El día que cumplí 18 años mamá me llamó por teléfono. Yo estudiaba del otro lado del mundo.
Era joven, mucho mas joven que ahora.
-¿Que deseo vas a pedir, mi corazón?- mi mamá tenía una voz graciosa y dulce. Hoy en día sigue curando mi dolor con solo atender el teléfono.
-Un hombre que nunca pero nunca me deje sola.
Vos llegaste 6 meses después. Hoy en día tengo 24, me dejaste sola. Mi deseo duro poco.
Me olvide como hacer muchas cosas, durante meses deje de leer y escribir, no escuché nunca más ese cantante español que tanto nos gustaba. No volví a esa ciudad europea donde nos dimos cuenta que el amor no funciona. Ya no tengo el pelo oscuro. Mi boca aún sigue siendo pintada de rojo.
Tengo el pelo por la cintura, tatuajes nuevos, anillos decorando mis manos, un master en algo que no me importa, un departamento alquilado en Viena, un novio de pueblo que no le interesa leer a Derrida (y que aprendí que eso también está bien), amigos que me llenan el alma, amigos que ya no son mis amigos, hablo un idioma nuevo, ahora corro todos los días 10 kilómetros, ya no tenemos gente en común, ni siquiera vivimos en el mismo continente.
Aprendí a ser feliz otra vez, aprendí a peinarme para mi y no para vos, ya no vomito los almuerzos y las cenas, aprendí que hay más cosas en la vida.
Soy feliz y lo intento todos los días un poco más.
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Las canciones que escuche mientras lloraba por vos
RomanceEsta es una historia sobre nada. Me dejaron y necesito dejar de sentir dolor hasta en las manos.