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El resto de la tarde transcurrió en un estado de nerviosismo constante. Aunque Yoongi intentó distraerme con su usual sarcasmo y comentarios mordaces, no podía dejar de pensar en Jungkook y en la extraña sensación que me había invadido cuando lo vi desvanecerse entre las sombras. ¿Por qué no se acercó? ¿Qué había visto? Algo en su mirada era diferente, más oscuro.

Pasé toda la clase de la tarde como en las nubes, apenas prestando atención a lo que decían los profesores. Mi mente estaba lejos, tratando de juntar las piezas de un rompecabezas que apenas comenzaba a comprender.

Al final del día, decidí que no podía seguir evitando el enfrentamiento. Necesitaba hablar con Jungkook, enfrentar lo que había sucedido entre nosotros y, sobre todo, averiguar por qué se había comportado de esa manera la última vez..

Salí del edificio principal con una determinación renovada, buscando por todos lados con la mirada. Sabía que, si alguien sabía dónde estaba Jungkook, sería Taehyung.

Caminé rápidamente hacia el dormitorio de los chicos, y justo cuando llegaba al pasillo principal, lo vi, apoyado contra la pared, con las manos en los bolsillos y su habitual sonrisa ladeada.

—¿Buscando a alguien?—me preguntó antes de que pudiera decir una palabra.

—A Jungkook—respondí sin rodeos.—No tengo tiempo para juegos ahora.—Continué.

Taehyung arqueó una ceja, claramente divertido por mi urgencia.

—Ah, así que las cosas se ponen interesantes, ¿eh?—dijo, acercándose a mí con esa sonrisa traviesa. —¿De que estás hablando..?

Buscas tener una cita con el ¿no?

Fruncí el ceño, sin humor para sus bromas esta vez.

—No estoy de humor, Taehyung. ¿Dónde está el?—pregunté, intentando mantener mi voz firme.

Él me miró un momento antes de encogerse de hombros.

—agh.. bien.. Lo vi salir hacia el jardín trasero hace unos minutos. Ya sabes.. en el árbol.. aunque a decir verdad el.. estaba... raro.—Se detuvo un segundo, como si reconsiderara si debía decirme más. —Más raro de lo normal, quiero decir.—Agregó, finalmente.

Sin decir más, me giré y comencé a caminar en dirección al jardín trasero. El sonido de los árboles moviéndose con el viento me envolvía a medida que me acercaba, y cuanto más avanzaba, más pesada se sentía la atmósfera. Un escalofrío recorrió mi espalda.

Finalmente lo vi, de pie bajo el gran árbol donde nos habíamos encontrado varias veces. Su figura parecía más oscura bajo la luz de la luna, y mientras me acercaba, pude notar que sus hombros estaban tensos.

—Jungkook.—Mi voz sonó firme, pero había un nerviosismo palpable en mi tono.

Él no se giró al escucharme. Permaneció inmóvil, observando el horizonte como si estuviera perdido en sus pensamientos.

—Necesitamos hablar.—Agregué, deteniéndome a unos pasos de él. No sabía exactamente cómo empezar la conversación. Después de todo, la última vez que estuvimos solos las cosas no habían terminado precisamente bien.

—hm.. ¿Sobre qué?—dijo, su tono inexpresivo, sin siquiera mirarme. Eso me hizo sentir un nudo en el estómago. No era el mismo Jungkook con el que había interactuado antes.

—Sobre lo que pasó... y sobre lo que vi.—Intenté sonar firme, pero podía sentir mi corazón latir más rápido.—¿Que pasó?

Por fin se giró lentamente, y cuando sus ojos encontraron los míos, me quedé sin aliento. Había algo diferente en su mirada, algo que no había visto antes. Sus ojos estaban oscuros, casi vacíos. Era como si estuviera mirando a través de mí, como si yo no fuera más que un obstáculo en su camino.

Çerø a la įzquįerdą |Jungkook y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora