La pareja perfecta PARTE UNO

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El departamento de ventas ya no era tranquilo como en la mañana. El cuchicheo, las miradas y las constantes notificaciones del chat grupal le señalaban que era el protagonista del chisme actual y todo empeoró cuando Henmi se enteró, porque se le designó la tarea de ser cuidado oficial del omega dentro del departamento, ya que Kirishima quería tener ojos en todas partes donde estuviera su amado oso gruñón. El beta no dudó en aceptar porque, además de que admiraba muchísimo al alfa, quería ser un protector para él porque le respetaba. 

Pensaba que eso era un poco innecesario, ya que era fuerte y sin algún esfuerzo mayor podría hacerle frente a un alfa en una situación de peligro, pero instintivamente, incluso psicológicamente, podría ser sometido y crear una especie de vulnerabilidad al momento o dejar una secuela que perjudicara a futuro porque, aunque él no se creía inferior ni mucho menos, algunos tenían el pensamiento que los omegas solo eran incubadoras y que su único labor es abrir las piernas cuando los alfas quisieran. Claramente, esas situaciones hipotéticas podrían ser demasiado para él. 

No. Mentira. Esas situaciones era demasiado para él. Recordaba con enojo y asco aquella vez que su celo lo abordó y un alfa quería aprovecharse de él... su segundo género se retorcía de disgusto y miedo, porque claramente era un tacto no deseado.  Y el editor lo sabe. 

Sabe lo vulnerable que  él puede ser y que será tan precavido como sus medios se lo permitan. Carajo, ni siquiera quiere pensar en cómo será cuando tenga un cachorro del castaño dentro suyo... 

"Espero que sea pronto" pensó, queriendo de pronto enterrase en una montaña impregnada con aroma de su alfa. "Realmente quiero embarazarme pronto, aunque eso implique que Zen se vuelva ultra territorial, posesivo y meloso".   

Casi podía verlo, gruñéndole a cualquiera que siquiera lo mirara de reojo porque Kirishima no era, ni sería tolerante con interesados en su pareja, aunque ese "interés" solo existiera en la mente del alfa, y vaya que era bueno expresando territoriedad. Además, era un hombre precavido que sabía usar sus cartas para salir siempre victorioso como ahora que podía felizmente pasearse por todo el edificio buscándolo sin necesidad de una excusa. Nadie cuestionaría nada desde ahora. 

Es normal que un alfa busque a su omega. 

Es normal que el omega huela a su alfa. 

Es normal lucir un collar de compromiso por parte del omega. 

Es normal que el sitio donde vive y trabaja el omega le lleguen regalos de cortejo.  

—¡¡SEÑOR YOKOZAWA, SU HOMBRE QUIERE VERLO!! — gruñe en lugar de gemir lastimosamente. Ahora, muy seguramente, Kirishima se presentaría ante todos como "su hombre". 

Antes de que pueda levantarse, Kirishima le acaricia el hombro con afecto y pasa lentamente los largos dedos por el largo de este, así como por la base se su cuello hasta llegar al otro hombro y dar un apretón juguetón. 

—Sí, amor, tu hombre viene a verte — el susurro en su oído le indica que se ha inclinado y ahora está invadiendo peligrosamente su espacio personal. Traga en seco y trata de mantener la mente fría. — Quiero que me acompañes a la sala de juntas. Es urgente lo que quiero conversar conmigo. 

— ¿Por qué en una sala de juntas? Fácilmente me lo puedes de- 

— No. Necesito que sea allá. 

La extraña petición le hace verlo y sabe de inmediato las razones. Asiente y muy rápido, ambos salen del departamento de ventas al elevador. Nadie dice nada durante el trayecto. Es innecesario. 

Kirishima es el primero en entrar a la sala y, cuando entra él, se asegura de ponerle seguro. 

— ¿Es tu celo? Pero aun faltan varios meses. 

La pasión de Yokozawa (trifecta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora