Capítulo 35: Desayuno

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●35

El aroma del café recién hecho, o lo que debía ser café, se mezclaba con un ligero olor a quemado que me obligó a abrir los ojos lentamente. El sol apenas había comenzado a colarse por las cortinas de la habitación, pero el leve sonido de movimientos provenientes de la cocina dejaba claro que Lina ya estaba despierta.

Me senté en el borde de la cama, permitiendo que el silencio de la mañana llenara el espacio entre mis pensamientos. No había dormido con ella, no podía hacerlo. La intimidad física, lo que compartimos anoche, era un paso importante, pero dormir a su lado... No era algo que pudiera permitirme. Mi cuerpo necesitaba ese control. Y dormir con alguien implicaba rendirlo. Eso era algo que no estaba dispuesto a ceder.

Pasé una mano por mi cabello, sintiendo la tensión en mis hombros disminuir a medida que respiraba profundamente. Entonces, el olor a quemado volvió a invadir mis sentidos, esta vez más fuerte, y con él, el sonido de un tazón golpeando algo metálico. Solté un suspiro, sabiendo que Lina probablemente estaba intentando cocinar. Lo que fuera que estaba preparando, dudaba mucho que fuera comestible.

Me levanté, ajustando los pantalones y caminando hacia la cocina. El ruido de una canción que no reconocía me saludó primero, seguido por la imagen de Lina de espaldas a mí, moviéndose al ritmo de la música, con una espátula en una mano y un tazón en la otra. La camisa apenas cubría la parte superior de sus muslos, y por un segundo, mi mirada quedó atrapada en el contraste entre su piel y el blanco de la tela.

No pude evitar sonreír. La imagen era jodidamente encantadora. Y jodidamente peligrosa para mi cocina.

—¿Qué demonios está pasando aquí?
—pregunté, mi voz llena de una mezcla de diversión y alarma.

Lina se sobresaltó, girando rápidamente para mirarme. Sus ojos grandes y brillantes, tan llenos de vida, me miraron con una mezcla de sorpresa y culpabilidad. Estaba cubierta de una masa liquida, con algunos restos incluso en su cabello, que estaba recogido en un moño desordenado.

—Buenos días —respondió, con una sonrisa animada—. Estoy preparando el desayuno. Pancakes, con huevos revuelto.

Me crucé de brazos, apoyándome contra el marco, mientras la observaba con una ceja levantada.

—¿Desayuno? —miré alrededor, tomando nota de la escena caótica a mi alrededor—. ¿Estás segura de que no estás intentando quemar mi cocina?

Ella sonrió con timidez y se giró de nuevo hacia la estufa, donde la masa de unos supuestos pancakes comenzaba a chamuscarse, y unos huevos con cáscaras.

—No es para tanto. Solo siéntate, yo te prepararé el desayuno —dijo con una voz decidida, mientras movía algo en la sartén—. Ya me has alimentado bastante, ahora es mi turno. Además, estas muy delgado —añadió en un tono de burla.

Solté un suspiro. La idea de dejar que Lina cocinara me aterrorizaba más que cualquier negociación de alto riesgo en ArlovTech. Pero su entusiasmo, la forma en que parecía tan empeñada en hacerme algo, me desarmaba. Era como si su alegría matutina fuera un antídoto a mi costumbre de controlarlo todo. Aunque no podía ignorar el creciente olor a algo... quemado.

—Lina, algo se está quemando —dije en tono serio, señalando la sartén sin dejar de observar su rostro.

Ella negó con la cabeza, levantando una mano para calmarme como si todo estuviera bajo control.

—No, no te preocupes. Tengo esto bajo control.

La miré fijamente, sabiendo que lo último que había en esa cocina era control. Suspiré de nuevo y me acerqué, sacando el vaso de whisky de la mesa de la noche anterior y tomando un sorbo. Necesitaba algo de fuerza para enfrentar lo que estaba por venir.

Bajo la superficie del CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora