Elección

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La noche llegó, y Sukuna estaba más que listo.

Tenía que recuperar a como dé lugar la confianza de su precioso pelinegro, y obtener su perdón.

Satoru le había ayudado a conseguir el atuendo correcto, el cual consistía en un traje negro con camisa roja, sin corbata para no verse tan serio.

El alfa albino insistió en que tenía que peinarse, pero el pelirrosa se negó, diciendo que ese era su estilo y que ya estaba haciendo demasiado vistiéndose como muñeco de torta.

- A veces el amor requiere sacrificios - dijo Satoru, emulando decir un poema.

— Suficiente sacrificio vestirme como maniquí de tienda cara - dijo Sukuna mientras se abotonaba la camisa - Además, no pretendo fingir ser alguien que no soy. Vengo de un hogar humilde, no soy ostentoso, es más, detesto a la gente así.

- Pues ten en cuenta que tu futuro suegro es alguien ostentoso. Ya lo verás cuando llegues a la fiesta. Toji solo quiere lo mejor para su hijo, así que tendrás que demostrar lo que vales.

— Te aseguro que lo haré - dijo el Alfa pelirrosa con firmeza - Hoy recupero a mi Megumi, o dejo de llamarme Sukuna Itadori.

- ¡Ohhh~! Dijiste "tu" Megumi. Se nota que estás enamorado...

— Largo de mi habitación.

- Pfff, qué mal genio tienes, cuñado.

Es admirable la velocidad con la que Satoru logró salir del dormitorio del pelirrosa mayor, antes de que éste le lanzara un zapato en la cabeza.

El Alfa acomodó sus rosados cabellos y se dirigió al espejo. Vio su imagen y esbozó una sonrisa.

"La verdad, no luzco tan mal... Pero no pienso agradecerle a ese idiøta."

Se dio un último vistazo, y con un gesto de aprobación, salió de su habitación encontrándose a toda su familia afuera de ella ¿Por qué no le sorprendía?

-- ¡Por todos los dioses! - exclamó la madre - ¡Mi hijo parece una estrella de cine!

—• Te ves estupendo, hermanito - aprobaba Choso - Ese estilo te sienta bien.

-- Deberías vestir así más seguido - dijo el padre - Te ves elegante y maduro.

*— ¡Cuando sea grande quiero vestirme como Sukuna! - exclamó un emocionado Kechizu.

- Te ves muy guapo, hermano - dijo Yuuji cuando llegó su turno - No cabe duda que Satoru tiene buen gusto para la moda.

Un "Tienes razón" se oyó al unísono por parte de todos los familiares, provocando la molestia del alfa pelirrosa.

— ¡Ahhh! ¡Pero qué molestos son! ¡Adopten al albino si tanto lo quieren!

-- Pronto lo será - dijo la madre - Cuando se case con Yuuji, por supuesto.

Al Omega pelirrosa se le coloreó el rostro de la vergüenza, mientras Satoru inflaba el pecho con orgullo, tanto por su gran trabajo con Sukuna, como por saber que ya se estaba ganando a la familia de su novio.

Sukuna miró la hora y cayó en cuenta que ya era momento de partir. Satoru se había ofrecido a llevarlo, así que partieron junto con Yuuji, que insistió en acompañarlos "por curiosidad".

El viaje tardó unos 30 minutos. Llegaron hasta una lujosa casa, la cual era enorme comparado a su pequeña casa de dos pisos.

Satoru no exageraba al decir que el padre de Megumi era ostentoso, ya que contaba con enormes ventanales y un jardín delantero de lujo.

No siempre es el Destino (GoYuu/SukuFushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora