Una semana había pasado desde la última vez que Jin había visto a Namjoon. Se había sumido en su vida de siempre, volviendo a la rutina, tratando de ignorar lo que había ocurrido entre ellos. No había sido fácil. Cada vez que se detenía, su mente lo traicionaba con recuerdos de la forma en que Namjoon lo miraba, de la sensación de sus manos, de la calidez de su voz. Pero Jin no podía permitir que esos pensamientos lo dominaran. Tenía que ser realista. Tenía que volver a Seúl. Allí era donde pertenecía. No en aquel lugar alejado, donde las emociones amenazaban con romper todas las barreras que había construido durante años.
"Estoy comprometido", se recordó a sí mismo, como un mantra que repetía para convencer a su propio corazón. "Voy a casarme pronto". Una frase que sonaba vacía en comparación con lo que había sentido en esos momentos con Namjoon.
Ese día, después de una semana de silencios y pensamientos enredados, decidió regresar al lago. El mismo lago donde todo había comenzado. Caminó despacio, como si sus pies fueran conscientes de que estaba a punto de enfrentarse a algo más profundo que sus propios pensamientos. El lugar estaba desierto, lo cual le proporcionaba cierta paz. Se sentó cerca de la orilla, contemplando cómo el sol se desvanecía lentamente, dando paso a los colores cálidos del atardecer que se reflejaban en las aguas tranquilas.
El silencio lo rodeaba, pero no era incómodo. Era un silencio que permitía que sus pensamientos finalmente fluyeran sin barreras. Y en medio de esa calma, Jin aceptó lo que había estado negando toda la semana: estaba enamorado de Namjoon. No era una atracción pasajera, ni una confusión momentánea. Era real. Lo sentía en su pecho, en cada fibra de su ser. Namjoon lo había hecho sentir de una manera que nadie más había conseguido.
Pero al mismo tiempo, no podía entregarse a ese sentimiento. Tenía una vida en Seúl, y romper ese compromiso sería egoísta. No quería arrastrar a Namjoon a ese caos. No quería herirlo, a pesar de que, en el fondo, sabía que ya lo había hecho.
Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer justo cuando Jin decidió marcharse. El cielo, que había estado despejado hacía tan solo unos minutos, se oscureció rápidamente, y lo que empezó como una ligera llovizna se convirtió en una tormenta intensa. Jin no buscó refugio. De hecho, la lluvia lo hacía sentir más vivo. Caminó bajo el aguacero, permitiendo que el agua corriera por su piel, enfriando el calor de sus pensamientos. Había algo liberador en eso, como si la lluvia pudiera lavar todo lo que lo atormentaba
En medio del estruendo de la tormenta, un grito resonó en la distancia.
—¡Jin!
No necesitaba voltear para saber de quién se trataba. El corazón de Jin se aceleró de inmediato. Esa voz era inconfundible. Namjoon lo había encontrado.
Siguió caminando, intentando ignorar el grito, pero entonces lo escuchó de nuevo, más fuerte, más desesperado.
—¡Jin!
Se detuvo en seco, sintiendo una mezcla de emociones contradictorias. El deseo de seguir huyendo luchaba con la necesidad de enfrentarse a lo que sentía. Finalmente, se dio la vuelta.
Allí, en medio de la lluvia, estaba Namjoon. Estaba empapado, completamente vulnerable. Su camiseta, ahora pegada a su piel, revelaba su cuerpo definido. Su mirada, sin embargo, era lo que atrapaba a Jin. Los ojos de Namjoon brillaban bajo la luz de la luna que se filtraba entre las nubes, como si reflejaran todo lo que sentía. Había urgencia, desesperación y algo más... algo que Jin no quería reconocer, pero que lo golpeaba en el pecho.
Namjoon se paró frente a él, sin decir una palabra. No hacían falta. Sus ojos lo decían todo. Ambos habían estado en silencio durante toda la semana, pero ahora, el silencio entre ellos era diferente. Era el silencio de la verdad que no podía ser ocultada.
Jin dio un paso hacia Namjoon, y antes de que este pudiera reaccionar, lo abrazó. Lo sostuvo fuerte, con desesperación, como si ese fuera el último momento que compartirían. Namjoon, sorprendido al principio, respondió al abrazo, envolviendo a Jin con la misma intensidad. Ninguno de los dos quería soltarse.
Bajo la lluvia torrencial, Namjoon susurró contra el oído de Jin:
—Me gustas demasiado, Jin.
Las palabras, tan simples y sinceras, lo atravesaron como un rayo. Jin se tensó, su corazón latiendo descontroladamente. Durante toda la semana había intentado convencerse de que esto no podía suceder, de que debía alejarse. Pero ahora, con Namjoon entre sus brazos, nada parecía importar más que el hecho de que ambos estaban juntos en ese instante.
Quería decirle que él también lo quería, que lo deseaba más que a nada en el mundo. Pero las palabras se quedaron atascadas en su garganta. Su mente estaba nublada por el conflicto entre lo que sentía y lo que sabía que debía hacer. En lugar de hablar, lo abrazó más fuerte, como si pudiera transmitir todo lo que no podía decir con palabras.
Finalmente, Jin aflojó el abrazo. Su corazón estaba roto, pero sabía que lo que iba a hacer era lo correcto. Se alejó de Namjoon, dando un paso atrás.
—Déjame solo, Namjoon —dijo, con la voz temblorosa.
Namjoon lo miró, desconcertado, con el dolor claramente reflejado en su rostro. Intentó acercarse de nuevo, pero Jin lo detuvo con una mano levantada.
—Por favor… —suplicó Jin—. No me sigas.
Y sin esperar una respuesta, giró sobre sus talones y empezó a correr. Las lágrimas se mezclaban con la lluvia, pero no podía detenerse. Si se detenía, sabía que caería. Sabía que cedería a sus propios sentimientos y le haría daño a Namjoon más de lo que ya lo había hecho.
Namjoon, paralizado por la tormenta y por las emociones que lo abrumaban, lo vio alejarse. Sus piernas querían correr tras él, pero no podía moverse. El dolor en su pecho era abrumador, como si algo dentro de él se hubiera roto de forma irremediable. La lluvia golpeaba su piel, fría y despiadada, pero eso no lo hacía sentir más fuerte. De hecho, sentía como si el peso del mundo hubiera caído sobre él.
Y allí, en medio de la tormenta, las lágrimas comenzaron a caer, mezclándose con la lluvia, mientras Namjoon se quedaba de pie, solo y deshecho.
ESTÁS LEYENDO
Closer
Fanfiction" 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒔𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆𝒏 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 𝒃𝒐𝒏𝒊𝒕𝒂 " Namjoon es un maestro de primaria en el campo, el amaba su vida pero algo cambia cuando Jin llega a su vida un actor y modelo que antes de casarse va al campo a despejar...