16.La tormenta

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Jay y Selena jadeaban mientras combatían con todas sus fuerzas. Kara Makarov seguía siendo implacable, ágil y despiadada. En el interior del edificio en ruinas, donde las sombras y los escombros parecían darle ventaja, ella se movía con la fluidez de una asesina experimentada. Cada golpe que lanzaba parecía medido con precisión, cada disparo de su pistola láser obligaba a Jay y Selena a retroceder.

—"¿Cansado ya, Jay?" —se burló Kara, esquivando un ataque de Selena y conectando un golpe en su estómago, que la dejó sin aliento—. "No tienes oportunidad... como siempre."

Jay, a pesar de sus heridas y la fatiga acumulada por su enfrentamiento previo en Rusia, trataba de mantenerse firme. Pero Kara estaba en su elemento, ágil como una pantera. La pistola en su mano despedía ráfagas de energía láser que impactaban cerca de ellos, obligándolos a mantenerse en movimiento.

El sudor cubría el rostro de Selena, su respiración era pesada, pero no iba a rendirse. Con el Éter fluyendo dentro de ella, lanzaba ataques rápidos y precisos, aunque Kara siempre parecía un paso adelante. A pesar de sus esfuerzos combinados, ambos sabían que estaban al límite.

Finalmente, Kara consiguió lo que quería. Con un movimiento rápido y brutal, derribó a Selena, y en el caos de la pelea, logró apoderarse del frasco de Éter líquido que Jay había estado protegiendo con tanto esfuerzo. Jay, arrodillado en el suelo, vio cómo Kara levantaba el frasco con una sonrisa triunfal.

—"Sabes," —dijo Kara, jugando con el frasco entre sus dedos—, "realmente pensé que me lo pondrías más difícil. Qué decepción."

Jay trató de levantarse, pero estaba agotado, su cuerpo temblaba por el uso excesivo del Éter y las secuelas del combate anterior.

Kara, sin perder tiempo, apuntó su pistola hacia Selena, que seguía en el suelo. Selena, exhausta, cerró los ojos mientras veía cómo Kara apretaba el gatillo, lista para disparar a bocajarro.

Pero, en el último segundo, una hoja láser cortó el aire y, en un destello brillante, el brazo de Kara fue amputado de un solo golpe. Dark Blade apareció entre las sombras, su silueta imponente y precisa como un relámpago.

—"Suficiente." —La voz de Dark Blade resonaba fría y sin emociones.

Kara gritó de dolor, llevándose la mano al muñón sangrante, pero antes de que pudiera recuperarse, Alma apareció desde detrás de Dark Blade, levantando su rifle y disparando un tiro directo. La bala de Alma impactó en el hombro de Kara, haciéndola caer hacia atrás y perder el equilibrio. El cuerpo de Kara cayó del edificio, chocando con una serie de andamios antes de estrellarse violentamente en el asfalto de la carretera, a varios pisos de altura.

El frasco de Éter cayó con ella, rebotando contra el pavimento.

—"¡No ha terminado!" —jadeó Jay, mirando a través del borde del edificio. El cuerpo de Kara yacía en el centro de la carretera, inmóvil por unos segundos, pero pronto, unos nuevos enemigos aparecieron en escena.

Estos nuevos oponentes eran extraños, como si fueran mitad humanos, mitad máquinas. Sus cuerpos brillaban con partes metálicas, y sus movimientos eran fríos y calculados, casi robóticos. Las luces de sus ojos artificiales brillaban con una intensidad aterradora mientras se acercaban rápidamente.

El legado de KasiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora