiro."
Con una leve inclinación, el mayordomo desapareció a los segundos.
Odette estaba asustada, la última vez que había visto a su padre solo hubo sangre en su rostro, pero si hermana también estaba ahí, entonces quizás era distinto.
Caminando con pasos tranquilos se adentró hacía lo más profundo del jardín donde encontró una mesa repleta de bocadillos, pero sin nadie presente.
El número de tazas eran 4 y algunos de los platos estaban vacíos, lo que significaba que.
"...Ya se fueron."
La decepción de no haber llegado a tiempo y compartir con ellos fue grande.
Quizás las otras dos tazas pertenecían a los invitados de los que escuchó, sin embargo a penas el mayordomo le había avisado se cambió de inmediato.
"Es tarde."
"...!"
Para su sorpresa aún había alguien no tan lejos de ella, era la primera vez que lo veía y era la primera persona de misma edad que le dirigía la palabra primero.
"¿Quién eres tú?"
El niño de aspecto enojado sostenía algo entre sus brazos, se trataba de un gato cuyo color de ojos coincidían en ambos.
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CONFÍA EN LA VILLANA
Random'Aún si digo la verdad-' La esperanza de que al menos mi prometido me creyera se desvaneció en cuanto me dio la espalda. El mundo era cruel especialmente conmigo, porque en una historia mal contada... yo era la villana.