VEINTE

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Las patrullas y los sheriffs llegaron a la institución como un torbellino de preocupación y alarma

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Las patrullas y los sheriffs llegaron a la institución como un torbellino de preocupación y alarma. La gravedad de la situación se reflejaba en sus rostros serios, mientras nos interrogaban uno a uno, tratando de desentrañar los detalles de la desaparición de Baekhyun. Cada respuesta que dábamos solo parecía aumentar la tensión en el aire. Jimin fue el último en verlo; según sus palabras, Baekhyun le había mencionado que necesitaba tomar aire y se dirigiría al bosque. Desde entonces, no habíamos tenido noticias de él.

Nos reunimos en la cafetería, pero a diferencia de otros días, el ambiente era sombrío, cargado de ansiedad y miedo. La comida frente a mí se sentía más como una prueba que como sustento; el mero pensamiento de comer me revolvía el estómago.

—Al menos, come la manzana —murmuró Taehyung con un tono gentil, extendiéndome la fruta en un intento de calmarme.

Tomé la manzana, vacilando antes de darle una mordida que apenas pude masticar. Mi mente estaba atrapada en las imágenes de Baekhyun, en su risa fácil y su presencia familiar, y en cómo ahora estaba perdido en alguna parte del bosque. Pero apenas logré asimilar el amargo sabor de la manzana, los otros Kim llegaron y se sentaron alrededor de nosotros, ocupando cada espacio en la mesa, formando una especie de círculo de protección.

La tensión en sus expresiones era evidente. Fue Yoongi quien rompió el silencio, su tono afilado como un cuchillo:

—Fueron otros nocturnos.

Su declaración me golpeó como un balde de agua fría, y mi mirada voló hacia él en busca de respuestas.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté, forzándome a mantener la calma, aunque mi voz apenas disimulaba el miedo.

Sin decir una palabra, Yoongi se inclinó sobre la mesa y extendió su mano hacia mí. La seriedad en sus ojos dejó claro que no era una simple invitación. Miré a Taehyung, dudando, y él asintió, como si quisiera tranquilizarme, asegurándome que Yoongi sabía lo que hacía.

Respiré hondo y posé mi mano sobre la suya. En el instante en que nuestras palmas se tocaron, una corriente de imágenes invadió mi mente. Eran recuerdos, pero no míos. Imágenes difusas y fragmentadas, como si estuviera viendo a través de los ojos de alguien más. Vi a Baekhyun corriendo, su respiración entrecortada mientras miraba sobre su hombro; sombras oscuras lo rodeaban, y en un abrir y cerrar de ojos, fue atrapado y arrastrado por otros vampiros, desapareciendo en la oscuridad del bosque.

Solté la mano de Yoongi de golpe, respirando con dificultad, y tambaleé hacia atrás. Taehyung, siempre atento, me sostuvo firmemente, impidiendo que cayera. Me aferré a su camiseta, sintiendo mis manos temblar y mis ojos arder por las lágrimas que se negaban a caer.

—¿Cómo… cómo puedes hacer esto? —pregunté, mi voz rota y entrecortada, todavía procesando el horror de lo que había visto—. ¿Qué le han hecho?

Yoongi cerró los ojos, tensando los hombros, antes de responder con un tono profundo:

—Así como puedo borrar recuerdos, también puedo recuperar los de cualquier ser vivo. Lo que viste eran los recuerdos de los pinos y de la tierra del bosque. Te mostré lo que ellos vieron.

Hubo un silencio que pesó en el aire, como si cada uno de nosotros entendiera la gravedad de la situación. Yoongi continuó con voz urgente:

—No sabemos por qué se lo llevaron, pero no es una casualidad. Si lo capturaron, debe haber algo que planean, y cuanto más tardemos, menos posibilidades tenemos de traerlo de vuelta como él mismo.

Mis manos se cerraron en puños, y sin dudarlo, me puse de pie, decidido. Mis ojos encontraron los de Taehyung, y vi en ellos la misma determinación. Sabíamos que esto no iba a ser fácil, pero la idea de no hacer nada era peor. Tomé mi mochila, aferrándome a la desesperada esperanza de que aún podíamos rescatarlo.

—Necesitamos al profesor Kim —dije con convicción, mirando al grupo—. Él puede entender lo que realmente enfrentamos.

🍂


La noche se sentía espesa, como si la oscuridad misma intentara advertirnos de lo que estaba por venir. Después de hablar con Seokjin, él y Namjoon nos guiaron hacia el bosque. La determinación en sus rostros dejaba claro que no era una simple búsqueda, sino algo mucho más peligroso.

—Manténganse juntos y no se separen del círculo —ordenó Namjoon, su voz baja pero firme.

Taehyung caminaba junto a mí, sus dedos rozando mi brazo como si necesitara asegurarse de que seguía allí. Los árboles a nuestro alrededor parecían susurrar y el crujir de las hojas bajo nuestros pies era el único sonido que rompía el silencio opresivo.

Cuando llegamos al claro, mi corazón se detuvo. Allí estaba Baekhyun, atado a un árbol, con la cabeza inclinada hacia adelante, aparentemente inconsciente.

—¡Baekhyun! —grité, dando un paso adelante.

Pero Taehyung me detuvo de inmediato, sujetando mi muñeca.

—Espera —murmuró, su mirada clavada en las sombras que se movían alrededor de Baekhyun—. No estamos solos.

El aire se volvió helado de repente y de entre los árboles surgieron figuras. Sus ojos brillaban con un rojo intenso y sus movimientos eran lentos, casi calculadores.

—Qué escena conmovedora —dijo uno de ellos, su voz tan fría como el aire que nos rodeaba—. ¿Han venido a buscarlo?

Seokjin avanzó un paso, sus ojos lanzando un destello amenazante.

—Déjenlo ir —exigió, su voz firme.

Uno de los nocturnos ladeó la cabeza, divertido.

—Ah, pero eso sería aburrido. ¿Qué tal si hacemos un intercambio? —Sus ojos se posaron directamente en mí y sentí un escalofrío recorrerme—. Tú, pequeño humano.

Un silencio pesado cayó sobre el grupo. Mi respiración se detuvo cuando sentí su mirada atravesarme, como si estuviera desnudando mi alma.

—Deja de jugar —gruñó Taehyung, dando un paso adelante y poniéndose entre nosotros. Sus ojos brillaron con un destello dorado que hizo que el nocturno retrocediera, aunque su sonrisa no desapareció.

—Interesante... —murmuró el líder, entrecerrando los ojos hacia mí—. Tú eres diferente. Brillas, aunque aún no lo sabes.

Su comentario me hizo estremecer y un calor extraño comenzó a acumularse en mi pecho.

—No volverás a acercarte a él —advirtió Yoongi.

—Por ahora —respondió con una burla—. Pero volveremos. Y él vendrá con nosotros, tarde o temprano.

Antes de que Chanyeol pudiera lanzarse hacia ellos, las figuras se desvanecieron entre las sombras, dejando solo el eco de sus risas en el aire.

Cuando el peligro pasó, mis piernas cedieron, pero Taehyung me sostuvo con firmeza.

—Solo querían asustarte —dijo en voz baja, su mirada fija en la mía—. No permitiré que te toquen.

 No permitiré que te toquen

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Escarlata | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora