── .✦ 𝑰 𝒄𝒂𝒏'𝒕 𝒉𝒆𝒍𝒑 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒂𝒘𝒇𝒖𝒍 𝒆𝒏𝒆𝒓𝒈𝒚, 𝑮𝒐𝒅𝒅𝒂𝒎𝒏 𝒓𝒊𝒈𝒉𝒕, 𝒚𝒐𝒖 𝒔𝒉𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒃𝒆 𝒔𝒄𝒂𝒓𝒆𝒅 𝒐𝒇 𝒎𝒆, 𝒘𝒉𝒐 𝒊𝒔 𝒊𝒏 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒐𝒍?
ᯓ★ Con mirada incierta y un agujero en el pecho que la carcomía cada día, Geni...
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Buscar los suplementos que iban a usarse el año pasado para la fiesta dejaba un sabor agridulce en Genieve. Estaba hurgando en uno de los armarios del primer piso, entre viejos juegos de mesa y telarañas la castaña buscaba todas esas cosas que el año anterior habían tenido que ser guardadas ante el fracaso del evento. Decoraciones, luces, manteles, había cajas llenas que hacían obvio todo el esfuerzo e ilusión que Stan había puesto en aquel entonces a la celebración.
Y todo estaba allí, cubierto de polvo, sin siquiera haber sido usados.
──Hey, Gennie ¿encontraste los gorros de cumpleaños y serpentinas?
Soos llegó hasta donde ella estaba dejando junto al armario una caja vacía. Todos en la cabaña ayudaban a decorar el salón para la noche. Habían movido todas las atracciones del museo, y el gran espacio ahora era ocupado por sillas y banderillas, incluso la mesa de mezclas en una esquina que el chico había traído consigo.
Limpiando un poco de polvo de su vestido, ella volteó con una pequeña sonrisa, sosteniendo hacia él una caja llena a reventar de pequeños conos de cartón estampados en colores.
───Aún busco las serpentinas, tienen que estar en algún lado ───ella le sonrió algo apenada───. ¿ustedes como van por allí? ¿Necesitan una mano?
───Nah, tenemos diez en total ───se encogió de hombros───. Ocho si no cuentas al señor Pines
───y... seis, porque Wendy está texteando
Genn rió suavemente, echando un ojo al salón a través de la puerta no pudo evitar que su expresión adquiriera un toque de nostalgia. Ella suspiró.
───¿ya sabes que le regalarás? ───preguntó. Su vista estaba fija en Stan Pines al otro lado de la habitación.
───trabajaré gratis por toda la semana ───él le sonrió con determinación───. También una de esas tazas que dicen cosas divertidas, mira.
Tardó unos segundos, antes de sacar su móvil de su bolsillo y buscar algo rápidamente para mostrarle. Una taza de café sin nada especial, blanca, pero podía leerse "golpearte es gratis y yo amo las cosas gratis", y ella no pudo evitar reír.
───Era esta o una con un bigote...
───Estoy segura de que esta le encantará, no te preocupes.
Él le sonrió una vez más, guardando el móvil y finalmente tomando la caja de sus manos.
───¿tu qué le darás?
───Oh, yo compré una de esas cadenas de su revista, parecen gustarle ───se encogió de hombros.
───Al señor Pines le gusta todo lo que sea gratis, por eso le daré la taza.
