Capítulo 2

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La puesta se abrió

Dejando ver al encargado de limpieza traer un cubo vacío y una escoba mientras escuchaba música distraída mente.

La chica a mi lado se asustó tanto que me empujó contra la pared, asiendo que chocara con esta golpeando mi cabeza. Me sobe la cabeza y al parecer la chica aprovechó que estaba distraída y se escapó , por que cuando gire mi cabeza hacia ella ya no estaba.

—¡Mierda!!—exclamé, salí corriendo detrás de ella, empujando al señor de limpieza el cual dijo algo que no escuché ya que iba muy concentrada en alcanzar a la chica,  gracias le dio a Dios de que aún iba por la entrada. No dure mucho en alcanzarla y tomarla del brazo para que me diera la cara, cuando se giró hacia mí la tome fuertemente de la cintura.

— Que ases... suéltame— intentó zafarse de mi agarre  golpeandome el pecho, pero yo ponía más resistencia.¿Es normal que me falte el aire cuando estoy cerca  de ella?  ¿o que me hiera cuando se quería apartar de mi?

No le hice caso y en vez de eso la apreté más contra mi pecho.

—¿con quién te irás a casa?— no quería que se fuera sola a pies, y además veo esto como una oportunidad para seguir charlando con ella.— me iré caminando, ya que por culpa  de cierta persona me dejaron— me miró con enojo mientras intentaba apartarme una vez más— yo te puedo llevar— ofrecí mirando su ceño fruncido, soltó una risa sarcástica — olvídalo— dijo para luego empujarme lejos de ella, me quedé parada, mirando  su espalda y como caminaba apresuradamente.

— tengo que saber su nombre—
dije para mí misma ,.

Corrí hasta el estacionamiento y encendí mi auto, conduje desesperadamente mirando por todas las calles buscando su figura, hasta que por fin la encontré, me acerqué a ella lentamente y bajé mi ventana. Le toque bocina fuertemente, ella se exalto al instante dando un pequeño brinco y poniendo su mano en el pecho  ( parece que venía distraída). Le sonreí, pero ella solo giró los ojos y siguió caminado.

— como te llamas— le pregunté, pero seguía sin prestarme atención.— ¿no tienes frío?— le dije señalando el cielo que estaba nublado.— ¿tu casa no queda lejos?— volví a preguntar, pero ella seguía caminando mirando al frente.— puede que cargan relámpagos ¿sabes?— se paró de golpe y me miró, miró el cielo  y luego se quedó pensativa.

Estaba tan feliz por que parece que está pensando en mi oferta, aunque si tuviera que seguirle rogando lo aria, con tal de que no se fuera sola, digo igual fue mi culpa que la dejaran y que hora tuviera que ir a pie a su casa .

Empezó a caer gotas del cielo, dando señal de que iba a llover. —vamos súbete ¿si?— la mire suplicante, ella soltó un suspiro y dio la vuelta al coches, subiéndose  a mi lado, volteo su cara a la ventana mientras me decía dónde vivía.

Conduje lo más lento que podía, tratando de que ella no se diera de cuenta que lo hacía apropósito claro.

—hmm...me puedes decir cómo te llamas— le pregunté manteniendo mi vista en la carretera— ¿por qué debería?— respondió sin ni siquiera verme, manteniendo su mirada en la ventana.— por qué sabes el mío, y con apellido incluido — bromee intentando sacarle una sonrisa y al parecer funcionó, por qué soltó una pequeña risita.— me llamo Rainelis rosario, pero prefiero que  me llamen rai—.

Rainelis, rai que lindo nombre y apodo ¿será que todo en ella es perfecto y hermoso?

Estuvimos un rato hablando y conociéndonos, pude saber más sobre ella, como que le gusta Rauw Alejandro,le gusta mucho los dulces, tiene una hermana un año menor que ella y que sus padres son empresarios.

La hija de papi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora