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El día en la oficina no pudo ser peor, Pip estuvo molesta con todos "sin razón aparente" según sus compañeros, pues incluso habiendo intentado el tratar a todos con normalidad, no lo logró

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El día en la oficina no pudo ser peor, Pip estuvo molesta con todos "sin razón aparente" según sus compañeros, pues incluso habiendo intentado el tratar a todos con normalidad, no lo logró. Su jefa, pese a lo comprensiva que es con la situación, le llamó la atención al menos unas cinco veces advirtiéndole que debía guardar la compostura; ella solo pudo bufar y rodar los ojos con fastidio.

Casi se sentía que iba a gruñirle a alguien en cualquier momento; ese escenario no se veía tan imposible en estos instantes.

Apenas tuvo la oportunidad, se encerró en su oficina y no volvió a salir a menos que fuera totalmente necesario; lo cual fue únicamente en dos ocasiones y en ninguna le dirigió la palabra a nadie.

Fue inevitable el suspiro que salió de sus labios cuando se percató de que su hora de salida se acercaba cada vez más; lastimosamente, Ravi salía más tarde que ella y tendría que irse caminando sola hasta su hogar, el cual realmente no estaba tan lejos, pero con el dolor en su vientre se sentía como un infierno andante.

O al menos pensó que sería así hasta que la puerta de su oficina fue abierta, mostrando a una sonriente castaña que ella conoce muy bien.

—¿Quieres que te lleve? Naomi vino por mí, podemos pasar a dejarte.—Ofreció amablemente.

—Cara...—Pronunció con suavidad el nombre de su mejor amiga.—Muchas gracias, ya salgo.—Otorgó su primera y única sonrisa del día a la chica.

—Te espero afuera, Pips.—Salió con paso calmado dejando a la castaña organizando sus cosas.

Pip en verdad aprecia a Cara, ella fue una de sus primeras amistades reales y la que más la ha apoyado en cualquier circunstancia. No por nada se conocen de hace casi dos décadas.

Aún con una ligera sonrisa y sus pensamientos divagando en el día que se conocieron, terminó de alistar su bolso y salió con sus gafas en mano para luego cerrar con llave. Se dirigió con cierta rapidez a la salida del lugar donde encontró a su amiga entre los brazos de una pelinegra que ella conoce muy bien.

—Buenas noches, Nao.

—Oh, Pip, ¿cómo has estado?—Pregunta sonriendo mientras envuelve su brazo en la espalda de su hermana.

—Podría estar mejor, ¿qué tal tú?

—Por suerte todo ha ido bien.—Se separa de Cara y abre la puerta de atrás.—Sube, seguro estás cansada.

Pip no dijo más, subió con una sonrisa de agradecimiento y se recargó en el asiento mientras observaba a la pareja de hermanas subir y tomar sus respectivos lugares. Cerró los ojos sintiendo el motor ser encendido y al vehículo moverse lentamente.

Durante el corto pero relajante camino no abrió los ojos ni en una ocasión, podía escuchar claramente a Naomi y Cara hablar en voz baja sobre su trabajo y lo que cenarían al llegar a su hogar; no pudo evitar pensar en Ravi y ella, seguramente el pelinegro también estaría muy cansado y hambriento.

Se estiró vagamente cuando Ward le dio el aviso de que había llegado a su destino, tomó su bolso nuevamente y abrió la puerta para salir mientras agradecía perezosa a las chicas.

—Nos vemos mañana, Pips.—La castaña se despidió con un movimiento de mano.

—¡Hasta luego, Pip!—Se oyó su grito antes de volver a avanzar por la calle.

Dio media vuelta sacando las llaves de su pantalón y con pasos lentos llegó a su departamento. Se recostó un rato con la excusa de descansar un poco antes de la llegada de Ravi. Sin embargo, no midió bien el tiempo y terminó quedándose dormida incluso después de que el mayor llegara al hogar y esta la viera recostada en el sofá de la sala.

Ravi se sorprendió un poco pero no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver lo linda que es su novia cuando duerme. Dejó su saco y zapatos a un lado mientras arremangaba su camisa; se acercó decidido a la menor y la cargó en brazos para llevarla a su cuarto.

—¿Amor?—Su voz desconcertada salió ronca debido al sueño.

—Tranquila, Sargentita, vuelve a dormir.—Dice mientras la acomoda en las suaves cobijas de su cama.

—¿No tienes hambre?

—Solo un poco; iré a preparar algo rápido para los dos.—Besó su frente, sonriendo.—Espérame aquí, no me tardo.

Pip sonrió al ver a su novio salir de la habitación y se levantó para acomodar un poco el espacio haciendo que fuera cómodo el comer allí.

Unos pocos minutos después Ravi volvía con una bandeja en manos, llevando en esta unas cuantas tostadas con mermelada, dos grandes vasos de leche tibia y algo de fruta en un tazón.

—No es mucho, pero ya es tarde para comer algo más pesado.—Exclamó mientras se sentaba al lado de la menor.

La castaña agradeció con un corto beso en sus labios. Comenzaron a comer tranquilamente mientras veían la televisión en un canal aleatorio.

Al terminar, dejaron la bandeja en la mesita de al lado y fueron a ducharse juntos para no perder más tiempo. No hubo otras intenciones en esa acción; claro que no faltaron los besos y caricias espontáneas, pero estos no fueron los protagonistas del momento.

Tan pronto como salieron del cuarto de baño, se colocaron sus pijamas y Ravi nuevamente cargó a Pip para dejarla sobre el colchón y recostarse sobre ella, entre sus piernas.

Se miraron con un cariño indudable durante algunos minutos, presenciando cómo los ojos de el contrario reflejaban su imagen propia y se iluminaban con lentitud. Compartieron un último beso lento y suave entre sonrisas antes de acurrucarse contra el otro; Pip escondiendo su rostro en el cuello del mayor y Ravi acariciando su cabello mientras la acercaba más.

—Te amo, Ravi.—Murmuro la castaña contra su piel, haciéndolo suspirar pesadamente al sentir el beso en su cuello.

—Te amo mucho más, Sargentita.—Devolvió besando la parte superior de su cabeza, sintiendo a la menor sonreír y apretar el abrazo.

—Devolvió besando la parte superior de su cabeza, sintiendo a la menor sonreír y apretar el abrazo

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Dedicado a sadiekanechase y jezabelcrn por apoyar esta adaptación incondicionalmente.

¡Gracias por leer!🌲

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