22 (FINAL)

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HEESEUNG

Las dos semanas siguientes transcurrieron tranquilamente. No hubo más noticias de la guarida. No más visitas extrañas, no más amenazas.

Heeseung aún no podía evitar la sensación de estar esperando a que cayera el otro golpe.

Lo cual no significaba que las dos últimas semanas no hubieran sido las más felices de la vida de Heeseung -no es que hubiera mucha competencia en ese sentido, al menos no antes de llegar a Seúl-.

Habían sido, sobre todo, una revelación en todo lo relacionado con Jake.

O quizá una... intensificación.

Porque no fue hasta que las barreras de Jake se relajaron que se dio cuenta de cuántas había habido, de lo aterrorizado que había estado su vampiro ante el juicio y el rechazo.

Era como si la transformación de Heeseung, ahora rematada con la nueva seguridad de que Jake podría quedarse en Seúl todo el tiempo que quisiera, hubiera derribado la última barrera en su mente sobre ellos dos, la última capa de inseguridad sobre sus debilidades percibidas.

Jake ya no fingía que no odiaba estar solo. Era abierto sobre el hecho de que quería a Heeseung a su lado todo el tiempo, si era posible. Tenía claro cuánto deseaba que lo tocaran. Que lo abrazaran, en realidad.

Se metía constantemente bajo el brazo de Heeseung, o se le echaba en la espalda.

Cuando estaban solos en casa, se ponía de puntillas, le rodeaba el cuello con los brazos e  insistía en que lo llevara en brazos por toda la casa.

La primera vez se había mostrado adorablemente tímido, pero la satisfacción de Heeseung a través del vínculo lo tranquilizó rápidamente y ahora Jake nunca dudaba en iniciar cualquier tipo de  contacto. Porque eso era lo que estaba empezando a comprender:  Jake podía ser codependiente, pero Heeseung era igual.

Se deleitaba en la necesidad que Jake tenía de él, en su constante contacto físico.

Su bestia... tenía hambre... siempre, de Jake.

Y eso llevaba, a menudo, a formas más íntimas de contacto. 

Enfrentado al monstruoso apetito de Heeseung por él, Jake se había sentido más cómodo pidiendo lo que había empezado a llamar ‘tiempo de amor’, en el que se recostaba y dejaba que Heeseung adorara su cuerpo, lo desmenuzara pieza a pieza mientras le decía todo el  tiempo lo perfecto, lo magnífico, lo bueno que era.

Era el puto pasatiempo favorito de Heeseung.

¿O era ver películas, cuando Jake hablaba de cada escena, con sus reacciones en voz alta, sincera y ridícula? ¿O era cada momento en que se le permitía estar al lado de Jake?

Así que ahora Heeseung se encontraba en Death by Coffee, esperando a su vampiro, contento de estar allí para que Jake saludara y sonriera entre clientes, aceptando las cejas levantadas sardónicas de Jungwon ante su elección de material de lectura -Jane Eyre, por insistencia de Jake-.

Y entonces, mientras Heeseung pasaba otra página de su ridículo libro, entró un hombre fornido de cabello oscuro, sacudiéndose la nieve de las botas en la puerta y allí estaba el otro zapato.

Ishikawa Usui, antes mano derecha de su padre, ahora de su hermano.

Observar la forma familiar en el café, ver a una de las personas  exactas que había estado temiendo que lo siguieran finalmente allí...  fue sorprendentemente anticlimático.

Eat me up. (HeeJake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora