9. Nadie te espera en Mayfair Penelope.

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Dos días después por la mañana, lady Danbury y Penelope salieron de la mansión Porter y subieron al carruaje, este se puso en movimiento y treinta minutos después llegaron a un edificio al cual entraron y fueron llevadas al tercer piso de aquel lugar.

- El señor Vinicio Lambert les atenderá en un momento. Si lo desean pueden tomar asiento, - y aquella dama, secretaria del señor Lambert les indicó la sala - de igual manera les puedo ofrecer una taza de té. ¿Desean ordenar algo?

- Así estoy bien por el momento señorita, señorita Featherington, ¿usted quiere pedir algo? - Penelope miró a lady Danbury y luego a aquella mujer.

- Es muy amable de su parte señorita, pero estoy bien así, gracias. - Unos veinte minutos después las puertas del despacho del señor Vinicio fueron abiertas y dos caballeros salieron de ahí, cerraron la puerta, dieron los buenos días y continuaron en su plática.

- Adelante por favor, el señor Vinicio les espera. - las dos damas se pusieron de pie.

- Está bien si le espero aquí, usted entrara a hablar con el caballero de negocios y no deseó incomodar.

- No incómodas nada, ponte de pie - Danbury le tocó los pies a Penelope con el bastón - y entre conmigo señorita Penelope.

- Como usted diga lady Danbury, - Penelope entró atrás de Ágatha.

- Mi estimada Ágatha, ¡que alegría tenerte al fin en París! - Saludo aquel caballero de canas, tez blanca y ojos negros. Portaba un traje completo y los zapatos le brillaban, Penelope lo observo todo.

- Señor Vinicio Lambert, aquí estoy para saber cómo marcha el negocio.

- ¡Excelente! ¿Viste a esos caballeros que salieron hace un par de minutos? - Danbury asíntio. - tienen una magnífica imaginación y escriben muy buenas historias. ¡Pero tomen asiento por favor! ¿Ya les ofrecieron algo de beber?

- Ya, ya no te preocupes tienes una secretaria muy amable y bonita. - Vinicio le sonrió a Ágatha.

- Es la esposa de mi hijo, el más grande. Ella insistió en trabajar y es muy buena en lo que hace. - Vinicio se detuvo cuando miró a Penelope. - ¿Y ella es...

- Ella es la señorita Penelope Ann Featherington y ella me va a representar. - Penelope miró a aquella mujer sin entender nada y aquel hombre le sonrió a Penelope, se puso de pie, camino al rededor del escritorio y le ofreció la mano a la pelirroja a modo de saludo.

- Bienvenida señorita Penelope Ann Featherington, es un placer recibirla en la editorial e imprenta Lambert y asociados. - Penelope estiró la mano para responder el saludo, pero la realidad es que no entendía que era lo que estaba pasando.

- Vinicio, serías tan amable de explicarle a la señorita Penelope, lo que ocurre.

- ¿No lo hiciste tu?

- No, es que quiero darle una sorpresa. - Penelope miró a Danbury y luego a ese señor.

- De acuerdo, señorita Penelope, como usted sabrá la señora Danbury es socia de esta editorial e imprenta, - Penelope asíntio - y estamos en busca de nuevos talentos.

- ¿Nuevos talentos? - balbuceó Penelope.

- Si, nuevos talentos, queremos descubrir gente que se encuentre apta para escribir, redactar e incluso pueda escribir historias, llevarlas al papel y volverlas libros. - Penelope abrió los ojos. - estamos esperando que usted se quiera unir a nuestra editorial, primero le enseñaremos a pulir sus fortalezas y usted aprenda el arte de la redacción, escritura y volverse una escritora profesional. - Penelope tragó saliva.

Por los besos... que nunca te di.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora