Capitulo 10

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Damián se encontraba solo en el apartamento familiar , sintiendo cómo el calor de su celo comenzaba a intensificarse. Había intentado mantenerse ocupado durante todo el día, pero la ausencia de Connor se hacía cada vez más evidente. Sabía que su novio estaba en una misión importante, pero eso no hacía que la sensación de vacío fuera menos dolorosa. Su instinto de omega pedía la presencia de su alfa, y cada minuto que pasaba lo sentía como un tormento.

Las gotas de sudor perlaban su frente cuando escuchó un golpe suave en la puerta. Damián frunció el ceño, con el cuerpo tenso y los sentidos alerta. Se acercó con cuidado, abriendo apenas un poco para ver quién estaba del otro lado. Jon. Un escalofrío recorrió su cuerpo.

"¿Qué haces aquí?", murmuró, su voz quebrándose ligeramente.

Jon lo miró, sus ojos azules reflejando una preocupación genuina. " me acordé que tu celo era pronto y pues no estaría Connor . Entonces vine a cuidarte durante tu celo. Al parecer, la misión se extendió más de lo previsto y no podrá regresar a tiempo". Damián quiso responder, pero el calor en su cuerpo lo hacía difícil. Se aferró al marco de la puerta, sintiendo que sus piernas temblaban.

"No quiero... no quiero que seas tú", dijo, con la voz rota y llena de vulnerabilidad. Pero sus palabras se quedaron en el aire mientras su cuerpo, al borde del límite, pedía a gritos alivio. Jon avanzó un paso, con las manos levantadas en señal de paz. "No vengo a obligarte a nada, Damián. Solo estoy aquí para ayudarte, si me dejas. Puedo quedarme en el sofá, o en otra habitación. No tienes que preocuparte".

La lucha interna de Damián era evidente en su rostro. Parte de él, la que aún guardaba rencor por el pasado, quería rechazar cualquier gesto de Jon. Pero su cuerpo, sus instintos... todo lo demás lo traicionaba. Finalmente, asintió lentamente, sintiéndose agotado.

"Está bien, pero... no te acerques demasiado", advirtió, dejando que Jon entrara al apartamento. Jon cerró la puerta detrás de él, tomando un momento para observar a Damián, cuya fragilidad en ese momento lo conmovía profundamente. "Prometo que me quedaré a una distancia segura", dijo, con una sonrisa suave. Pero ambos sabían que, en esa situación, la palabra "segura" tenía un límite.

Pasaron las horas, y el aroma que desprendía Damián llenaba el ambiente, haciéndole difícil a Jon mantener la compostura era un poco fácil el era un alfa dominante según todos mejor al promedió. Cada vez que escuchaba un gemido ahogado de Damián o lo veía retorcerse en el sofá, su instinto de alfa le pedía ir y calmarlo, darle lo que su cuerpo necesitaba. Pero se mantenía firme, recordando que Damián ya tenía a alguien a su lado.

"Jon... no sé si puedo aguantar más", confesó Damián, su respiración agitada y la piel enrojecida. "Esto es más difícil de lo que pensé". Jon tragó saliva, sintiendo cómo sus manos temblaban. "Damián, solo dime lo que necesitas. No quiero que sufras, pero tampoco haré nada que no desees".

Damián cerró los ojos, con lágrimas formándose en sus pestañas. "Solo... abrázame. Solo un poco, solo hasta que esto pase". Jon se acercó, con el corazón latiendo con fuerza. Se sentó junto a Damián y lo envolvió en un abrazo suave, sintiendo cómo el cuerpo del omega se relajaba contra el suyo. Damián escondió su rostro en el cuello de Jon, inhalando el aroma familiar que lo tranquilizaba, a pesar de todo lo que habían pasado.

"Gracias", murmuró Damián, sintiendo un poco de alivio al estar en sus brazos. Jon acarició su espalda con ternura, tratando de no dejarse llevar por la intensidad del momento. "Estaré aquí todo el tiempo que necesites", respondió en voz baja, aunque en su interior, deseaba que ese momento se extendiera por siempre.

Los minutos pasaron, y aunque el calor seguía ardiendo en el cuerpo de Damián, la presencia de Jon lo ayudaba a soportarlo. En algún punto, los latidos de su corazón se acompasaron, y Damián se permitió descansar un poco, aferrándose a la sensación de seguridad que Jon le proporcionaba. En ese instante, no importaba lo que había sucedido en el pasado ni lo que ocurriría en el futuro. Solo importaba que, por un breve momento, no estaba solo.






 Renacer en tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora