Capítulo 11

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La Tormenta que se Aproxima


El aire en el escondite se sentía cargado de tensión mientras los cuatro se preparaban para lo que estaba por venir. La luz tenue de una lámpara parpadeante iluminaba sus rostros, y la sensación de inminente peligro se cernía sobre ellos.

Naomi se acercó a la mesa donde Tae-Jun había dibujado un mapa del área. Sus ojos recorrieron los puntos estratégicos que había señalado: entradas y salidas, rutas de escape y lugares de cobertura. Cada trazo en el papel representaba la posibilidad de una vida o muerte.

—Así que, ¿qué hacemos? —preguntó Haruto, su voz tensa mientras miraba el mapa—. ¿Dónde nos posicionamos?

—Primero, necesitamos asegurarnos de que el escondite esté protegido. Si vienen, debemos estar listos para recibirlos —dijo Kaito, su mirada fija en el plano.

Tae-Jun asintió, agregando:

—Podemos usar las ventanas y las puertas traseras como puntos de entrada. Si logran entrar, podemos emboscarlos. Pero también tenemos que asegurarnos de que el camino de escape esté claro. No podemos quedarnos atrapados aquí.

Naomi sintió un escalofrío recorrerle la espalda al pensar en la posibilidad de un ataque.

—¿Y si no hay forma de que podamos resistir? ¿Qué pasa si nos superan? —preguntó, su voz un susurro tembloroso.

Kaito se volvió hacia ella, sus ojos serios.

—No lo permitiremos. Vamos a luchar con todo lo que tenemos. La fuerza del clan está con nosotros. No estás sola en esto —dijo, su voz firme.

Naomi sintió una oleada de gratitud. Sabía que Kaito y Haruto harían todo lo posible para protegerla, y su determinación se encendió.

—Está bien, entonces preparémonos. Necesitamos armas y provisiones. ¿Tienes algo más en este lugar? —preguntó, mirando a Tae-Jun.

—Hay algunas armas viejas en un armario al fondo. Pueden no estar en perfecto estado, pero servirán para defendernos —respondió Tae-Jun, dirigiéndose hacia el lugar.

Mientras Tae-Jun buscaba en el armario, Naomi se dio cuenta de que el tiempo se les escapaba. Se movió hacia la ventana, tratando de espiar el exterior. La oscuridad del paisaje la inquietaba, y el silencio que rodeaba el escondite la llenaba de ansiedad.

—No podemos quedarnos aquí demasiado tiempo. Necesitamos saber cuándo vendrán —dijo, volviéndose hacia los demás.

Tae-Jun emergió del armario con un par de pistolas y una antigua katana, que sostuvo con reverencia.

—Esto debería ser suficiente para un enfrentamiento —dijo, colocándolas sobre la mesa—. Recuerden, la clave es la sorpresa. No deben subestimar a nuestros enemigos, pero tampoco debemos perder la esperanza.

Naomi asintió, tomando una de las pistolas en sus manos. La sensación del metal frío la llenó de determinación.

—Lo usaré para proteger a los que amo —murmuró, recordando por qué luchaba.

Los cuatro se prepararon, revisando las armas y asegurándose de que todo estuviera en su lugar. Cada uno de ellos asumió una posición en el escondite, creando una barrera de defensa alrededor de Naomi.

—Voy a revisar el exterior, ver si hay movimiento —dijo Tae-Jun, saliendo con cautela por la puerta trasera.

Mientras tanto, Kaito y Haruto permanecieron cerca de Naomi, intercambiando miradas de preocupación.

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