Capítulo 7

193 28 4
                                    

Cuando su chófer detuvo el coche frente al bloque de apartamentos en el que vivía, Lauren se preguntó qué habría estado haciendo Camila mientras la esperaba.

Quizá se hubiese entretenido con el
móvil, mirando Instagram, o algo así, pero no le pegaba. No le parecía la clase de persona que dedicaba mucho tiempo a las redes sociales. ¿Quizá habría estado leyendo un libro, o chateando con alguna amiga por el WhatsApp?

Frunció el ceño, pensando en lo poco que sabía de ella. ¿Por qué se
le hacía raro? Tampoco era que se interesase por la vida de las mujeres con las que se acostaba, así que... ¿por qué habría de ser ella una excepción?

Quizá porque lo poco que sabía de ella había despertado su curiosidad.

Cuando entró en su apartamento del ático y escuchó el silencio
reinante, por un momento pensó que quizá se hubiera ido, pero en el suelo, cerca de la puerta, estaban su mochila y sus zapatos. Se quitó la chaqueta y la dejó sobre una silla. Se desabrochó el cuello de la camisa, se subió las
mangas y empezó a recorrer el apartamento, habitación por habitación, hasta que, al pasar junto a su estudio, por el rabillo del ojo vio algo al otro lado del ventanal.

Se paró y giró la cabeza.

Camila estaba en la piscina. Y a juzgar por
el reguero de prendas que fue encontrándose por el pasillo, de camino allí, estaba desnuda. Una ráfaga de deseo se extendió como la lava por su cuerpo. Cuando abrió la puerta cristalera que daba a la terraza, el ruido sobresaltó a Camila, como si no hubiera estado esperándola, como si no
estuviese nadando desnuda con la intención de tentarla...

-Lauren... -musitó Camila.

Solo con verla, y a pesar de estar dentro del agua, se sintió acalorada.

Se hundió un poco, dejando solo la cabeza y el cuello por encima de la
superficie, pero no sirvió de nada. Los ojos de Lauren estaban fijos en
sus senos.

-Qué agradable sorpresa... -murmuró.

Camila se sonrojó.

-No estaba segura de a qué hora llegarías -balbuceó-. Creí que sería más tarde, la verdad.

-¡Qué decepción! ¿Me estás diciendo que no has hecho esto para tentarme?

Ella abrió mucho los ojos.

¿Para tentarla?

-Pues siento decepcionarte, pero ni se me había pasado por la
cabeza.

Lauren se rió suavemente, y un cosquilleo recorrió la piel de Camila.

-Si me traes una toalla, saldré de la piscina -le dijo.

-¿Por qué iba a querer que salieras? -replicó Lauren, comenzando a desvestirse.

Se tomó su tiempo, como si disfrutara atormentándola con aquel estriptis gradual. Y, para su decepción, se dejó los bóxers puestos y se zambulló en la piscina de cabeza. A los pocos segundos salió a la
superficie y fue junto a ella en un par de brazadas. Sus ojos brillaban con la
luz del sol de la tarde.

-Es mucho más divertido si las dos estamos dentro del agua, ¿no? -murmuró.

Estaba flirteando con ella, y su voz aterciopelada hizo que los pezones de Camila se endurecieran, como ansiando sus caricias.

-Este sitio es increíble -dijo, intentando cambiar el tema de conversación.

Lauren paseó la mirada por la terraza, como intentando verla con
los ojos de ella.

-Sí, supongo que sí.

-Bueno, imagino que a ti no te parecerá tan impresionante porque
vives aquí y estás acostumbrada -murmuró, apartándose un poco de ella.

Noches De Pasión Prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora