Capítulo 40: Demasiada guapa

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●40

Ella estaba suspendida, apenas rozando el suelo con la punta de los pies. Sus muñecas estaban atadas firmemente por encima de su cabeza, extendidas hacia el techo en un ángulo que la mantenía completamente a mi voluntad.

Podía sentir el ritmo acelerado de su respiración. Estaba tensa, pero confiaba en mí. Esa mezcla de entrega y nerviosismo encendía algo dentro de mí, algo profundo y oscuro. Mis manos recorrieron su piel desnuda, siguiendo el contorno de sus costados, disfrutando de cada curva mientras mis dedos se deslizaban con control calculado. Sabía lo que hacía, y su reacción lo confirmaba.

Lina no emitió ni una palabra, pero la manera en la que su cuerpo respondía lo decía todo. Cuando la vara de bambú que llevaba en la mano, cayó sobre su piel por primera vez, apenas un roce, vi el temblor en sus muslos. Un sonido suave escapó de sus labios, supongo que más por sorpresa que por dolor. Lo repetí, esta vez más firme, más fuerte. Cada golpe era meticuloso, controlado, midiendo su reacción.

¿Qué tan lejos me dejaría llegar?

Mis ojos no se apartaban de ella. Sus músculos se tensaban y relajaban en respuesta a cada impacto. Pasé la vara por su espalda, acariciándola antes de azotar suavemente la parte baja de su espalda, donde sus sentidos estarían más despiertos. Ella se arqueó hacia adelante, tirando de las cuerdas que la sostenían, mientras su respiración se volvía más errática.

-Recuerda Lina -le susurré, mi voz apenas un murmullo en el aire cargado de tensión-. Ceder es necesario, para que todo fluya...

Cerró los ojos, tratando de entregarse por completo, pero aún luchaba contra esa rendición total, y eso me provocaba.

La vara volvió a caer, esta vez más fuerte. Un jadeo escapó de sus labios, y sus caderas se movieron instintivamente hacia adelante, como si buscara algo más. Mi respiración también se volvió más pesada, excitado por su vulnerabilidad y su resistencia simultánea. Disfrutaba viendo cómo luchaba por mantener el control, solo para perderlo poco a poco bajo mi dominio.

Me acerqué más, mis labios apenas rozando la línea de su mandíbula. Su piel estaba caliente, sus latidos rápidos.

-Eres hermosa cuando cedes, eres hermosa cuando estás en silencio -le murmuré mientras mis dedos rozaban suavemente la parte interna de sus muslos, subiendo lentamente, casi torturándola con la expectativa.

La tensión entre nosotros se intensificaba con cada segundo. Me mantenía cerca, lo suficiente para que sintiera mi calor, pero no tanto como para darle lo que su cuerpo empezaba a suplicar en silencio. Sus labios entreabiertos, sus respiraciones entrecortadas, todo en ella me llamaba, me provocaba.

A cada golpe, Lina se arqueaba más, y yo podía sentir mi propia excitación aumentando. El poder que tenía sobre ella, esa conexión visceral de tenerla rendida, pero no completamente quebrada. Ella seguía luchando, y yo seguía exigiendo.

Mis manos recorrieron su cuerpo una vez más, esta vez más lentas, más intencionales. Me incliné hacia ella, inhalando profundamente su esencia mientras mis dedos jugaban con la tensión de las cuerdas que la sostenían. Podía sentir cómo mi propio control se deslizaba por los bordes, pero me aferré a él, disfrutando del poder que ejercía sobre ambos.

Finalmente, solté las cuerdas. Lina cayó al suelo, sus músculos temblando de agotamiento. Me agaché junto a ella, levantando su barbilla con suavidad para que me mirara. Sus ojos estaban vidriosos, pero no había miedo en ellos. Solo una mezcla de deseo y confusión.

-Lo hiciste bien -le susurré antes de inclinarme y besarla con suavidad. Un beso que era posesivo y reconfortante a la vez. Ella cerró los ojos, dejándose llevar una vez más.

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⏰ Última actualización: 7 hours ago ⏰

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