12. ¿Te gusta?

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Penelope se encontraba en la biblioteca de la mansión Montreal, ese lugar se había vuelto su refugio, Lidya estaba sentada leyendo un libro mientras miraba por la ventana, Penelope sabía perfectamente lo que hacía, ella lo hizo.

Espiar a su vecino, lo sabía los comportamientos de esos dos no pasaban desapercibidos y ella pensó en lo obvia que se volvió cuando hacía lo mismo que Lidya la diferenecia es que ella si sabía lo que sentia por Lui y todo indicaba que Lui también sentía algo por ella, pero había algo, algo que no entendía.

- Considero Lidya que debes alejarte de la ventana. - Dijo Penelope mientras remojaba su pluma en el tintero.

- ¿Cómo dices? - mientras fingía leer.

- El sol, ya te esta dando en el rostro y según mi madre si sigues así, el sol te hará manchas en la piel.

- Oh, ya entiendo. - Lidya se puso de pie echando un último vistazo a la casa de enfrente, Penelope sonrió y continuó con su escritura.

Se había vuelto un habito para las dos estar en la biblioteca, ya que la joven Montreal siempre le preguntaba a Penelope, cómo le había ido en sus asesorias y esta se desplayaba hablando de lo excelente que era Lui, y de como el tutor lo elogia por cumplir con lo que se le pide. Penelope ya había notado la atracción entre estas dos personas y no le veía nada de malo, pero también se había dado cuenta que Lui siempre los invitaba a almorzar y a tomar el té y solo Dominic era el que cruzaba la calle.

Lidya siempre tenía un pretexto para evitarlo y Penelope no entendia por qué, si el amor, el cariño y el respeto que se tenían se podia palpar.

La vida en Francia era lenta, pero se divierten en los paseos, las caminatas al aire libre incluso, fueron a la casa de campo para mirar luciernagas y Penelope observo desde otra perspectiva esa escena la cual describió para una escena de su libro.

Le había tomado amor a la escritura, si ya le tenía cariño porque gracias a Wishtledown ella sabía escribir perfectamente, escuchar, observar, pero escribir un libro no era tarea fácil.

- Señorita Penelope, ¿cómo va el avance de su libro?

- Señor Joseph, - la pelirroja seguía tratando a Joseph normal, sabía que este caballero guardaba un secreto, pero ella estaba de paso, algo le decia que después de París, seguirían otras ciudades, Mayfair ya no estaba en su planes, así que por lo tanto había decidido no husmear esas vidas. - he tenido un avance significativo, me encuentro en la parte donde mis personajes no saben como aceptar el amor que se tienen. - Joseph la miró interesado. - luego entonces aún no tengo la mínima idea de como será el desenlace pero de que el amor será parte de ello lo será; ¿qué tal usted? - Joseph le regalo una sonrisa, no burlona, no socarrona, no molesta, solo una sonrisa y Penelope hizo lo mismo.

- Bien, creo que cambiar de género me ha sentado bien, debo agradecerle por esa sugerencia. - Penelope le sonrió al grado de que sus mejillas se sonrojaron. - me preguntaba si, la puedo invitar a tomar el té a mi casa. A mi madre, le encantaría conocerla y estoy seguro que mis pequeños hermanos igual.

- Yo... ahhh - Penelope lo pensó, no debo husmear en vidas ajenas, no debo husmear en vidas ajenas.

- ¿Señorita Penelope? - Pregunto Joseph.

- Si, claro. Yo iré con Nini. - Y aquel caballero le sonrió. - Señor Joseph, - hizo una reverencia, nunca le había hecho una, solo le inclinaba la cabeza. - nos vemos luego.

- Señorita Penelope, la espero a usted y a su chaperona en mi casa el viernes a la cinco pasado meridiano, para tomar el té y presentarle a mi familia. - Joseph inclinó la cabeza, le sonrió y se retiró del edificio.

Por los besos... que nunca te di.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora