Bokuto Kotaro es una de las personas más lindas que tuve la suerte de conocer.
Y... es mi novio. Poco fácil de creer.
Pero para que lo sea, tuvimos que pasar por mucho. Esto fue como una montaña rusa de emociones.
Así que... ¿Qué esperas para leer?
...
—Es que te tengo demasiado cerca. ¡Necesito besarte cada dos segundos!
Y me robó otro beso.
Estábamos en su casa. Ya llevábamos dos semanas saliendo pero... seguíamos sin tocar el tema. Yo lo categorizaba como eso sin siquiera saber si realmente estábamos en algo. No sentía que podía hablar con él y él tampoco parecía interesado en hacerlo. Esa actitud de Kotaro me ponía muy nervioso pero era porque a mí me gustaba soñar de más y pensaba que si en el futuro era así, ¿qué sería de nosotros?
¿Siquiera tendríamos uno?
—Kotaro, ¡detente!
Su risa me terminó haciendo sonreír. Estábamos sentados en el suelo, yo casi en su regazo mientras terminaba de arreglar su cabello. Queríamos peinarnos diferente a lo normal y como era sábado por la noche, teníamos todo el tiempo del mundo.
—Estoy intentando que tu cabello quede como el de Kuroo-san —murmuré concentrado. Él rió acariciando mi cintura.
—Me hace tan feliz tenerte así.
—¿Ah sí? ¿Por qué?
—¿Cómo que por qué, amor? —preguntó con un puchero—. Porque desde que te conocí siempre quise que estemos así. Me gustas desde hace mucho, en serio que soñé con esto.
—¿Con esto? —inquirí intentando llegar al tema de conversación con el que estoy sufriendo hace días—. ¿Hablas de nosotros?
—Pues sí, ¿si no de qué más? —acarició mi cintura—. Hablo de nuestro noviazgo.
Me detuve en seco.
¿Noviazgo?
—¿Ah?
Lo miré sorprendido, bajando mis brazos. Kotaro me miró curioso y confundido, ladeando suavemente su cabeza. Parecía un cachorro.
—¿Qué pasa?
—¿Noviazgo?
—¿Qué pasa? —repitió. Realmente no entendía.
—¿Somos novios, Kotaro?
Era imposible. ¡No podía recordar con exactitud en qué momento me había pedido ser su novio! Claro que lo recordaría, no había manera de que no me hubiera dado cuenta que estábamos en una relación.
—Pues sí.
—¿Y cuándo pensabas decírmelo?
Lo miré casi molesto. Él ni siquiera se inmutó.
—Pensé que ya lo sabías, mi amor.
—Pues no —murmuré regresando a mi trabajo en su cabello—. Pensé que no éramos nada. Como no hablabas del tema, lo dejé estar.
Bokuto rió dulcemente.
—No hablaba porque pensé que pensábamos lo mismo —acarició mi cintura una vez más. Yo suspiré—. Supongo que no. Lo siento, Akaashi. ¿Qué tal si te pido ser mi novio?
Mariposas. Ugh.
—Está bien. Gracias...
—Genial —rápidamente me robó un beso. Yo lo miré atontado—. Entonces prepararé la mejor pedida de noviazgo de tu vida. Y la única, obviamente —reí—, seré tu primer y último novio... Espera, soy tu primer novio, ¿verdad?
Asentí tranquilo. Él sonrió más. Ególatra.
—¡Eso solo me hace más feliz!
—¿Por qué?
—Porque quiero ser tu primer todo.
—¿Yo soy tu primer todo? —Lo miré a los ojos. Él negó apenado—. Oh.
—He tenido más relaciones con más personas. No es que diga que tuve una pareja por mes pero sí he estado con alguien no temporalmente —explicó. Yo asentí—. Y claramente me arrepiento haber perdido todo ese tiempo.
—¿Por qué?
—Porque lo podría haber aprovechado contigo... ¡O buscándote en Japón hasta encontrarte! —terminé riendo. Él me robó otro beso—. Aprendí mucho de mis otras relaciones pero contigo siento que será para toda la vida.
Sus ojos clavándose en mí causaron un escalofrío en todo mi cuerpo. ¿Hablaba en serio? Su seriedad llegaba a preocuparme.
—Te voy a enamorar más de lo que estoy de ti. ¡Seremos la pareja más hermosa y romántica de todo el mundo!
Era increíble el efecto de sus palabras en mí. O de simplemente él. La dulzura de Bokuto se adentraba entre mis venas de tal forma que terminaba sonriendo como un tonto.
Asentí.
—Está bien, Kotaro. Tomaré tu palabra.
Y él festejó tomando mis manos para comenzar a llenar de besos mi rostro.
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