Simone.
Esperaba a que sus padres volvieran a la casa, no estudiaba o trabaja porque desde muy pequeña estaba débil, tenía que venir un maestro particular para que le diera clases, sus clases habían finalizado.
Sus padres la sobreprotegían demasiado y no la dejaban salir, siempre encerrada en su casa además de ser hija única, estaba gordita y su piel era tan blanca que era pálida, su cabello negro oscuro y corto, le molestaba que estuviera largo así que siempre lo tenía corto, sus ojos avellana tan llamativos.
Los días pasaban y el único amigo que tenía era su maestro particular, cuando terminaban las clases la chica platicaba con su maestro, hablaban sobre el día que había tenido el mayor, la chica no hablaba mucho de su día porque siempre se la pasaba encerrada, sus padres tenían dinero y siempre estaba cuidada, cuando no la cuidaban era cuando llegaba el maestro a darle sus clases.
A la edad de dieciocho años, estaba enamorada de su maestro pero ella no le decía nada, ella pensaba que no era tan bonita como otras chicas que ella veía en televisión.
Sus ojos eran oscuros tan hermosos, era alto y su cuerpo se veía trabajado pero no para exagerar, solo para estar en forma, su cabello era oscuro y siempre lo tenía hacia atrás, cuando ella le pedía que le explicara algo, el maestro se acercaba y algunos mechones caían en su frente, cuando terminaba de explicarle, se volvía a acomodar su cabello en su lugar.
Para la chica, su maestro era muy atractivo, pero prefería guardarse esos sentimientos hacia el mayor, a veces se imaginaba cuando se le declararía o si estuvieran juntos, pero los separarían, debía regresar a la realidad y no pensar esas cosas.
Llego el día en que su maestro le daba clases de álgebra todo el día, era la materia que más le gustaba, su maestro le explicaba las formulas y sustituciones, pero el maestro estaba más cerca de la chica, se sentía más nerviosa, antes podía ocultar sus sentimientos y nerviosismo pero ahora tenerlo tan cerca, sus rodillas se tocaban, la chica estaba nerviosa y su rostro sonrojado.
Cuando menos se lo espero, el maestro lo tenía muy cerca, ella volteo y por error lo beso, ella se levantó de inmediato, estaba muy avergonzada
- L-l-lo si-s-sien-to.- Tartamudeaba con nerviosismo.
- Está bien.- Se levantó de su lugar acercándose a la chica, que lo veía, ella quería correr y desaparecer de ahí pero sus piernas no le respondías.
- N-no... Hmm... - El maestro la había besado.
- Me gustas... - Confeso después del beso, susurrandole en sus labios, él la sostenía de la cintura.
- N-no d-de-debemos - Decía con nerviosismo.
- He visto como me miras.- Ignoro lo que dijo, la sostuvo de la barbilla. - Yo también te veo igual.
- S-si... Mis padres nos ven...- Trataba de ser firme pero su cara estaba pálida, más de lo normal.
- No pasara nada. - Trataba de tranquilizarla.
Pasaron los días donde el maestro venía a la casa de la joven a darle sus clases y cuando terminaban antes, se daban su amor a escondidas, nadie sabía del romance entre el maestro y su estudiante.
Ella completamente enamorada de su maestro al igual que él, que daría todo por la chica, tenían su amor pero a escondidas hasta que una sirvienta los vio, iba a entregarle su merienda a la joven.
Encontrándolos en el mero acto del sexo, la mujer tiro las cosas y salió corriendo de ahí, los jóvenes se acomodaban sus ropas pero alguien más de los sirvientes estaban en la casa, su padre abrió la puerta que estaba entreabierta, viendo el desastre que había hecho la sirvienta.
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Ojos oscuros (Toll +18)
Horror-¿No me tienes miedo? - Pregunto el de ojos oscuros brillosos, que aunque estuviera entre las sombras podía verlo con claridad esos ojos completamente oscuros. - No. - Podría hacerte daño... - ¿Me hará daño, señor?.- Pregunto con timidez - Nunca - C...