Unos veinte minutos después llegaron y pudieron cambiar la rueda, así que ahora estábamos llegando por fin a casa. Estaba muy nerviosa y ninguno de los tres habló en el camino.
Ni siquiera sabía por qué había abrazado a Killian en ese momento, aunque bueno si lo sabía, pero el caso es que no iba a pasar de nuevo.
Por el bien de los dos no volvería a pasar.
Poco tiempo después llegamos y pude ver a toda mi familia esperándome fuera de la cafetería donde íbamos la mayoría de las veces.
Estaba impaciente por salir y cuando por fin pude, fui la primera en salir y correr hacia mi padre para saltar a sus brazos.
—Mi pequeña princesa —susurró él abrazándome fuerte.
Yo tenía miedo de soltarlo porque sentía que podría desaparecer, y que todo esto fuera un sueño.
Si lo era, no quería despertarme nunca.
—Gracias Killian por traerlas —escuché la voz de mi abuela bastante cerca de mí.
Podía notar por su voz que quería llorar.
—No es nada en serio, lo hice con mucho gusto —maldito mentiroso.
Me separé un poco de mi padre para ver como Killian abrazaba a mi abuela.
Estaba abrazando a Mi abuela.
No era su abuela, era la mía.
Volví a mirar a mi padre con una pequeña sonrisa y lágrimas en los ojos. No iba a dejar que Killian fuera el foco de atención.
—Te he echado mucho de menos papá —susurré.
—Yo también tesoro —él me dio un beso en la frente y fui a saludar al resto de mi familia. Cuando por fin acabé, la hermana de mi abuela me miró con una gran sonrisa.
—Por Dios, estás preciosa, pareces un ángel cariño. Estoy segura de que tienes a alguien en tu vida —y ahí íbamos de nuevo.
Sabía que tarde o temprano ese tema saldría a la luz, así que con una sonrisa la miré.
—No hay nadie en mi vida, y prefiero estar así.
—Mujer, no digas eso, también necesitas a alguien en tu vida. Aunque eres joven, el tiempo pasa. Debes disfrutar de todo y encontrar a alguien con quien compartir muchas cosas.
—Creo que eso no será para mí, estoy muy bien soltera y disfruto de la vida de otra forma —mi tía se acercó a mí con una gran sonrisa y me abrazó por los hombros.
—Eso, además estás en casa y pienso llevarte a todos lados. Debemos recuperar el tiempo y hacer muchas cosas —sonreí aún más y vi que Killian seguía aquí.
Tenía una pequeña sonrisa en su rostro, ¿por qué no podía ser así siempre?
—Killian, ¿quieres quedarte a cenar? —por favor que dijera que no.
—Claro, no podría negarme nunca —volteé los ojos. Maldito idiota que era, ¿no se supone que dijo que nos dejaría y luego se iría?
Mi abuela asintió.
—Anda vamos a tomar algo y luego vamos a casa —todos hicimos caso y juntamos varias mesas para poder estar.
—¿Os importa que de una vuelta antes de todo? —mi abuela me regaló una hermosa sonrisa. Siempre me había gustado ver a mi abuela así de feliz y ojalá fuera eterna porque no sabría qué hacer sin ella.
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Pasiones Enfrentadas |+18| ©
RomanceDonde Alexandra Sarosi debe enfrentarse a todos los comentarios de su familia respecto a su vida amorosa. O Donde Killian aparece en escena para salvarle el culo a la chica que más odia.