Después de lo que había pasado en la biblioteca, me juré que no dejaría que Sea me volviera a poner en esa situación. El control era lo único que me quedaba, y Sea lo sabía. Por eso se empeñaba en quitármelo cada vez que podía.
A pesar de mis intentos por mantener la distancia, Sea seguía apareciendo en mi vida como una tormenta imparable. No podía evitarlo. En la clase, en los pasillos, y ahora, de nuevo, en mi apartamento.
—¿Otra vez en tu guarida de libros, Jimmy? —dijo, apoyado en el marco de la puerta, con una sonrisa descarada.
—Es donde se supone que debemos trabajar, ¿no? —respondí sin mirarlo, intentando sonar más tranquilo de lo que me sentía. Sea estaba demasiado cómodo en mi espacio, como si ya hubiera asumido que tenía el control.
—Si tú lo dices —contestó, cerrando la puerta detrás de él y caminando hacia mí con pasos lentos, casi calculados.
Me obligué a no levantar la vista de mis papeles, aunque el sonido de sus pasos acercándose me tenía a punto de perder la concentración. Sentí cómo se detuvo justo detrás de mí, demasiado cerca para mi propio bien.
—Siempre tan concentrado... —murmuró cerca de mi oído.
Era imposible no reaccionar. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, pero no podía permitir que él viera cuánto me afectaba. No podía darle ese poder.
—¿No deberías sentarte y hacer tu parte del trabajo? —dije, con la esperanza de sonar firme, aunque mi voz tembló ligeramente.
En lugar de responder, Sea se inclinó aún más, sus manos apoyadas en el respaldo de mi silla. El espacio entre nosotros se desvanecía, y aunque mi cuerpo me gritaba que me alejara, había una parte de mí que no quería moverse.
—¿Por qué siempre intentas huir de esto, Jimmy? —preguntó en voz baja, su aliento rozando mi piel.
—¿De qué hablas? —dije, intentando sonar indiferente.
—De esto —susurró, y antes de que pudiera reaccionar, sentí cómo sus dedos rozaban suavemente mi cuello, enviando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.
Me levanté bruscamente, intentando poner distancia entre nosotros. Mi corazón latía descontrolado, y era difícil fingir que no estaba afectado por su cercanía.
—Sea, esto es ridículo. Tenemos que terminar el proyecto, no... esto —dije, haciendo un gesto vago entre nosotros, como si pudiera restarle importancia.
Pero Sea no se inmutó. Me miraba con esos ojos oscuros llenos de desafío, como si estuviera esperando a que finalmente admitiera lo que estaba pasando.
—No puedes seguir ignorando esto para siempre, Jimmy —dijo, dando un paso hacia mí—. Sabes que lo que sientes es real. Y yo también lo sé.
—No sé de qué estás hablando —mentí, dando un paso atrás.
—Sí lo sabes —insistió, su voz baja pero firme.
El aire en la habitación se sentía pesado, y por un momento, pensé que iba a perder el control completamente. Pero entonces, el sonido del timbre nos interrumpió, rompiendo la tensión en el aire.
Book apareció en la puerta, con esa energía habitual que siempre traía consigo, aunque esta vez algo en su expresión parecía diferente. Detrás de él, Force entró sin decir mucho, como siempre.
—¿Interrumpimos algo? —preguntó Book, alzando una ceja mientras nos miraba con curiosidad.
Sea se apartó, esbozando una sonrisa como si nada hubiera pasado.
—Nada importante —dijo Sea, tomando asiento en el sofá como si la tensión entre nosotros no existiera.
Pero Book no parecía convencido. Sabía que era más perceptivo de lo que dejaba ver, pero por alguna razón, decidió no seguir investigando.
Force, en cambio, parecía menos interesado en lo que acababa de pasar y más enfocado en Book. Desde que habían llegado, sus ojos no se apartaban de él, observándolo con una intensidad que no había visto antes. Era como si estuvieran en su propio mundo, uno que no entendía del todo, pero que definitivamente estaba lleno de una tensión que apenas podían contener.
—¿Y ustedes? —pregunté, buscando cambiar el tema—. ¿Cómo va todo?
—Oh, ya sabes... Force siendo Force —respondió Book, encogiéndose de hombros, aunque sus ojos no se apartaban de los de Force.
—Y Book siendo... complicado —dijo Force con una sonrisa irónica.
Había algo en la forma en que hablaban, en cómo se miraban, que me hacía pensar que entre ellos las cosas habían avanzado más de lo que querían admitir. No sabía exactamente qué estaba pasando, pero la energía entre ellos era diferente. Más densa. Más intensa.
Force se acercó un poco más a Book, y aunque este intentó mantener la distancia, pude notar cómo sus hombros se tensaban ligeramente. Era obvio que Force disfrutaba provocándolo, aunque no de la misma manera que Sea lo hacía conmigo. Esto era más sutil, casi como si Force estuviera tratando de romper la coraza de seguridad que siempre rodeaba a Book.
—¿Siempre tienes que molestarme? —preguntó Book, pero su tono no era tan firme como de costumbre.
—Solo cuando no puedes admitir lo que sientes —respondió Force con una sonrisa juguetona, inclinándose lo suficiente como para que sus caras quedaran demasiado cerca.
Book bufó, intentando apartarse, pero no lo logró. Force había invadido su espacio personal, y aunque Book no lo admitiera, era obvio que la tensión entre ellos estaba llegando a un punto crítico.
—No sé de qué hablas —murmuró Book, pero su voz sonaba más débil de lo habitual.
Force sonrió, satisfecho, pero no dijo nada más. Dejó que el silencio hablara por él, mientras Book intentaba recuperar su compostura.
Mientras observaba esa escena, no pude evitar preguntarme si era el mismo juego que Sea y yo estábamos jugando, solo que a su manera. Sabía que tarde o temprano, uno de los dos iba a ceder. La pregunta era quién sería el primero.
Pero mientras tanto, tenía que lidiar con Sea, que ahora me observaba desde el sofá con una expresión indescifrable.
Sabía que no iba a rendirse. No tan fácilmente.
Y, para ser honesto, una parte de mí no quería que lo hiciera.
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Entre libros y señales rojas | JimmySea
RomanceFanfic escolar JimmySea • No se busca dañar a nadie •Trabajo de fan para fans •Mencuon de otro ship como ForceBook "Entre libros y señales rojas" Jimmy siempre ha sido el típico nerd amante de los libros, tranquilo y meticuloso, que evita los proble...