Capítulo XI

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Me sentía incomoda con ganas de irme de allí. La conversación se había vuelto tensa y sentía que la presencia aquel hombre imponente no me estaba ayudando en nada. Sentía la resaca, las ganas de vomitar no me ayudaban y el resultado final de nuestra noche juntos tampoco ayudaba en nada. Todavía podía escuchar el tono de su voz: estaba claro lo que pensaba de mí y me sentía defraudada, vacía y estúpida. 

¿Por qué en el nombre del cielo me había dejado convencer por aquel motero infernal? Oscuro, impulsivo, de vida bohemia, apasionado, impredecible y caprichoso; en esto último era como su maldito hermano: el hombre que me había partido el corazón.

Había hecho una lista mental de las cosas que me faltaban para terminar con mi trabajo. Y eran bastantes.

Tenia que reconocer que el lugar tenía mucho encanto. 

Suspiré mientras me decía a mí misma que debía recuperar el control de la situación. La clienta tenía la voz final en todo aquello y pensaba que la temática bien podía despertar su entusiasmo. Además del estilo boho-chic que tenía previsto al principio también le había propuesto un estilo romántico.

Me había fijado en que el local del amigo de Jack tenía un hermoso jardín interior donde muy bien podrían distribuirse las mesas que ocuparían los ochenta invitados que Beth tenía previsto.

Si todo lo demás del menú iba a resultar tan sabroso como la paella que habíamos cenado el día anterior Jack y yo, estaba claro que iba a resultar un acierto. El vestido de novia no me preocupaba porque su madre había decidido ocuparse del asunto y asesorar en persona a su pequeña en la tediosa tarea de elegir el conjunto más adecuado. Además la señora Clara Mendizábal se había tomado esto último como un desafío personal, con lo que me ahorraba también el engorro de tener que tratar con el novio. Porque estaba claro que mi ex iba a tener que ir conjuntado con el traje de su futura esposa.

No hacía falta que ella me dijera qué había visto en él. Recordaba perfectamente lo guapo que era y el efecto halo que tenía sobre todos aquellos que lo conocían.

Y eso me hizo recordar eventos que prefería olvidar. 

Su frialdad, la forma en que hacía  sentir su indiferencia era un doloroso recuerdo para mí. El sufrimiento asociado a la soledad que me había hecho sentir justo cuando más lo necesitaba hacía que mi corazón se encogiera. En esos instantes agradecí a Jack Callaghan el haber irrumpido de aquella manera en mi vida. 

Pero también estaba disgustada con él.

"Jack , eres todo lo que no necesito ahora mismo..." me dije mientras intentaba olvidar todo lo que habíamos compartido la noche anterior.

Porque él me había hecho arder, como ningún otro había hecho antes. Y su voz me suponía una tortura...me encendía solo recordar lo que me había hecho sentir; quizá fuera que mis sentidos estaban alterados por todo lo que había bebido, pero era muy consciente de lo que aquel hombre infernal despertaba en mí.

Yo era una mujer completa en sus brazos y me consumía la idea de volver a tenerlo. Sin embargo, también me daba cuenta de que aquello  podía ser tan peligroso como un veneno lento. De alguna manera, el pasado volvía a mí y era algo que me torturaba. 

No estaba dispuesta a ceder a la tentación de volver a sumergirme en sus  fuertes brazos como una tonta; no, debía evitarlo. Esa maldita noche de alcohol y confidencias al lado del puerto seguía pesándome en la conciencia, me recriminaba haber sido tan débil.

No me llames en septiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora