Capítulo 11

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Larisa Roman

Me desperté con las manos de Stefan masajeando mi cabeza.
  -Ey, preciosa...despierta...- dijo su voz melosa.
Giré mi cabeza para mirarle, sus ojos tenían una mezcla suave, amorosa pero aún así, sádica.
   -S-stefan... Por favor...déjame ir a casa...- hablé con voz temblorosa.
Stefan se rió entre dientes.
   -Aw, cariño. No puedo dejarte ir. Y menos con esta sorpresa...- giró la cabeza a un lado de la habitación. En ese momento vi a Saray, atada a una silla, desnuda por completo con marcas por su cuerpo.
   -¿P-pero qué...?- respondí aturdida.
Stefan río y despertó a Saray.
   -Ya que estáis las dos despiertas...quería deciros a las dos, que...hm...- se giró y miró a Saray - vas a morir hoy.
Ambas abrimos los ojos como platos, Saray ya tenía lágrimas acumulándose en sus ojos.
   -¿Q-qué? Stefan, ¡¿de qué coño estás hablando?! ¡Déjame irme a casa! ¡Ayuda!- Gritó Saray, pero fue rápida callada por un bofetón de Stefan.
    -Te callas o te arranco los dientes de la boca, ¿entendido, puta?- dijo Stefan. Enojado.
Saray solo asintió, asustada.
Stefan se giró y me miró. Con un suave movimiento sacó su arma de la funda que lleva alrededor de la cintura y la puso en mi regazo.
Se movió detrás mía, y mientras hablaba, empezó a deshacer los nudos alrededor de mis muñecas.
   -Larisa...mi amor...tienes dos opciones. El arma está en tus manos. Puedes, opción uno, matarme a mí y escapar con Saray, u opción 2, puedes matar a Saray y te quedarás conmigo. Si matas a Saray, sabré lo mucho que me amas. Porque es así, ¿no? Me amas, ¿verdad? Yo se que si...- su voz suave como la seda susurró en mi oído.
Ahora estaba confusa. Sí, me gusta Stefan..y Saray me cae mal. Pero...joder, me da pena. Miré a Saray, entonces a Stefan. Después de 5 minutos, por fin me decidí. Agarré la pistola y la apunté hacia Saray. Sus ojos se abrieron tanto que pensé que se le iban a salir de las cuencas. Stefan me miraba con una sonrisa orgullosa.
Mi dedo bajó hacia el gatillo, temblando. Aparté la vista de Saray, empezando a apretar el gatillo. Pero rápidamente, Stefan me quitó el arma.
   -No cariño...así no..-dijo riendo entre dientes.
Le miré confusa, preguntando en qué manera tendría que matarla. El sonrió de oreja a oreja, acercándose a Saray y atando sus piernas abiertamente. El me desató completa, y me acercó a Saray.
   -Mira como tiembla la perra... Quiero que metas el cañón de la pistola es su coño. Y que aprietes el gatillo...eso demostrará cuando me amas.
Me quedé patidifusa, miré a Saray. Luego a su cuerpo. Me entraron los celos de nuevo y me acerqué a ella. Mi mente repetía la misma palabra una y otra vez. Puta, puta, puta...
Bajé el arma hasta su abertura, metiendo el cañon poco a poco. Que sufra la perra. Que me tenga miedo. Stefan se puso detrás de ella, sus manos acariciando su cara.
     -Que bonita eres, Saray...- su voz dijo, testeando mi paciencia y mis celos.
Tiré del gatillo sin pensarlo, Saray echó un grito. El abdomen de Saray se abrió cuando la bala hizo contacto. Saqué el arma de su interior y dispare a su pecho 3 veces. Finalmente, Saray dejó de respirar. Di dos pasos hacia atrás, mirando el cuerpo sin vida. Stefan sonrió y se me acercó, sus manos puestas en mi hombro.
      -Muy bien...así me gusta...- dijo, dando besos en mi cuello antes de moverse al lado h sacando una camisa larga y dándomela con mi ropa interior.
   -Ponte esto, te vas a venir conmigo.- dijo sonriente.
Rápidamente me puse la camisa y empecé a seguirle fuera del bosque. Una vez fuera de el, nos metimos en un coche que alquiló y empezó a conducir. Estaba sentada de copiloto, mirando por la ventana. Una de sus manos en el volante y la otra en mi muslo. Sinceramente su tacto me daba comodidad y un poco de calor. Creo que el se dió cuenta de como me sentía, y subió su mano un poco más en mi muslo, cerca de la parte interna de aquel.
   -Me encantas, Larisa... muchísimo.
Miré a Stefan.
    -Pero... pensé que te encantaba Saray.- respondí atónita.
    -Ella no era lo mismo que tú. Ella nunca hubiera matado a alguien por amor. Pero tú si...por eso me encantas...- su mano subió hasta tocar mis panties. Su mano tocó suavemente mi intimidad. Podía sentir como segundo por segundo me empezaba a mojar. El, con una sonrisa afectada, me miró por un segundo.
   -¿Te gusta lo que hago? Hm...eres perfecta para mi...- apretó más su dedo contra mi.
Me mordí el labio y miré a otro lado. No podía mirarle a la cara con lo que estaba haciendo. El siguió apretando y formando círculos sobre mi protuberancia sensible. Gemidos suaves salían de mi boca, no podía contenerlos. En un segundo, el coche se detuvo a una parte de la carretera. Quitó la mano de  mi intimidad y abrí los ojos.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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