CUATRO

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Kim Yoongi era un enigma envuelto en peligro

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Kim Yoongi era un enigma envuelto en peligro. Había pasado los últimos días observándolo con detenimiento, intentando descifrar sus motivaciones y emociones. Aunque mantenía una distancia considerable con la mayoría, sus acciones eran cuidadosamente calculadas, como si cada gesto y palabra fuera parte de un juego complejo. Sin embargo, noté algo distinto en su trato hacia Jungwon. Lo trataba con una gentileza casi inesperada, muy diferente a la fría indiferencia que mostraba hacia sus otros hermanos. Era obvio que compartían una conexión especial, quizás porque Jungwon con su naturaleza vivaz y alegre contrastaba con la seriedad y oscuridad del resto de la familia.

Chanyeol, por otro lado, tenía una presencia completamente diferente. Había algo en él que me inquietaba, una travesura latente en sus ojos. Aunque pocas veces hablaba sus silencios nunca parecían vacíos. Cuando sus ojos vagaban hacia la nada, era como si estuviera en otro mundo, uno al que nadie más tenía acceso. No necesitaba palabras para comunicarse y cuando lo hacía sus comentarios siempre llegaban en el momento exacto, desarmando cualquier conversación o tensando el aire a su alrededor. Era desconcertante, pero también fascinante.

De los hermanos Kim, Jungwon era el único que se había esforzado por integrarse. Aunque a veces parecía que sus intentos eran en vano su persistencia y energía eran contagiosas. A diferencia de los demás él era accesible, incluso amistoso. Había hablado conmigo en varias ocasiones, conversaciones triviales que con el tiempo comenzaron a adquirir un peso diferente. Me contó su historia con una naturalidad sorprendente, como si fuera un guión que había repetido muchas veces. Había sido adoptado por los Kim tras la muerte de sus abuelos, y el señor Kim, mi profesor de Química, había sido el primero en notarlo. Según Jungwon, Seokjin lo había visto como un joven vulnerable, incapaz de defenderse en un mundo que no le daba oportunidades, y decidió acogerlo bajo su protección.

—Yoongi es el más distante —me había confesado Jungwon un día en el almuerzo—. Supongo que es una especie de instinto de hermano mayor.

Eso explicaba mucho sobre la dinámica familiar, pero no todo. No pude evitar notar que, aunque Chanyeol y Taehyung compartían la misma edad, según Jungwon, Chanyeol fue el último en ser adoptado. Siempre estaba solo y nunca lo veía comer nada en la cafetería excepto ensaladas. Incluso después de terminar su comida, desaparecía por completo, como si tuviera una rutina oculta que nadie más podía comprender.

Taehyung, en cambio, seguía siendo un misterio profundo e impenetrable. Había algo en su mirada que me atraía y me mantenía alerta al mismo tiempo. Cada vez que lo veía, me quedaba con más preguntas que respuestas. Jungwon no había dicho mucho sobre él cuando lo mencioné en una de nuestras conversaciones. Apenas abrió la boca cuando Yoongi apareció, llevándolo rápidamente a casa. Ese día los vi marcharse juntos, como siempre, caminando hombro con hombro con el resto de la familia, como si estuvieran unidos por un pacto inquebrantable.

Mis pensamientos se disolvieron cuando Bogum chasqueó los dedos frente a mi cara, sacándome de mi ensueño.

—Ey, chico Seúl, ¿nos oyes? —preguntó con una sonrisa divertida.

Me sobresalté, dándome cuenta de que había estado demasiado absorto en mis reflexiones sobre la familia Kim.

—Lo siento, tengo la cabeza en otro lado —respondí, frotándome la nuca, intentando disimular el rubor en mis mejillas.

Bogum se encogió de hombros, restando importancia a mi distracción. Agradecí mentalmente que no indagara más.

—No te preocupes. Nos preguntábamos si querías ir al lago con nosotros. Jay tiene la camioneta lista —añadió mientras señalaba con la cabeza hacia nuestro amigo, que se encontraba un poco más allá, revisando su celular.

—Uh... —Estuve a punto de inventar una excusa, pero Jimin me interrumpió antes de que pudiera hablar. Se sentó a mi lado de un salto, rodeando mi brazo con los suyos y poniendo su típico puchero.

—¡Por favor! Bogum dijo que no iría si tú no lo haces —insistió con una sonrisa, como si eso fuera suficiente para convencerme— y además, ¡no podemos perdernos la oportunidad de un día de sol! —añadió mientras su mirada chispeante.

Jay, quien hasta ahora había permanecido al margen, se acercó con una sonrisa pícara, rodeando mis hombros con un brazo, despeinándome con su mano libre.

—Venga, Ggukie —dijo, usando ese apodo al que empezaba a acostumbrarme—. Necesitas algo de aire fresco. ¡Iremos todos! ¿No es así, Bogum?

Bogum asintió entusiasmado, aunque parecía más divertido por la escena que por el plan en sí.

—Está bien, está bien —cedí finalmente, alzando las manos en señal de rendición—. Pasen por mí luego del desayuno.

—¡Perfecto! —exclamó Jimin, casi brincando de la emoción—. Será increíble, te lo prometo.

El resto del día pasó rápido, aunque no pude quitarme de la cabeza a los Kim. Especialmente a Taehyung. Cada vez que lo veía, era como si estuviera envuelto en una especie de niebla que lo separaba del mundo. Misterioso, distante, y sin embargo, había algo en su presencia que me atraía de una manera que no podía explicar. Intentaba no pensar demasiado en ello, pero mis pensamientos siempre volvían a él.

 Intentaba no pensar demasiado en ello, pero mis pensamientos siempre volvían a él

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Escarlata | KTH + JJK (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora