𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐋𝐄𝐆𝐒-JakeHoon

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎𝐍𝐂𝐄

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—Haz estado ignorando mis llamadas — dijo el hombre mientras firmaba algunos papeles sintiendo la presencia del menor en la habitación.

—Pero estoy aquí ¿O no? — respondió desinteresado o al menos fingiendo serlo por su propio bien mientras tomaba asiento, quería aparentar que no le importaban los reproches de su padre quien había detenido su escritura, retirado sus anteojos para fijar toda su atención en su hijo que se dedicaba a “jugar” con los elementos decorativos del escritorio de pino fino.

—Jake…— lo llamó soltando un suspiro lleno de frustración — por favor… — el nombrado dejo de tontear con el elemento de su distracción, sin embargo no llevo la mirada a su padre, sus ojos se centraron por completo en la foto vieja en la que solo estaban ellos dos, tenía alrededor de doce años y sonreían aún cuando en ese momento su vida también era un infierno, no recordaba la última vez que su padre le habían sonreído, no de verdad, como en aquella fotografía ¿Pero por qué lo haría? Solo era el recordatorio de un desliz, solo era el hijo de una amante que seguramente no tuvo ningún valor para él, una que seguro jamás amó — Jake — volvió a llamarlo con un tono más alto y severo haciendo que el rubio le viera por fin, con mirada hueca, sin algún brillo o algo parecido.

—¿Si?... ¿Qué necesitas papá? — No era como si no lo supiera pero prefería preguntar, quizás con algo de suerte no le hablaría de lo pasado el día anterior.

—No te hagas el listo conmigo, jovencito— dijo conociendo al muchacho — ¿Qué sucedió el día de ayer? — claro… no podría tener tanta suerte, obviamente su padre no dejaría pasar algo así — tu hermana acababa de llegar… perdón si te pido mucho, pero ¿No puedes controlar tus impulsos?— con molestia pareció recobrar todo el sentido frunciendo su ceño, Jake no pudo evitar  enojarse una vez más tras la indiferencia de su progenitor.

—¿Mis impulsos? — preguntó con notable irritabilidad — siempre busca humillarme, siempre estoy en silencio y trato de no molestarlos con mi presencia; porque a la final no me importa su aprobación, pero se empeña en hablar de mamá y eso no se lo perdonaré — le hizo saber, ya no recordaba cuántas veces le había dicho sobre eso — mira papá, se que es tu esposa, ni siquiera tengo cabida aquí y lo entiendo, no espero que me acepte, no lo necesito… pero si sigue a hablando de mi madre no me haré el tonto, no me quedare callado y lo sabes. Se que no te importaba un comino pero a mí si y la defenderé aunque eso signifique destruir tu tan añorada paz — dijo para rápidamente ponerse de pie con todas las intenciones de marcharse.

—No he terminado contigo, siéntate — ordenó el hombre frente a él que decidió ignorar lo último dicho. ¿Quién le había dicho que no había amado a su madre?.

—No quiero hacerlo — la forma en que Jake lo retaba le hacía viajar a su juventud, las estaba pagando todas con él y si estuvieran en otra situación quizás se reiría de lo parecidos que eran.

—Ya no eres un niño Jake, compórtate como un hombre y aprende a controlar tus emociones — dijo pegando fuertemente a la mesa, mientras su ceño se mostraba afectado por la negativa. Jake no dejo caer la mirada y su padre tampoco lo hizo, podría causarle un escalofrío a cualquiera que estuviera en medio de ellos dos, el aura era pesada y sinceramente hasta a los mismos causantes les molestaba.

—Se nota que me parezco a ti ¿Y sabes que?…  lo detesto — soltó el moreno desviando su mirada a otro lado, escuchó un segundo suspiro de su progenitor quien contaba mentalmente para no perder la paciencia y no dejarse ver afectado por las palabras ajenas.

—No quiero seguir discutiendo contigo…— dijo con suavidad, una extraña que hizo a Jake bajar la guardia — se que odias que hablen de tu madre… también se que detestas cuando te doy cosas, cuando te sermoneo y te pido que te comportes — continuo con serenidad— pero eres mi hijo Jake, todo lo que te digo, aunque no lo creas, es por tu bien — agregó, el menor apretó el asiento y  sus parpados con cansancio, sabía que había algo más lo podía sentir en los ojos cansados de su padre.