Capitulo 8

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Habían pasado dos meses y el mayor no dejaba solo a Bill, estaba muy al pendiente de el, no lo quería dejar ir a la escuela pero el menor le decía que no le pasaría nada, que todo estaría bien, lo malo de esto es que tenía mareos constantes y las sombras tenían que ayudarlo, le informaban a su amo y este se alteraba.

Su abdomen no crecía como el quería, le daba temor que le pasara algo a su bebé o que no estuviera comiendo como el realmente quería, pero el mayor le dijo que un bebé demonio si era fuerte tardaría un año o dos en crecer, Bill se asustó, eso no es lo que esperaba pero mientras su hijo este bien, él era feliz.

El mayor le decía que dejaran esa casa, que vivirían en el departamento que el tenia, que podrían vivir juntos y que solo tenía que aceptar para mudarse de esa casa.

Bill acepto, no le gustaba estar en esa casa, solo los recuerdo de cuando veía a su padre llegar tarde y solo verlo, cuando se subía a su habitación y se encerraba en ella, esos recuerdos dolorosos no le gustaban.

Quería empezar de nuevo junto a sus verdaderos amores, cuando Tom escucho que el muchacho quería irse a vivir con él, se levantó de la cama dispuesto a guardar las cosas en cajas.

Pasaron tres días y el camión de mudanza los esperaba afuera, el chico no podía caminar sin tambalearse, había perdido peso por el embarazo pero el decía que estaba bien, pero no era verdad, se sentía cada vez más débil.

– Estoy bien... En serio.— Dijo tratando de relajar a su novio, lo había ayudado a subir al auto.

— Espera aquí... Iré a darle la dirección del departamento, comete esa dónut – Dijo Tom apuntando la comida, tenía antojos y cuando el quería algo, Tom desaparecía y cuando regresaba le traía cajas y cajas de lo que había pedido.

Vio cómo su novio besaba su frente y cerraba la puerta, le dio un mordisco a esa dónut, se acomodó mejor en su asiento, tenía que usar gafas de sol porque sus ojos se volvían oscuros y las personas podían verlos.

Por accidente mientras caminaban de regreso a casa, se encontraron a unas señoras y señores que iban de regreso a sus hogares, los ojos de Bill cambiaron y les había sonreído pero no con maldad, sino para saludarlos, todos se asustaron, más una señora que hecho el grito y se desmayó, cuando vieron que la pobre mujer estaba tirada en el suelo todos trataron de ayudarla.

Esa fue la oportunidad que tomo Tom y se desvaneció con su novio en el aire, cuando la gente volteo para ver donde estaban esas personas tan extrañas, ya no vieron nada, se habían espantado más.

El mayor se adentró al auto, primero avanzaron ellos y después el camión de mudanzas, en el camino veía cosas, sombras arriba de las personas, el aura de la gente era de colores y unas eran oscuras, preguntándose que habían hecho para tenerla así.

— Muchas personas engañan, cometen adulterio o peores cosas, cada vez su alma se ensucia más – comento. – Pero la tuya no, la tuya es tan blanca, siempre me llamaste la atención.

— ¿Desde cuándo me conoces?.—  Pregunto Bill curioso.

- Desde que estviste dentro de tu madre.

— Nunca conocí a mi madre.—  Wusurro.

– Tu alma fue muy pura desde que estabas dentro de ella, las almas reencarne en otras, algunas quedan con sus pasados manchados, otras se limpian.

— ¿Reencarne? – Pregunto.

— No, la tuya es una alma nueva – veía a todas partes para poder cruzar la calle. — Tu madre era débil, mientras te desarrollabas dentro de su vientre, la debilitabas, eras muy puro que tenía que elegir entre darte vida o dejarte morir.

Ojos oscuros (Toll +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora