Forjando un nuevo destino

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Despertó con una sonrisa en el rostro. Esa noche había sido maravillosa. Se giró hacia un costado para ver a su acompañante. Aquel Alfa pelirrosa que lo traía vuelto loco, dormía plácidamente apenas envuelto por las blancas sábanas.

Lo admiró por un momento. Era realmente apuesto, con un rostro varonil y un porte lleno de confianza, incluso dormido. Su cuerpo era perfecto, con un físico musculoso sin llegar a lo exagerado, su piel bronceada, sus brazos firmes adornados con esos tatuajes que lo hacían ver aún más sexy. Los pectorales de dios griego y su abdomen perfectamente marcado te invitaban a besarlos, lamerlos, morderlos. Y qué decir de su amiguito, o mejor dicho, esa bestia que tenía entre las piernas, con el cual lo llevaba al cielo con cada embestida. Hasta su sabor era delicioso, pues podía jurar que tenía un ligero sabor a canela, al igual que sus feromonas.

Desde aquel encuentro fortuito en el restaurante donde trabajaba, comenzaron a salir. El primer mes no fue más que solo sex0 desenfrenado, sin embargo, los sentimientos comenzaron a fluir a medida que se iban conociendo.

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Tenían en común más de lo que pensaban, pues ambos habían sido rechazados por sus destinados. Sukuna había estado en una larga relación con quien fuera su destino, pero con la excusa de querer darse un tiempo para conocer a más gente, el muy id1ot4 terminó con el alfa pelirrosa, rompiendo su corazón.

Él sabía lo que se sentía. Y es que a pesar de que Satoru intentó tener el mayor tacto posible para rechazarlo, su omega interior sufrió mucho. No lograba entender por qué la persona que el destino le había puesto para unir sus vidas, simplemente no quería estar con él.

Sin embargo, con el pasar del tiempo y la llegada de la madurez de por medio, Megumi se cuestionó si de verdad estaba enamorado, o si simplemente había sido el efecto de las feromonas.

Así que decidió vivir su vida al límite. Su padre desconocía que su hijo contaba con un destinado y que éste lo había rechazado, así que no le impidió nada siempre y cuando se cuidara.

- Vé y aventúrate todo lo que quieras, disfruta tu juventud, que yo no te lo impido. Yo también tuve tu edad, hice y viví de todo. Sería hipócrita de mi parte decirte que vivas en castidad hasta que encuentres a tu destinado o cualquier alfa con el que quieras sentar cabeza. Solo ten cuidado, aún soy joven para ser abuelo. Pero sobre todo, no me gustaría que quedaras atado a alguien que no amas solo por una noche de calentura.

Su padre y su madre no habían sido destinados, sino que al contrario, su relación fue mal vista por sus parientes cuando resultó que la pareja de su heredero era una beta.

Los Zenin eran una familia purista, en la que los rangos y castas eran sumamente importantes. Desde un principio, quisieron que Toji se casara con una alfa para dejar una descendencia pura.

Sin embargo, Toji era un rebelde al que poco le importaban las reglas de la familia. Estuvo muchos años viviendo una vida desenfrenada y llena de excesos, hasta que un día conoció a la que sería su esposa y el amor de su vida. Y sin importarle lo que opinara su familia, abandonó todo y comenzó de cero junto a su amada beta, la cual le dió a su adorado hijo.

Cuando su mujer falleció, le hizo prometer a Toji que continuaría con su vida, y que se dé la oportunidad de amar, mientras que a Megumi le dejó unas palabras que jamás olvidaría.

~ "Mi pequeño Megumi, prométeme que serás feliz, sin importar que encuentres o no a tu destinado. Eres libre de forjar tu propio Destino." ~

Es por eso que, tras el rechazo de Satoru, tomó coraje y continuó con su vida. Su orgullo no le permitía ponerse a llorar por alguien que no sentía lo mismo que él.

No siempre es el Destino (GoYuu/SukuFushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora