Namjoon estaba ansioso por ir a la escuela esa mañana. Sabía que tenía que pedir esas vacaciones, pero lo hacía con la ilusión de pasar un mes entero con Jin, en un lugar tan especial como Jeju. Mientras caminaban juntos hacia la escuela, Jin lo acompañaba, esperando afuera mientras Namjoon hablaba con el director. Los dos se miraron antes de separarse, compartiendo una sonrisa llena de expectativas.
—No tardaré —le dijo Namjoon, dándole un suave apretón en la mano antes de desaparecer en el interior del edificio.
Jin se quedó esperando en la entrada, observando cómo los niños jugaban en el patio. Le parecía curioso estar en ese entorno tan diferente al suyo. Aunque se sentía algo fuera de lugar, no podía evitar sonreír ante la alegría que los pequeños irradiaban.
Un niño pequeño, de no más de cinco años, corrió hacia Jin con una sonrisa brillante en el rostro. Se detuvo frente a él, mirándolo con ojos curiosos.
—¡Eres muy lindo! —dijo el niño con total inocencia, sus mejillas enrojeciendo un poco.
Jin se rió, conmovido por la sinceridad del pequeño. —Gracias —respondió, inclinándose hacia el niño para quedar a su altura—. ¿Te gusta jugar?
El niño asintió vigorosamente. —¡Sí! ¿Quieres jugar conmigo?
Jin aceptó sin pensarlo demasiado, y en unos minutos estaban corriendo por el patio, riendo mientras jugaban a atraparse. Jin se sentía libre, casi como si volviera a ser un niño él mismo. Mientras corrían y reían, no se dio cuenta de que Namjoon había salido de la escuela y los observaba desde la distancia. Namjoon se detuvo un momento, viendo cómo Jin jugaba con el niño, y no pudo evitar sonreír. Había algo en esa escena que le tocaba profundamente, como si de alguna manera ya pudiera imaginar una vida con Jin, quizás una familia en algún momento. Aunque nunca lo habían hablado, esa imagen era reconfortante y lo hacía soñar.
Después de unos minutos, el niño fue llamado por su madre y corrió hacia ella, despidiéndose de Jin con una sonrisa. Namjoon se acercó lentamente, con los ojos llenos de ternura.
—¿Haciendo amigos? —bromeó, envolviendo a Jin con un brazo.
—Es difícil resistirse cuando te invitan a jugar —respondió Jin con una sonrisa traviesa—. Además, los niños son encantadores.
Namjoon no pudo evitar pensar en lo bien que se veía Jin con los niños. Esa imagen seguía en su mente, dibujando un futuro que deseaba cada vez más.
Los días siguientes pasaron entre pequeñas rutinas y momentos compartidos. Namjoon se había tomado sus vacaciones en la escuela, y ahora pasaba más tiempo con Jin, disfrutando de cada instante. Iban juntos a pasear por los alrededores del pueblo, a veces simplemente sentándose a observar el atardecer o caminando de la mano bajo el cielo estrellado. Todo parecía tranquilo, como si estuvieran en un pequeño rincón del mundo donde nada más importaba.
Durante las mañanas, Namjoon preparaba el desayuno mientras Jin lo observaba desde la mesa, riendo cada vez que Namjoon luchaba con las recetas más simples, pero nunca sin perder su ternura. Jin apreciaba esos pequeños esfuerzos, incluso cuando los huevos quedaban un poco pasados o el pan demasiado tostado. Todo tenía un sabor especial cuando era Nam quien lo hacía.
A veces, pasaban las tardes leyendo, con Jin apoyado en el hombro de Namjoon mientras las horas pasaban tranquilamente. Había una serenidad en esos días que los hacía sentir completos, como si finalmente hubieran encontrado un refugio en los brazos del otro.
Finalmente, llegó el día de partir hacia Jeju. Se subieron al avión emocionados, con Jin listo para empezar las grabaciones de su programa y Namjoon dispuesto a disfrutar de unas vacaciones que prometían ser inolvidables. El vuelo fue tranquilo, lleno de conversaciones ligeras y risas compartidas. Cuando aterrizaron en Jeju, ambos sintieron la emoción del cambio, la promesa de una nueva aventura.
Al llegar a la pequeña casa que habían alquilado, Namjoon y Jin se quedaron un momento observando el paisaje. La vista del océano, el aire fresco, y el sonido de las olas rompiendo contra la orilla les daba una sensación de libertad. Entraron en la casa, y mientras Namjoon deshacía las maletas, Jin decidió que ya no podía esperar más. Era el momento de hablar, aunque sabía que lo que iba a decir podría cambiar todo.
—Nam… hay algo que necesito decirte —comenzó Jin, su voz suave pero tensa.
Namjoon se giró, notando el tono serio de Jin. Se acercó y lo miró a los ojos, esperando pacientemente.
—Estoy comprometido… —admitió Jin, sus palabras flotando en el aire como una confesión dolorosa—. Se supone que me casaré pronto.
Namjoon parpadeó, procesando la información. Su corazón latía más rápido, pero no de la manera que esperaba. Sin embargo, no mostró enojo ni sorpresa, sino una calma inesperada. Tomó la mano de Jin y lo miró directamente a los ojos, con una sinceridad que atravesaba cualquier barrera.
—No te cases —dijo en voz baja, pero firme—. No importa si no puedo ofrecerte los millones a los que estás acostumbrado. Lo que sí puedo prometerte es una vida feliz, una vida donde cada día tengas una razón para sonreír.
Jin lo miró, sorprendido por la serenidad y el amor en las palabras de Namjoon. Se había preparado para cualquier otra reacción, menos esta. Pero el alivio que sintió al escuchar esas palabras fue como un peso que se levantaba de su pecho.
Namjoon continuó, apretando suavemente la mano de Jin. —Tú mereces ser feliz, Jin. Y si eso es conmigo, entonces no puedo dejar que te cases con alguien más por obligación o expectativas. No necesitas nada más que el deseo de ser feliz.
Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Jin. Sabía que estaba tomando la decisión correcta al estar ahí, con Namjoon. Todo lo demás parecía difuso en comparación con la claridad de los sentimientos que compartían.
Jin se inclinó y besó suavemente a Namjoon, dejándose llevar por la paz que sentía al estar en sus brazos. Ambos sabían que el camino no sería fácil, pero en ese momento, con la promesa de una vida juntos y la libertad que sentían bajo el cielo de Jeju, no había dudas en sus corazones.
Más tarde, salieron a caminar por la playa, tomados de la mano, dejando que el viento les acariciara el rostro y el sonido del mar llenara el silencio entre ellos. Cada paso que daban, más seguros estaban de que el futuro, aunque incierto, sería uno que ambos elegirían juntos.
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Closer
Fanfiction" 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒔𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆𝒏 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 𝒃𝒐𝒏𝒊𝒕𝒂 " Namjoon es un maestro de primaria en el campo, el amaba su vida pero algo cambia cuando Jin llega a su vida un actor y modelo que antes de casarse va al campo a despejar...