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Lunes por la mañana y había que regresar al trabajo

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Lunes por la mañana y había que regresar al trabajo. Normalmente sería Pip quien despertara primero para arreglarse con tiempo y dejar todo listo para cuando el mayor tuviera que irse, sin embargo, los cólicos matutinos le atacaron sin piedad haciendo que el pelinegro no dude en ir a preparar uno de sus té favoritos para aliviar un poco el dolor.

Mientras esperaba a que el líquido estuviera lo suficientemente caliente, tomó una de sus pequeñas bolsitas donde normalmente organiza algunos utensilios de viaje y empezó a empacar un improvisado kit para su novia; colocó toallas sanitarias, analgésicos por si el dolor volvía a atacar, unos de esos parches térmicos y algunos cuantos dulces por si tenía mucho estrés durante el día.

Después de cerrarla, agarró una taza del estante y comenzó a servir el té para su querida novia, dirigiéndose luego con ambas cosas en mano hacia la habitación.

—Ya está, cariño.—Se acercó a la menor con una sonrisa, extendiéndole la taza.

—Gracias, amor... ¿Qué es eso?—Señalo la bolsita que Ravi le dejó a su lado mientras la veía organizar su ropa.

—Lo prepare para ti, no quiero que tengas un mal día en el trabajo solo por tu período.

La menor lo observo un rato antes de abrir el cierre y ver por encima el contenido, se sorprendió al notar que estaba todo lo básico para esa clase de días tan horribles, sonrió con dulzura a el mayor incluso si esta se encontraba de espaldas y se encaminó hasta quedar tras el. Lo abrazó besando su nuca, provocando un escalofrío en la espalda de el pelinegro y que volteara para quedar cara a cara.

—Gracias por todo. Te lo compensaré en cuanto acabe con esta tortura mensual.

—S-sabes que no es necesario, amor.

—No era una pregunta...—Sonrió colocándose de puntillas para alcanzar los labios de el más alto sin llegar a profundizar el beso.—Iré a ducharme, cariño, me siento mejor.—Se alejó aún viendo el sonrojo y la mirada perdida de el mayor.

—Claro, aquí te espero...

El chico siguió en lo suyo, ignorando la risilla burlona que soltó la castaña antes de salir del cuarto y suspiro audiblemente intentando calmar sus acelerados latidos.

Puede que lleve mucho tiempo siendo el novio de Pip, pero eso no significa que haya dejado de sentirse nervioso cada que está ante la presencia de la menor.

Puede que lleve mucho tiempo siendo el novio de Pip, pero eso no significa que haya dejado de sentirse nervioso cada que está ante la presencia de la menor

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Mimos | PipraviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora