03 | 𝐆𝐧𝐨𝐦𝐞𝐬

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───...hay bombillos fallando en algunos cuartos de la cabaña, Soos ¿podrías echar un ojo a eso en cuanto termines?───pidió distraída la muchacha mientras miraba los papeles que sostenía─── uh, y Wendy ¿hiciste inventario?

───Nope

───Claro que no, por suerte yo lo hice...

La pelirroja rió, y acomodando sus lentes, Genieve dedicó una sonrisa resignada a su amiga que negaba divertida tras el mostrador. Ya llevaba un año trabajando en la cabaña del misterio, y quizás le estaba empezando a gustar demasiado.

En cuanto el verano anterior había terminado, la castaña había tenido que cambiar sus horarios de trabajo a solo medio tiempo, pues durante los meses escolares su tío había comenzado a mandar un tutor por las mañanas. ¿Le era aburriro? Si, mucho, Genieve superaba aquellas clases con facilidad extraordinaria y siempre esperaba ansiosa a que diera el medio día para poder volver corriendo a aquella trampa turística que más bien se sentía como un hogar.

Por suerte para todos, ya era verano nuevamente

Aún eran las primeras semanas, y la castaña estaba ocupada poniendo en orden todas las cosas que había dejado atrasadas aquellos meses, así que era común verla corriendo de un lado para otro en la cabaña aquellos días. Stan solía relajarse con ella alrededor, solo encargándose de los tours y dejándola dirigir la cabaña, pues a veces aquella niña se tomaba lo de ser su asistente demasiado en serio.

───¡Psst, psst, Gennie! ───una voz susurrante la llamó desde detrás de unos estantes─── ¡por aquí!

Con una risita suave la castaña volteó a ver a la niña que la llamaba escondida entre los muñecos cabezones.

───¿Qué sucede, Mabel?

───¿podrías entregarle esto al chico junto a las camisetas? ¿Porfavor?

Ella rodó los ojos con expresión divertida mientras tomaba la carta que la niña tendía hacia ella y se disponía a hacer lo pedido.

Ese verano los gemelos Pines habían llegado a Gravity falls, los sobrinos de su jefe para ser más exactos, y aunque en un principio se le había hecho algo raro tener a dos nuevas personitas corriendo alrededor de la cabaña, había aprendido a quererlos. En su primer día allí les había obsequiado una de esas bolas de billar "mágicas" que si agitabas te respondían a alguna pregunta, había sido su forma de decir "porfavor, no me odien, solo busco su aprobación". Y parecía haber funcionado, Mabel en especial parecía adorarla.

Tocando el hombro de aquel muchacho de piel bronceada, Genieve dejó la carta en sus manos comunicando que solo era la mensajera y apuntando hacia los estantes tras los cuales la niña se escondía. Ella quiso reír, Mabel pasaba cada minuto de su día fantaseando o intentando acercarse exitosamente a algún chico del pueblo, y no podía ser más adorable.

───adoro a esa niña ───rió con suavidad la muchacha apoyándose en el mostrador, Wendy la observó con una ceja alzada───. Ojalá yo hubiese sido igual de sociable que ella a su edad

───hablas como una anciana, Genn ───un golpe suave dió en su hombro, y la castaña acarició la zona del impacto por sobre la manga de su vestido, una falsa expresión de dolor en su rostro mientras intentaba contener una risita.

───soy mayor que tú.

───Si, si, ya cállate fósil

Ambas rieron con suavidad, y negando suavemente Genieve se tomó un segundo para mirar a su alrededor.

───hablando de fósiles ¿has visto al señor Pines? Tengo que preguntarle que hacer con todas las multas de tránsito que ha estado acumulando...

𝐑𝐈𝐅𝐓𝐄𝐃 𝐀𝐖𝐀𝐘 ── 𝐆𝐫𝐚𝐯𝐢𝐭𝐲 𝐅𝐚𝐥𝐥𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora