1. Sra. No Hódar

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Piel canela, ojos miel, pelo como el fuego al atardecer; 'diabetes humana' la llamaba, no solo por su apariencia, sino por cómo me endulzaba solo por pensar en ella. Era cierto que desde que la vi, hace cuatro años, no la he vuelto a ver pero también es cierto que en estos cuatro años no he podio parar de pensar en ella. "¿Cómo vas a estar pensando en alguien que solo haz visto una vez hace dos años en un baño de hospital?" Me preguntaba siempre Ruslana cuando sabía que había desconectado pensando en ella.

Tampoco tenia una respuesta en concreto, la recordaba como la chica con la que descubrí me sexualidad, pero también como la persona con los ojos mas hermosos del mundo y no olvidarnos de que hasta ese momento nadie me había hecho sentir lo que ella, solo con el simple hecho de mirarme a los ojos.

—Tierra llamando... ¡Tierra llamando! Aquí control de misión, ¿me copias? —agitaba una mano frente a mi cara y fingiendo una voz robótica y parando de caminar.

—¿Eh? ¿Qué? —pregunté regresándola a ver.

—Otra vez en modo avión, ¿verdad? —suspiró dramáticamente—. Te has desconectado más que el Wi-Fi de mi casa. Déjame adivinar... pensando en "ella" otra vez, ¿no? —cruzó los brazos—. ¡Voy a empezar a cobrarte por cada vez que te bajo de las nubes!

—Déjame en paz con eso ya, ¿vale? No estaba pensando en ella—respondí, sintiéndome un poco avergonzada. No me gustaba admitirlo, pero era verdad.

—¿En serio? ¿Me estás diciendo que no te está volviendo una loca obsesionada? —Ruslana se rió, pero su tono era más suave. —Vale, vale, te dejo en paz... por ahora. Pero no me hagas repetirlo, ¿eh?

Yo simplemente gruñí en respuesta, cruzando los brazos. Sabía que no iba a dejar de molestarme, llevaba dos años igual.

—¿Pero qué me estabas contando?— le pregunte continuando con el camino.

—Este año Omar va a estar en el mismo instituto que nosotras, ¡no me lo puedo creer! —dijo Ruslana, emocionada—. ¡Va a ser genial tenerlo cerca otra vez!

Yo asentí, aunque mi mente ya estaba en otro lugar, otra vez. Este es nuestro último año... pensé, mientras sentía un nudo en el estómago. Es cierto que estuve mucho tiempo esperando para graduarme y entrar en la ESMUC para poder dedicarme a la música profesionalmente, que es igual a casarme con el amor de mi vida, pero ahora que ya no es tanta la espera me agobia pensar en el futuro y...

  —¡Kiki! —dijo Ruslana, sacándome de golpe de mis pensamientos al agitar una mano frente a mi cara—. ¡Te estoy hablando! Estás otra vez en modo avión. Me he pasado los últimos cinco minutos hablándote de Omar y tú... nada, como si estuvieras en otro planeta. 

Sentí que me subía un leve rubor a las mejillas, pero lo oculté con una sonrisa burlona.

—¿Ah, sí? —le dije, arqueando una ceja—. Pensé que con lo emocionada que estabas hablando de Omar no te habías dado cuenta. ¿No estarás un poquito obsesionada? Solo hablas de él —le dije avanzando más para ponerme al frente suyo y sonreír pícaramente.

Vi como Ruslana abrió los ojos exageradamente, como si no pudiera creer lo que le estaba diciendo, pero luego soltó una carcajada y se cruzó de brazos.

—¡Oye! ¡No me cambies de tema! Que no tiene nada que ver con lo de antes —protestó entre risas—. Y ademas solo es mi amigo.

—Si tú besas a tus amigos y te pasas hablando con ellos cada día del verano para ver si quedáis, no me meto— dije alzado los hombros— Yo también quiero amigas así— susurre en lo bajo.

—¡Mira quién ya está ahí! —dijo Rus, señalando la entrada del instituto cambiando de tema, seguro que me escucho pues estaba igual de roja que su pelo.

27 de FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora