Damián dio un paso y luego otro, sus pies llevándolo de regreso a la vida. Sin embargo, sus pensamientos seguían atrapados en el torbellino de recuerdos dolorosos. Se sacudió la confusión, tratando de encontrar claridad en medio del caos emocional. Con cada paso que daba, el peso de su historia lo empujaba hacia abajo, pero tenía que seguir adelante.
No estaba seguro de a dónde se dirigía, solo sabía que no podía regresar a la mansión. La fría noche lo envolvía, y con cada respiro, su corazón latía más rápido. Fue entonces cuando tropezó de nuevo, esta vez no con el suelo, sino con un recuerdo fugaz: el brillo de los ojos de Jon, las risas compartidas, la intimidad que ahora parecía tan distante.
Mientras se movía, sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía. La noche oscura le ofrecía un manto de anonimato, pero en el fondo, Damián anhelaba la conexión, la calidez de alguien que pudiera entender su dolor. Justo cuando su mente se nublaba de nuevo, escuchó una voz familiar.
—¡Hey! ¡Mira a quién tenemos aquí!
Damián giró la cabeza, confundido. Ante él estaba Harley Quinn, una figura vibrante en la penumbra, con su cabello bicolor y su risa despreocupada. Aunque era una villana reconocida, Harley siempre había tenido un aire de libertad que lo fascinaba.
—¿Qué te pasó, niño? Pareces un espantapájaros que se ha olvidado de su pajarera —dijo ella, su tono juguetón escondiendo la preocupación.
—No es nada —respondió Damián, intentando recomponer su expresión, pero la risa de Harley era contagiosa, y su energía era difícil de ignorar.
—Oh, vamos, no me engañas. Aquí entre nos, parece que el hijo de Batman ha tenido un mal día. ¿Qué te parece si te llevo a un lugar donde puedas olvidarte de todo eso?
Sin pensarlo dos veces, Damián asintió. No sabía a dónde lo llevaría, pero la idea de escapar de su realidad por un momento le resultaba atractiva.
Harley lo condujo por las calles, entre risas y anécdotas, a un pequeño y peculiar apartamento lleno de color y vida. Era un refugio en medio del caos, un lugar donde las preocupaciones parecían desvanecerse.
—Bienvenido a mi hogar, pequeño murciélago —anunció Harley con un gesto teatral, señalando el lugar como si fuese un escenario—. Siéntete como en casa.
El lugar estaba decorado con todo tipo de objetos extravagantes, desde cuadros de arte abstracto hasta muñecos de peluche. Damián no pudo evitar sonreír un poco al ver la forma en que Harley había creado su propio mundo.
—Te presentaré a mis amigos. ¡Chicos! ¡Tenemos visita!
En un instante, varios personajes entraron en la sala. Entre ellos, Damián reconoció a algunos villanos que habían tenido sus momentos de gloria en Gotham, pero todos parecían más relajados, casi como una familia disfuncional.
—¿Quién es este? —preguntó uno de ellos, un tipo alto con un aspecto rudo pero amable.
—Es Damián, el hijo de Batman —respondió Harley, con orgullo en su voz—. Ha tenido un día difícil, así que vamos a cuidar de él.
A medida que la noche avanzaba, Damián se sintió más cómodo. La energía caótica de Harley y sus amigos era refrescante, y por primera vez en mucho tiempo, empezó a relajarse. Contó un poco sobre su situación, dejando escapar las palabras que había estado guardando. Con cada historia, cada detalle, sintió que las sombras de su pasado comenzaban a desvanecerse.
—Sabes, a veces la vida te da limones y solo puedes hacer limonada… o una bomba de limones —dijo Harley, guiñándole un ojo.
Damián se rió, agradecido por el respiro que le brindaban. La familia que había querido y perdido se había transformado en otra cosa, pero aquí, en este lugar extraño, sentía un destello de lo que podría ser una nueva familia.
A medida que la noche se convertía en madrugada, Damián comprendió que no todo estaba perdido. Había un camino por delante, lleno de posibilidades y, tal vez, la oportunidad de reconstruir su vida. Era hora de dejar atrás el dolor y comenzar a abrazar el futuro.
—Gracias por esto —dijo Damián, sintiéndose más ligero—. No sé qué haría sin ustedes.
Harley sonrió, su energía iluminando la habitación.
—Aquí estamos para ti, Damián. Y recuerda, a veces, ser un poco loco es lo mejor que puedes hacer.
Con eso, Damián se sintió más fuerte. Tenía una nueva oportunidad, una nueva familia, y, tal vez, solo tal vez, el comienzo de un nuevo capítulo.
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Renacer en tus brazos
RomanceDamián, un omega que ha sido herido en el pasado, decide cambiar su vida después de descubrir los engaños y manipulaciones de su antiguo alfa, Jonathan. Cansado de las mentiras y de un amor que solo le trajo dolor, Damián escapa en busca de un nuevo...