- ¿De 3 a 4? -

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No estaba acostumbrado a pasar tanto tiempo fuera de mi zona de confort. Desde que había empezado el proyecto con Sea, todo había cambiado. No solo por él, sino también porque Book insistía en que "saliera más". Según él, estaba demasiado metido en mis libros y trabajos, y eso me hacía aburrido. No sé cómo, pero siempre terminaba haciendo lo que Book quería, aunque en este caso lo agradecí. Después de dos semanas lidiando con Sea y su actitud impredecible, necesitaba despejarme.

—Vamos, Jimmy, no te vas a morir por salir una tarde —me había dicho esa mañana—. Además, ya sabes que te hace falta interactuar con gente de vez en cuando. ¡No todo en la vida es la Revolución Francesa!

Book era mi mejor amigo desde que entramos a la universidad. Extrovertido, terco y con una energía inagotable, siempre me sacaba de mi zona de confort, lo cual agradecía, aunque no lo dijera en voz alta. Esa tarde, me había arrastrado a una cafetería cercana a la universidad, donde supuestamente íbamos a "relajarnos". Lo que no me había dicho es que invitó a alguien más.

—Hey, Jimmy. Te presento a Force —dijo Book con una sonrisa, mientras yo levantaba la vista y me congelaba por un segundo.

Force era prácticamente una versión más imponente de Sea. El cabello corto y desordenado, tatuajes que asomaban por las mangas de su camiseta negra, y una mirada que dejaba claro que las reglas no eran lo suyo. Genial. Otro red flag.

—¿Qué tal? —murmuré, tratando de mantener la neutralidad. No necesitaba más problemas en mi vida.

—Lo mismo digo —respondió Force, mirándome con una sonrisa de medio lado. Era obvio que no le interesaba demasiado mi presencia.

Pero lo que me sorprendió fue cómo Book parecía haber congeniado con él. Mientras los observaba interactuar, me di cuenta de que había una tensión curiosa entre ellos. Book, con su personalidad abierta y energética, no dejaba de provocarlo con comentarios rápidos, mientras Force lo miraba con una mezcla de curiosidad y diversión, como si estuviera sorprendido de que alguien como Book se atreviera a desafiarlo.

—Así que tú eres el amigo del cerebrito —dijo Force, inclinándose hacia adelante—. Supongo que te toca lidiar con todo el drama, ¿no?

—Sí, pero lo manejo bien —respondió Book, sin perder el ritmo—. A ti te toca lidiar con Sea, ¿verdad? Debe ser divertido.

Force rió, y ese sonido me desconcertó. No era una risa maliciosa, más bien parecía que Force disfrutaba del intercambio con Book, lo cual me dejó un poco perplejo. Desde que lo vi, pensé que Force sería igual de complicado que Sea, pero parecía que Book había encontrado la forma de entrar bajo su piel, algo que nadie más lograba hacer conmigo o con Sea.

Los tres nos sentamos en la mesa, pero no pasó mucho tiempo antes de que Sea apareciera. Llegó tarde, como siempre, pero esta vez no lo hizo solo. Entró en la cafetería y, al vernos, su sonrisa de siempre apareció en su rostro. Caminó hacia nuestra mesa con una actitud despreocupada, sus ojos deteniéndose en mí por un segundo antes de enfocarse en Force.

—Veamos... ¿qué tenemos aquí? —dijo Sea, sentándose al lado de Force y dándole una palmada en el hombro—. Me sorprende que hayas venido, Jimmy. Pensé que huías de cualquier lugar con más de tres personas.

—Lo mismo pensé de ti —respondí, cruzándome de brazos.

Sea soltó una risa suave, esa que siempre me ponía nervioso, pero no le dio más importancia. En cambio, se dirigió a Book con una mirada intrigada.

—¿Tú eres Book, no? El amigo divertido del cerebrito.

—Lo mismo digo de Force —replicó Book, sin perder la compostura—. El amigo rebelde de la red flag.

Todos en la mesa rieron, incluso yo. Aunque la tensión seguía ahí, de alguna manera, la dinámica entre los cuatro parecía funcionar. Book y Force intercambiaban miradas, a veces casi desafiantes, y yo no podía evitar notar cómo Force empezaba a relajar su actitud, como si el muro que lo separaba del resto del mundo se estuviera derrumbando, aunque fuera solo un poco.

—¿Y cómo te soporta, Force? —preguntó Book, mirándolo directamente a los ojos. Había algo en su tono que me llamó la atención. No era una simple pregunta. Era un reto.

Force se inclinó hacia él, sonriendo.

—De la misma forma que tú soportas a Jimmy, supongo. Me gusta el caos.

El aire entre ellos parecía cargado de una energía que no había notado hasta ese momento. Force seguía mirando a Book, pero ya no de la misma forma. Había algo más en esa mirada, algo que ni siquiera yo podía descifrar por completo. Book, por su parte, no se echaba atrás. Se había vuelto más serio, aunque su sonrisa juguetona permanecía en sus labios. Era raro ver a Book tan concentrado en alguien. Pero Force... bueno, parecía que había algo en él que atraía su atención.

Decidí no intervenir, pero no pude evitar notar cómo Sea me observaba mientras todo esto sucedía. Su mirada era difícil de descifrar, pero lo que sí sabía era que Sea no hacía nada sin razón.

Finalmente, la tarde pasó, y cuando nos levantamos para irnos, noté que Force y Book seguían caminando cerca, como si la conversación que habían iniciado aún no hubiera terminado. Al parecer, había algo más entre ellos que aún no entendíamos del todo. Mientras tanto, Sea me alcanzó y caminó a mi lado.

—Parece que nuestros amigos están haciendo más que llevarse bien —comentó con una risa suave.

—Sí, lo he notado —respondí, manteniendo la vista al frente.

—¿Te molesta? —preguntó él, ladeando la cabeza hacia mí. Esa pregunta me sorprendió.

—¿Por qué debería molestarme? —lo miré, frunciendo el ceño.

Sea sonrió, como si supiera algo que yo no. No respondió y simplemente se adelantó, despidiéndose con una mano en el aire. Mientras lo veía alejarse, no pude evitar pensar en cómo todo esto se había vuelto más complicado de lo que había imaginado. No solo por Sea, sino también por Force y la forma en que Book parecía fascinado por él.

No sabía qué iba a pasar entre ellos, pero una cosa era clara: lo que había comenzado como un simple proyecto de clase ahora se estaba convirtiendo en algo mucho más grande. Y aunque me costaba admitirlo, no podía dejar de preguntarme en qué clase de lío me había metido.

Entre libros y señales rojas | JimmySeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora