The Hale's - Dark Awakening

11. Ghoul

Era una noche tranquila en la casa de Derek, pero él no lograba conciliar el sueño. En la penumbra de su habitación, permanecía despierto, mirando el techo, mientras su mente volvía una y otra vez al encuentro con la criatura. A su lado, Ellie descansaba, ajena al torbellino de pensamientos que lo asaltaba. No quería despertarla, pero sentía la necesidad de hacer algo, de organizar lo que habían descubierto.

Finalmente, se levantó con cuidado y salió al pasillo. Se dirigió a la cocina en busca de algo que lo ayudara a calmarse, al menos por un momento. La quietud de la casa le permitió escuchar sus propios pensamientos con mayor claridad, aunque el silencio solo parecía intensificar sus preocupaciones.

En otra parte de la ciudad, Peter también estaba despierto. En su propio departamento, revisaba notas, recordando cada detalle del encuentro. Sabía que la criatura que habían enfrentado no era algo con lo que lidiarían fácilmente. A su lado, Verity revisaba la misma información con una expresión de profunda concentración, mientras sus hijos dormían en la habitación contigua.

Peter tomó su teléfono y envió un mensaje a Derek:

"¿Tú también sin dormir? Hay algo en todo esto que sigue sin cuadrar..."

De vuelta en la casa de Derek, su teléfono vibró sobre la mesa de la cocina. Al ver el mensaje de su tío, suspiró. Sabía que Peter estaba igual de inquieto que él. A medida que el resto del grupo se reunía lentamente en sus propios espacios, el cansancio no parecía ser suficiente para apagar la inquietud que los consumía.

Derek respondió:

"Sí. Mañana nos reunimos para poner todo sobre la mesa. Tenemos que entender a lo que nos estamos enfrentando, o nunca estaremos seguros."

Mientras las primeras luces del amanecer comenzaban a asomarse, Derek sintió que apenas habían arañado la superficie del misterio. Pero algo dentro de él le decía que pronto, muy pronto, las respuestas comenzarían a salir a la luz.

Por el otro lado de la ciudad, en el hotel, Alcide seguía investigando, quería encontrar a esa criatura.

No podía dejar de pensar en aquella criatura nauseabunda, cansado de investigar, sale de su habitación y se tropieza con una mujer que iba en el mismo pasillo.

- Disculpe, no le había visto. - Decía Alcide tratando de disculparse.

-No hay problema. - Respondió la mujer, sonriendo de forma cortés. Vestía un elegante abrigo oscuro que contrastaba con la luz tenue del pasillo. Alcide no pudo evitar notar la intensidad de su mirada, como si ella también tuviera cosas en mente.

Alcide asintió, dando un paso hacia atrás para dejarla pasar, pero la mujer parecía haber notado su tensión. Se detuvo, observándolo con una curiosidad que hizo que Alcide se sintiera un poco incómodo.

-¿Está bien? - Preguntó ella, alzando una ceja. - Parece que tiene algo en la mente.

Alcide dudó, no estaba acostumbrado a compartir sus pensamientos con desconocidos, menos sobre algo tan peligroso. Pero tras un instante, decidió que tal vez no tenía por qué responder a detalle.

-Solo asuntos del trabajo. -Respondió evasivamente, esbozando una sonrisa tensa. - A veces uno se queda atrapado en ciertas ideas.

La mujer asintió, como si entendiera perfectamente.

-Le recomiendo que tenga cuidado. - Murmuró, casi en tono de advertencia. - Nueva York es un lugar interesante, y no siempre en el buen sentido. Hay... cosas que es mejor dejar donde pertenecen.

Su tono era enigmático, pero antes de que Alcide pudiera hacerle más preguntas, la mujer continuó su camino por el pasillo, desapareciendo rápidamente. Alcide la siguió con la mirada, desconcertado. Aquella breve interacción le dejó una extraña sensación, una inquietud que solo aumentaba la presión de su misión.