Celebración de la boda de Emma y Andrew.
Lauren, necesito tu ayuda.
Lauren se volvió hacia su amigo Andrew. Aunque Emma y él habían
contraído matrimonio hacía meses, sonreía como un recién casado. Se habían casado por la iglesia, allí, en Italia, con la sola presencia del
sacerdote y la abuela de Andrew, y ahora habían querido renovar sus votos acompañados por sus familiares y amigos. De hecho, había tanta gente que parecía como si hubieran invitado a todas las personas que habían conocido a lo largo de su vida.Entre tantos invitados elegantes, Lauren llamaba la atención. Y no
porque no fuese bien vestida, que lo iba, sino por quién era: una mujer que había salido de la pobreza gracias a su esfuerzo y a su ingenio y que no se avergonzaba de sus orígenes. De hecho, torcía los labios con desprecio cuando tenía delante a un miembro de la élite europea, esas personas de familia adinerada que no tenían ni idea de lo cruel que podía ser la vida.—Necesito que me eches una mano con la hermana de Emma, Camila.
Los ojos verdes de Lauren siguieron la mirada de su amigo hasta posarse en una joven que estaba a unos metros de ellos, sola, observando a la gente a su alrededor. Para ser hermana de Emma Cabello Estrabao, no
podría ser más distinta de ella. Mientras que la esposa de Andrew era rubia, esbelta y delgada, Camila tenía el cabello castaño, como las mujeres de los cuadros de Tiziano, una figura curvilínea y era más bien bajita. Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, Lauren la recorrió con la mirada.—¿Quieres parar? —la increpó Andrew.
Lauren apartó la vista de ella y lo miró.
—Bueno, ¿y qué es lo que quieres que haga? —le preguntó.
—Verás, es que… Emma adora a Camila; siempre está pendiente de ella.
Lauren enarcó una ceja.
—Pues a mí me parece que ya es mayorcita como para cuidarse sola.
—Puede ser. Pero es que me gustaría que Emma disfrutara de la
celebración, y no quiero que en vez de eso ande preocupándose por su
hermana.Lauren volvió a mirar a la castaña y sintió una cierta curiosidad.
Su tez era morena como el caramelo y sus ojos tan marrones que parecían dos bellos ámbares.
Tenía una leve sonrisa en los labios, pero en su mirada había tristeza y dolor. Conocía esas emociones lo bastante como para reconocerlas.
—¿Y qué puedo hacer yo para ayudar? —le preguntó a Andrew.
—Asegurarte de que lo pase bien.
Lauren enarcó una ceja.
—¿Te refieres a…?
—¡Por supuesto que no! —contestó Andrew con fiereza—. ¿Por quién
me tomas?, ¿por un chulo? Es más, te prohíbo que la toques siquiera —dijo
levantando una mano en señal de advertencia—.
No es como tus conquistas de una noche, así que ni se te ocurra. Además, no es tu tipo.Lauren se acarició la barbilla.
—¿Me lo prohíbes? —murmuró divertida. Se mordió la lengua para
no apuntar que el fruto prohibido siempre sabía más dulce.—Sí. Solo te pido que rescates a Camila de su espantosa madre, Sinuhe.
Lauren esbozó una sonrisa cínica.
—¿Qué tiene de espantosa? —inquirió, girando la cabeza hacia el lugar donde estaba la suegra de Andrew.
Era una mujer muy hermosa, que aparentaba menos edad de la que tenía y que era muy consciente de su atractivo.
—Explicártelo llevaría su tiempo.
—Y supongo que estás ansioso por volver junto a la novia.
—Junto a mi esposa —lo corrigió Andrew, sonriendo de oreja a oreja.
Vaciló un momento, como si estuviese sopesando algo delicado, y luego, inclinándose hacia ella y bajando el tono, aunque ninguno de los invitados estaba tan cerca como para oír su conversación, añadió—: Sinuhe no ha dejado de meterse con Camila desde esta mañana.
Hasta ahora Emma se ha
mordido la lengua, pero me temo que, si Sinuhe vuelve a hacerlo una vez
más, mi dulce y amable esposa se convertirá en un dragón furioso que
empezará a escupir fuego a diestro y siniestro.—¿Y eso sería malo? —inquirió Lauren con sorna.
—Bueno, la verdad es que a Sinuhe no le vendría mal que la
pusieran en su sitio —contestó Andrew. Luego suspiró y murmuró—:
Pero Emma es tan buena que después se odiaría por haberlo hecho. Por eso necesito que mantengas a Camila lejos de su madre para que Emma no pierda los estribos.A Lauren nadie le importaba tanto como Andrew, ni había nadie en quien confiara tanto como en ella. Además, Andrew era la única persona que la
comprendía de verdad. Sabía cómo había sido su vida anterior, sabía
acerca de su madre, de la profesión que había tenido, de su muerte.También sabía por qué era una experta en peleas callejeras: porque había tenido que aprender a defenderse para sobrevivir.
—Está bien —accedió finalmente, aunque de mala gana. No le
apetecía nada hacer de niñera.—Gracias —le dijo Andrew con una sonrisa de alivio.
—No hay de qué; creo que me las apañaré —respondió ella.
Al fin y al cabo no serían más que unas horas.
¿Qué podría salir mal?
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Noches De Pasión Prohibida
RomanceUna petición escandalosa que resultó en una semana de pasión. A Lauren Jauregui su amigo Andrew le había pedido dos cosas en el banquete de su boda: que entretuviera a su cuñada, Camila Cabello Estrabao, y que se abstuviera de intentar seducirla. D...