Capítulo 13

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Camila, que ya estaba despierta, se había vestido apresuradamente al oír voces, y en ese momento, mientras avanzaba sigilosa por el pasillo, reconoció la voz de Andrew.

—Te pedí que cuidaras de Camila, pero lo que esperaba era que la
hicieras sentirse a gusto, que bailaras con ella…

Cosas así. Y te dije
específicamente que no la tocaras, pero no pudiste contenerte ¿verdad? A pesar de que te hablé de sus inseguridades, de sus problemas familiares, tú
solo viste en ella a una mujer dispuesta a dejarse engatusar y te la llevaste a la cama, ¿no es verdad?

Aquellas palabras cayeron sobre ella como losas de piedra. ¿Andrew le había pedido a Lauren que cuidara de ella en el restaurante? El corazón
le martilleaba contra las costillas. ¿Era eso lo que ella había sido para
Lauren esa noche, solo un encargo? Pegó la espalda contra la pared y
cerró los ojos con fuerza.

—Hice lo que me pediste; cuidé de ella —dijo Lauren.

—Te acostaste con ella —replicó Andrew.

Lauren se quedó callada.

—Mira, te quiero como a una hermana —añadió Andrew—, y sé que eres una buena mujer, pero cuando se trata de mujeres…

—¿Qué? ¿Qué le hago a las mujeres que sea tan horrible? —le espetó Lauren a la defensiva.

Camila advirtió el tono herido en su voz y se sintió mal por ella, ahora
que sabía los esfuerzos que había hecho por mejorar la vida de las mujeres que tenían una vida difícil, como le había ocurrido a su madre.

—Nada, siempre y cuando sean tu tipo: mujeres ricas y sofisticadas que solo buscan pasar un buen rato y poco más.

—¿Y conoces a Camila tan bien como para poder decir con certeza
que ella no tiene esos mismos impulsos y necesidades?

A Camila se le revolvió el estómago. Odiaba que hablaran de ella, odiaba que estuvieran discutiendo por ella, pero sobre todo odiaba saber
que Lauren había estado haciéndole de niñera la noche en que se habían
conocido.

Entonces recordó que la primera vez que se habían besado ella se había marchado y ella había ido tras ella. La había estado persiguiendo todo el
tiempo, y ahora prácticamente se había arrojado a sus brazos allí, en su propio apartamento.

Y daba igual que ella también se sintiese atraída por ella; por la
conversación entre Andrew y ella le estaba quedando más que claro que era una mujeriego.

No había nada de especial en ella. Además, había sido ella la que había hecho imposible que Lauren se negara, y no porque no lo
hubiera intentado...
varias veces de hecho.

—O sea, ¿que sí te acostaste con ella? —insistió Andrew.

—No voy a contestarte a eso —dijo Lauren.

—Lo tomaré como un sí —respondió Andrew con voz tensa—. ¡Por amor de Dios, Lauren! Dime al menos si fue algo más que sexo. ¿Se trata de eso? ¿Te has enamorado de ella? Porque solo así sería capaz de
perdonártelo. El amor es distinto del sexo. Desde que conocí a Emma
comprendo, porque me ha pasado a mí, el poder que tiene de transformar a una persona, de hacer que cambie lo que esperas de la vida. ¿Es eso lo que ha ocurrido?

Se hizo un largo silencio.

Camila no podía estar más tensa y quería…

¡Dios, cómo ansiaba oírle admitir que para ella aquello no había sido solo algo físico! Sin embargo, cuando por fin Lauren habló, se limitó a decir malhumorada:

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