Capitulo 6

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Damian siempre se había sentido un poco fuera de lugar en su entorno. Aunque era una persona amable y honesta, su sinceridad a menudo chocaba con la superficialidad de quienes lo rodeaban. A pesar de sus esfuerzos por encajar, siempre tenía la sensación de que nunca lograría conectarse del todo con sus amigos y compañeros de clase. En su percepción, lo odiaban por ser parte de una familia acomodada. Esa era una carga que llevaba con él, un estigma que sentía que lo separaba del resto.

La vida de Damian cambió el día que conoció a Jon. Desde el primer momento, se sintió atraído por él de una manera que nunca había experimentado antes. Jon era carismático, popular, y todo el mundo lo admiraba. La forma en que iluminaba la habitación con su sonrisa era casi mágica. Sin pensarlo dos veces, Damian decidió que haría cualquier cosa para gustarle y ganarse su aprobación.

Comenzó a cambiar su forma de vestir, imitando el estilo de sus compañeras, algo un poco vintage que pensaba que lo haría lucir más interesante. Abandonó sus hobbies y pasatiempos que siempre había disfrutado: leer, dibujar, pintar. Todo eso quedó atrás mientras se enfocaba en actividades que creía que le harían ganar la atención de Jon y de sus amigos. Se volvió más social, ocultando su verdadera personalidad detrás de una máscara de despreocupación. Rió de chistes que no le hacían gracia y asistió a fiestas a las que nunca hubiera ido antes. La mayoría de los asistentes solo se drogaban, algo que nunca le había gustado, pero que aceptó seguir para permanecer al lado de Jon.

Con el tiempo, Damian se convirtió en una versión de sí mismo que apenas reconocía. Aunque logró acercarse al círculo de Jon, nunca llegó a sentirse verdaderamente aceptado. Siempre estaba caminando sobre una cuerda floja, esforzándose por mantener una imagen que no era suya. Cuando pensaba que podía haber ganado la aprobación de Jon, se daba cuenta de que algo siempre faltaba. Nunca sintió que lo vieran realmente. Su relación era superficial y distante, aunque se negaba a admitirlo.

Fue un día cualquiera cuando la verdad salió a la luz. Damian había estado esperando a Jon en su lugar habitual, el parque donde a menudo se encontraban. La tarde era soleada, pero el brillo del sol no podía calentar el frío que comenzaba a apoderarse de su corazón. Al ver a Jon acercarse, su sonrisa se ensanchó. Sin embargo, la alegría se desvaneció rápidamente cuando notó que no venía solo. A su lado, una chica, con el cabello rizado y una risa contagiosa, parecía estar disfrutando de su compañía de una manera que a Damian le dolió ver.

Cuando escuchó sus risas y el tono de complicidad entre ellos, un nudo se formó en su estómago. No sabía por qué, pero el presentimiento lo invadió. Decidió acercarse para saludar, pero se detuvo en seco al escuchar las palabras que Jon le dirigió a la chica.

—Vamos a divertirnos esta noche. Damian nunca se entera de lo que pasa realmente —dijo Jon, riendo, mientras ella le daba un suave codazo.

El mundo se detuvo para Damian en ese instante. Las palabras lo atravesaron como un cuchillo afilado. No importaba cuánto hubiera cambiado, ni los sacrificios que había hecho para encajar; en ese momento, se dio cuenta de que nunca sería suficiente. Jon lo engañaba, no solo con otra persona, sino con una versión de él que jamás podría alcanzar.

Una sensación de vacío lo invadió. En un impulso, se dio la vuelta y se marchó, dejando atrás la escena que lo había desgarrado por dentro. No podía soportar la idea de que, a pesar de todos sus esfuerzos, su verdadero yo había sido ignorado y despreciado. Con cada paso que daba, el peso de la traición lo aplastaba, recordándole lo perdido que estaba.

Al llegar a casa, se encerró en su habitación. Las paredes, que una vez se sintieron como un refugio, ahora eran una prisión. Se dejó caer en la cama, sintiendo que el mundo se desvanecía a su alrededor. Su mente era un torbellino de pensamientos, recuerdos y promesas rotas. Intentó convencer a su corazón de que Jon no valía la pena, pero en el fondo sabía que estaba mintiendo.

Lloró en silencio, sintiendo cómo las lágrimas caían por sus mejillas, llevándose consigo cada fragmento de la imagen que había construido. El dolor de la traición lo atravesó, y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió completamente perdido.

Mientras se hundía en su tristeza, una pequeña voz en su interior comenzó a susurrarle. "Es hora de ser tú mismo, Damián. Es hora de dejar de lado las sombras y comenzar a buscar la luz." Pero esa voz era débil, casi inaudible, ahogada por el ruido de su desilusión.

Sin embargo, en medio de la oscuridad, una chispa de esperanza comenzaba a encenderse. La vida de Damian no tenía que estar definida por lo que otros pensaran de él. Podía ser auténtico, incluso si eso significaba enfrentar el dolor de ser él mismo. Aunque el camino era incierto, se dio cuenta de que, por primera vez, podría empezar a buscar su verdadera identidad, más allá de Jon y las expectativas de los demás.

Fue un pequeño paso, pero fue un paso hacia adelante. Aunque la herida era profunda, sabía que la recuperación comenzaría cuando finalmente aceptara quién era realmente, sin importar cuán diferente o imperfecto pudiera ser. Y en ese momento de revelación, un rayo de luz atravesó las nubes de su confusión, prometiendo un futuro donde podría ser verdaderamente él mismo.









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