En la tranquilidad de su departamento se permitió respirar después de todo el relajo por el que tuvo que pasar. Nunca había creído que un nuevo miembro en la editorial fuera lo mejor que le podía pasar hasta la fecha.
— Estoy en casa — anunció.
Hoy había llegado más temprano, las luces estaban encendidas y se escuchaba un cuchicheo en la cocina.
— Bienvenido a casa, papá — Hiyo asomó su cabecita con una sonrisa. — La abuela está aquí.
Se acercó las mujeres quienes lo estaban esperando para comer y empezaron una amena conversación sobre su día.
Hiyo estaba muy contenta de tener a su padre ahí con ella, se había sentido algo recelosa después de que su maestra le preguntara por su padre por tercera vez en lo que llevaba del mes.
Ella era consiente que su papá era un hombre muy apuesto y esa virtud solo era opacada por ese gran corazón. Sabía que muchas mujeres se acercaban a ella con ese afán de impresionarlo, lo cuál la lastimaba. Sin embargo, ella había aprendido a ser dura ante esa situación y solo abrirse ante sus abuelos, su mejor amiga y papá.— Me retiro, quedé de hacer una vídeo llamada con mi amiga. La cena estuvo deliciosa, abuela — anunció Hiyo, llevando en manos una pequeña porción de gelatina.
Los dos adultos se quedaron en silencio hasta escuchar una puerta cerrarse en el pasillo.
— Zen — habló la señora con ese tono que el castaño conocía a la perfección. Otra vez tendría que escuchar a su madre "recomendarle" buscar a alguien que protegiera a su cachorra y la amara con se merecía. — Sé que ya te lo he dicho muchas veces, pero creo que Hiyo necesita a alguien que la cuide y la quiera. Ella aún es muy pequeña para tomar el papel de ama de casa.
— Créeme que lo sé, mamá. Hiyo es muy pequeña y no se comporta como tal, sin embargo creo que al fin encontré a alguien — comentó con una sonrisa soñadora. Aún tenía presente el aroma del vendedor que le provocaba la sensación de cosquillas por su barriga.
La señora Kirishima miraba con una sonrisa la cara de bobo que puso su hijo al mencionarle aquella noticia. Su corazón al fin podría latir tranquilo al ver que su hijo podría permitirse amar otra vez y ver a su pequeña disfrutar de un cálido hogar.
— ¿Quién es la afortunada? — cuestionó la mujer, ansiosa de saber quien era.
— Él, mamá — soltó la bomba. — Él es un omega.
— ¿Estás seguro? Yo no me opondría a que rehagas tu vida con un omega hombre, pero tú nunca habías mostrado interés en...
— También me sorprendí pero tengo la sospecha de que él está destinado para mí. No me creerás todo lo que me ha pasado para llegar a esa conclusión.
La señora escuchó atentamente el relato de su hijo, se sorprendió a la mitad de la historia. Sin duda, había una buena posibilidad de que ese omega fuera su destinado, por la manera en que sus lobos habían reaccionado antes de ser conscientes de su existencia.
Después de aquella charla, la señora se despidió de su departamento deseando conocer pronto a tan especial hombre. Dándole ánimos y buenos deseos se perdió entre los pasillos.
[...]
— Estoy en casa — anunció el peliazul.
Un pequeño maullido se escuchó desde la habitación. Su gato de seguro estaba holgazaneando como siempre, dejó sus cosas en una pequeña mesa y se dispuso a prepararse algo de comer.
Mientras picaba lo necesario para una sopa nutritiva no dejar de pensar en el castaño que lo había raptado unas horas atrás. Después de ese confuso encuentro en ese cuarto, lo guió hasta un pequeño bar donde pidió una zona privada para que ambos pudieran hablar.
Esa plática en particular fue muy incómoda. El simple hecho de estar el editor le provocaba una disyuntiva con su cuerpo y mente, lo que evitaba que se concentrara al 100 % en la conversación y sumándole la extraña tensión sexual entre ambos.
¿Qué debería de hacer? ¿Debería investigar más a profundidad sobre las parejas predestinadas? Tan solo considerarlo se sentía tan estúpido. No conocía a nadie que hubiera encontrado tal cosa en una persona, sin embargo era un tema solía sonar mucho en sus años de secundaria, preparatoria e incluso la universidad entre omegas.
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La pasión de Yokozawa (trifecta)
Fanfic[OMEGAVERSE] ¿La pareja pre-destinada sí existe? Ésta y muchas preguntas más se hace Yokozawa cuando conoce a Kirishima, un alfa tan infantil y enfadoso que lo ha declarado como suyo hasta el resto de su vida. ¿Cómo huir de un alfa cuando el cuerp...