Esa mañana, Baldwin se despertó con una sonrisa al ver a su esposa a su lado, aún envuelta en sueños. El aire en la habitación estaba impregnado de una calidez especial. Un instante de paz lo envolvió, una burbuja de normalidad en medio de la tormenta que era su vida. La noche anterior, habían compartido un momento de conexión pura, donde la risa y el amor habían desbordado cualquier preocupación. Su esposa lo miró con esa mezcla de admiración y ternura que lo hacía sentir visto, amado por quien era, no por su enfermedad. En esos momentos, Baldwin se dio cuenta de que, a pesar de su condición, había un futuro posible, uno donde el amor podría prevalecer.
Con suavidad, se levantó de la cama y se dirigió a un pequeño cofre que guardaba en el armario. Sacó una pulsera delicada, adornada con pequeñas estrellas de plata que parecían capturar la luz del sol, grandemente brillante. Mandada a forjar desde el primer día en que vio aquellos grandes ojos brillantes.
Regresó a la cama, inclinándose hacia ella con cuidado para no despertarla de golpe. Observó su rostro sereno y, en ese instante, supo que ese regalo era perfecto. Con un toque suave, la despertó.
Baldwin: -buenos días, mi amor- murmuró
Ella entreabrió los ojos y sonrió al verlo, aún un poco aturdida.
Melek: -buenos días, Baldwin- respondió ella.
Baldwin: -tengo algo para ti yildiz- respondió él, mostrando la pulsera.
Melek: -Baldwin, es hermosa - dijo ella, sentándose lentamente mientras miraba las estrellas brillantes en su muñeca. -es uno de los regalos más hermoso que he recibido- murmuró, mientras lo abrazaba con fuerza.
Ambos se quedaron un momento en silencio, mientras Baldwin repartía pequeños besos sobre los hombros de la susodicha, disfrutando de la tranquilidad que les ofrecía esa primera mañana juntos. A través de la ventana, podían escuchar el canto de los pájaros y el murmullo del viento entre los árboles.
La reina se incorporó y, con un gesto juguetón, tiró de la manta que cubría al rey. Rieron juntos, un sonido que llenó el aire de alegría.
Melek: -te gustaría ir al baño conmigo, mi rey- dijo ella, pasando su vista desde los ojos de su esposo hasta sus labios, sentándose a horcajadas de el.
Allí, en la intimidad de su habitación, el mundo exterior desapareció y solo existían ellos, llenos de amor y sueños por explorar juntos. Baldwin embargado por la emoción del momento, no pudo resistir la tentación de acercarse más a su esposa. Sin pensarlo, se inclinó hacia ella, sus labios apenas a unos centímetros de distancia. La conexión entre ellos era palpable, y su corazón latía con fuerza.
Baldwin: -mi reina, realmente estas llena de sorpresas- susurró, con su voz cargada de ternura.
No pudo aguantar más y, con un movimiento suave, la besó. Fue un beso lleno de dulzura y promesas, un instante suspendido en el tiempo donde solo existían ellos dos. Ella respondió al beso, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, profundizando el momento. Ambos se perdieron en la calidez de su amor, sintiendo que nada mas importaba en ese instante.
+18
Con ambos en la gran tina, Baldwin no puede evitar pegar a su esposa a su espalda y comenzar a masajear su largo cabello, haciendo que durante aquellos movimiento su miembro roce contra su trasero, sacándole un delicado jadeo.
Haciendo que su esposa se de la vuelta con una sonrisa burlona plasmada en su rostro, haciendo que este tome su cuello de forma brusca y la bese de forma ruda, levantándola de su regazo de forma rápida para girarla hacia el y sentarla con ambas piernas a sus costados, haciendo que entierre su rostro y su boca en sus pechos, colocando ambas manos en su espalda para mantenerla quieta.
Melek: -oh Baldwin, por favor quiero sentirte otra vez- le rogó.
Baldwin: -yildiz, no seas desesperada- dijo en tono burlón, haciendo que esta última comenzara a frotarse de forma inconsciente sobre el, causando un jadeo de ambos.
Causando que Baldwin se separara de sus pechos por un instante, haciendolo deleitarse ante la imagen de su esposa, mientras llevaba una mano a su espalda baja y la otra a uno de sus muslos, levantando levemente mientras la acercaba mas a el, para entrar dentro de ella de pronto y sin aviso, sintiendo sus apretadas paredes y envolviéndolo de una calidez que estaba seguro que quería empezar a sentir todos los días.
Colocando sus manos al rededor de las caderas de su esposa, y ayudándola a empezar el vaivén de embestidas, con sus pechos justo a la altura de su rostro y sin perder el tiempo a devorarlos.
Mientras Melek los escucha suspirar sobre sus pechos no pierde la oportunidad de jalarlo del cabello hacia atrás sacándole un quejido delicioso para sus oídos y haciendo que quisiera ver ese rostro deleitante, todos los días, impulsándose hacia arriba, dando pequeños saltitos, haciendo que sus pechos golpeen de vez en cuando el rostro de su esposo, para fortuna de este.
Susurrando sus nombres de forma inconsistente, con gemidos altos que invaden todo su entorno, haciéndolos perder la razón con cada movimiento dado, haciendo sentir a Melek como algo en el interior de su abdomen la inunda de gran calidad a pesar del agua fría.
Ya, no todo puede ser paz y tranquilidad.😈
Holis, oigan les gusta mas como narro las escenas +18 como aquí, o como en el capitulo anterior?
ESTÁS LEYENDO
The cold breeze - Baldwin IV
FanfictionSe debatía el sí debía escribir una carta, no solo como un saludo cordial a quien seria su futura esposa, sino, también un intento desesperado de compartir sus mas sinceras disculpas. Era bien sabido que fue castigado con la enfermedad de la lepra p...