Mimos | Pipravi

09

El dia anterior luego de que llegaron de sus respectivos trabajos, los mutuos mimos y atenciones no se hicieron esperar en el hogar Fitz-Singh. Ambos se expresaron en incontables ocasiones lo agradecidos que están con el otro, recordando el profundo amor que se tienen y lo afortunados que piensan que son por haber encontrado a alguien tan perfecto. No tardaron en irse a la cama entre besos y caricias inocentes hasta que el sueño se apoderó de ellos y lograron descansar con una sonrisa en sus labios.

Pero hoy es algo más complicado a comparación pues es exactamente mitad de semana y el último día de período de la menor, siendo uno de los más detestables ya que por alguna razón su cuerpo decide multiplicar al triple cualquier tipo de malestar.

Y eso lo recordó tan solo al despertar, los insoportables cólicos la abrumaron a tal punto de incluso despertar a el pelinegro a su lado únicamente con sus quejidos. Ravi no dudó en preparar un té para su querida novia pero sorprendentemente este no dio resultados, así que como última opción corrió a la sala de estar y volvió tan rápido como se fue.

—¿Prefieres una pastilla, cariño?—Pregunta llegando con la cajita en manos.

La menor ni respondió, se la arrebató e ingirió dos de golpe en un intento de calmar pronto el dolor; Ravi vio esto un poco impresionado puesto que ni siquiera utilizó agua para pasarlas.

—... Voy a... Preparar la bañera para cuando se calmen... Luego prepararé tu ropa.

Se dirigió sin prisa al cuarto de baño sabiendo que el medicamento tardaría en hacer efecto. Mientras tanto, Pip seguía en posición fetal y quejándose de haber nacido con útero teniendo que soportar eso cada mes.

Aunque probablemente, de haber sido hombre, la más bajita nunca habría salido con el; conoce de sobra el comportamiento de su novio hacia estos tipos y, por supuesto que no lo culpa. La mayoría son desagradables.

Ahora un poco despejada del dolor, pudo divisar a el mayor saliendo y dirigiéndose al armario, así que sin palabras de por medio fue directo a bañarse en espera de que el agua caliente le ayude.

El pelinegro no se molestó ante dicha acción, prefiere eso a que esté gritando como el primer día; sabe que Pip no lo hizo con intención de lastimarlo u ofenderlo pues su relación siempre se ha basado en excelente comunicación y básicamente nulas discusiones, por tanto no lo tomó a mal y decidió ponerse en sus zapatos, porque incluso si el mismo no sufre de malestares menstruales, sabe muy bien que estos no son simples molestias y ya. Aparte, el siempre estará gustoso de cuidar a su novia.

Y eso mismo haría durante este día, y claro, también hasta que ella lo permita, por ahora se conforma con arreglar todo para aminorar los síntomas de la menor y que al llegar a su departamento en la noche puedan dormir acurrucados sin que haya algún otro tipo de percance.