Capitulo 11: La verdad de los ojos rojos

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El sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y rosados. Neji alerta y con su Byakugan activado, lideraba la marcha mientras usaba su para detectar cualquier amenaza potencial. Lee y Tenten seguían de cerca, con Gai que justo había llegado detrás de ellos.

"Los pergaminos están con ellos" dijo Neji, mientras escaneaba el área. Al mismo tiempo, algo llamó su atención, los 2 sujetos parecían tener una enorme cantidad de chakra, pero el de uno de ellos era demasiado chakra, lo que empezaba a preocuparle, aun así, por el momento se guardó esta información para no poner nerviosos a sus compañeros.

"Bien. No debemos bajar la guardia," respondió Gai en voz baja a Neji. "Nos aseguraremos de recuperarlo lo más rápido posible."

El grupo avanzó en silencio por un sendero angosto, bordeado de árboles altos y retorcidos. La misión, originalmente de rango C, pronto se pondría mucho más complicado de lo que pensaban.

De pronto, Neji se detuvo en seco, lo que veía con su byakugan lo estaba inquietando demasiado.

"¡Sensei!" dijo con un tono urgente. "Hay dos presencias poderosas al frente... y no son ninjas ordinarios."

Gai frunció el ceño, sintiendo cómo la atmósfera a su alrededor cambiaba abruptamente. Una presencia familiar e imponente inundaba el lugar. "¿A que te refieres Neji?" preguntó seriamente.

"Ambos tienen reservas muy grandes chakra, pero uno de ellos... jamás vi a nadie con tantas reservas de chakra..." contestó Neji.

Sus compañeros visiblemente sorprendidos titubearon y voltearon ver a su sensei, "Vaya, tal vez esta misión sea algo mas alta que rango C, bien en ese caso, deberemos ir en serio desde el principio y yo iré al frente, Lee quítate las pesas" ordenó a sus pupilos para continuar el ataque.

Siguieron su camino a los ninjas mientras Neji daba instrucciones a Gai, 3 minutos después, al doblar la última curva del sendero, la vista frente a ellos hizo que sus corazones se congelaran por un instante. Dos figuras estaban de pie en medio del camino.

La primera figura, era imposible de ignorar. De pie, más alto que todos los presentes, su presencia intimidaba tanto por su tamaño como por su apariencia única. Su piel era de un tono azul profundo casi acuático, su rostro con pequeños ojos brillantes mostraba un sadismo inquietante, sus dientes, afilados y puntiagudos, formaban una sonrisa grotesca, como si estuviera a punto de devorar a su presa. Sobre sus hombros, colgaba el manto negro de la Akatsuki, adornado con nubes rojas, ondeando ligeramente al ritmo del viento. A su espalda, llevaba la legendaria espada Samehada, una monstruosa arma viviente. Él era Kisame Hoshigaki, y el completó equipo Gai no podía evitar ver un tiburón en lugar de a un humano.

A su lado, la segunda figura permanecía quieto, una figura completamente distinta a la bestialidad de Kisame. Mientras el ninja azul irradiaba agresividad, el pelinegro proyectaba una calma escalofriante. A pesar de la paz aparente en su expresión, cualquiera que lo mirara sabría que era peligrosamente letal. Su cabello negro caía liso, casi tocando sus hombros, tambien resaltaba un rostro joven y atractivo, casi angelical. Su manto de Akatsuki ondeaba ligeramente, y su mirada se fijó sobre el equipo de Gai no mostraba emoción alguna, solo una calculadora indiferencia.

"Ustedes, devuelvan los pergaminos robados o nos enfrentarán" exclamó Lee con fuerza.

Sin embargo sus palabras parecieron no tener ningún efecto, mientras Itachi mantenía su mirada su mirada fría, Kisame se limitó a alzar las cejas en señal de incredulidad.

Después de algunos segundos de silencio Tenten decidiría lanzar un kunai a cada uno de los ninjas, sin embargo el pelinegro lanzaría otro kunai en un parpadeo, el cual no solo desviaría ambos kunai lanzados por Tenten, sino que además haría que un kunai pasará rosando su rostro.

El Renacer del Rinnegan: El Legado de NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora