"¿Qué haremos si la señorita no acata la orden?"Dijo el mayordomo siguiendo los pasos de su señor.
"..."
El marqués al escucharlo se detuvo en seco frente a la puerta de su despacho.
"Debe hacerlo si quiere sobrevivir."
Simplemente se trataba de una lección de vida.
Matar o morir, era fácil.
Le otorgó la oportunidad de cobrar venganza con sus propias manos.
¿Y si no lo hace?
Existen distintas formas de lograr que lo haga.
"Asegúrate de recoger el cuerpo y deshazte de el."
Acto seguido levantó la palma de su mano interrumpiendo lo que el mayordomo diría y trató de hablar en voz baja.
"¿Los príncipes se encuentran en sus habitaciones?"
"Es correcto, mi señor, me aseguré de ello antes de venir."
"..."
El rostro del Marques se endureció al escuchar aquello.
"Había alguien más con ella."
"¿Si?"
La posibilidad de que fuera un miembro de la familia imperial el que se escondía tras las cortinas quedó descartada.
Sabiendo esto ahora, el padre de Odette se arrepintió de no atrapar a la rata que vagaba por esos lugares.
"En cuanto amanezca, tráela a mi oficina y asegúrate de no ser visto."
"Entendido."
(...)
Tal y como dijo el Marqués, el mayordomo se dirigió a la mansión secundaria por la mañana donde fue en busca de Odette.
"¿Mayordomo?"
Las sirvientas que se encargaban de vestir a la pequeña dama se alertaron al ver que la mano derecha de marques estaba cerca.
"A-aún no está lista."
Dijo una de ellas.
"¿Qué sucede?"
Dijo la pequeña señorita al observar la actitud de todos.
"El marqués desea verla en este momento."
"...."
Como si escuchar aquello no fuera de su agrado, la pequeña apartó la mirada hacia la palma de su mano, donde una pequeña herida yacía.
"¡No fuimos nosotras!"
"¡Jamás nos atreveríamos a tocarla!"
Las sirvientas que se percataron de la herida reciente, gritaron en un acto desesperado de no ser incriminadas por dañar a un noble.
"Es suficiente, retírense."
Dijo la niña con una voz particularmente fría, para ser precisos, por un instante podías notar que era hija del Marques.
"...!"
Algo asombrado por la reacción inesperada de Odette, el mayordomo supo que poco a poco la dama era consciente de todo.
"Debe estar sorprendida por lo ocurrido, pero es mi tarea cumplir con los deseos de mi señor."
"..."
Caminando hacia el despacho de quien era su progenitor, Odette se hacía muchas preguntas en la cabeza.
¿Cómo había llegado a su habitación?
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CONFÍA EN LA VILLANA
De Todo'Aún si digo la verdad-' La esperanza de que al menos mi prometido me creyera se desvaneció en cuanto me dio la espalda. El mundo era cruel especialmente conmigo, porque en una historia mal contada... yo era la villana.