Las siguientes semanas, Yokozawa había tomado la costumbre de ir cada miércoles y viernes a la casa de los Kirishima para convivir con ambos castaños. Ahora con su relación ya formal, el editor no se limitaba en toquetearlo cada vez que podía, provocando sonrojos e insultos hacía este.
La pequeña Hiyo se había familiarizado muy bien con él, hasta le llamaba oniichan como cariño. Kirishima le decía que la pequeña se encontraba más alegre y que casi siempre hablaba de los planes que tenía para él en la siguiente visita, cosa que al menor lo llenaba de alegría. Nunca se imaginó tener algo así de cálido, aunque un miedo seguía ahí, una inseguridad, una herida que aún no era curada.
Hoy era viernes y no iría a la casa Kirishima, ya que la cachorra iría con sus abuelos a visitar su casa del campo y él tenía demasiado trabajo por una feria que se estaba aproximando. Él era el encargado de llevar a cabo una firma de libros de un importante mangaka, al igual que el lanzamiento de dos mangas más al mercado.
Kirishima en varias ocasiones le había reprochado lo excesivo que era con el trabajo, quizás tenía razón pero no podía evitarlo. Él no solía salir con amigos y su familia estaba lejos, así que solo le quedaba dar lo mejor de sí en el trabajo.
Quedaba aún un par de horas para salir del trabajo, por ahora tenía que firmar y revisar algunos documentos con Henmi, su mano derecha, un beta muy eficaz el cuál sabía que en realidad era un omega y se habían hecho cercanos después del incidente de su celo.La última hoja cayó encima de su escritorio. Hemni se apoyó exhausto en el respaldo de la mesa, la pila de documentos era enorme. Yokozawa estaba igual o peor, había tenido varias juntas con el departamento LB con sus respectivos autores y con el presidente para darle un reporte semestral al Isaka. Sabía que mucha gente de la editorial tenía grandes expectativas en el peliazul.
— Buen trabajo, Henmi. Creo que podemos irnos y nos veremos el Lunes temprano.
Henmi parecía amolado y no era para menos. El beta daba todo de sí cada día para ir al paso del vendedor.
— Llegaré y dormiré hasta bien entrado el día de mañana — comentó perezosamente.
Henmi se levantó y se dirigió a su escritorio recogiendo sus pertenecías mientras que Yokozawa lo imitaba. Él quería irse a su casa y descansar.
—No vemos el Lunes Yokozawa, que descanse — dijo mientras salía de las oficinas.
Yokozawa suspiró. Al recoger todas sus cosas partió hacía su hogar.
Pasó por una tienda de convivencia para comprar los víveres necesarios para toda la semana. Durante el tren sentía que algunos lo observaban, disimuladamente olfateo su hombro para asegurarse que su olor estuviera oculto, para evitar situaciones desagradables como, por ejemplo, un acoso, etc. Recordaba vagamente cuando que fue espectador de cómo a un omega le entraba su celo en pleno metro durante sus años de preparatoria, fue un caos total. Él hizo lo posible por defenderlo aunque no lo hubiera logrado sin ese alfa de pelo plateado, quién con su uso de la voz para alejar a los otros alfas. Solo así, el chico se salvó."¿Cómo era que se llamaba...?"
[...]
Al llegar a su edificio suspiró, en verdad quería verlos hoy y se reprochaba internamente por permitirse relacionarse y envolverse en una nube rosa, dónde poseía lo que siempre quiso. Alguien que lo amara incondicionalmente, que se preocupara por él... ¡cómo no bajar la guardia! Antes las suaves palabras del castaño, él era un deleite del cuál no podía privarse.
Al llegar a su piso un olor llegó a sus fosas nasales, estremeciéndolo. Buscó con precaución el origen del olor y lo encontró en una sombra recargada en la puerta de su departamento. Le resultaba demasiado raro que él se encontrara ahí.
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La pasión de Yokozawa (trifecta)
Fanfiction[OMEGAVERSE] ¿La pareja pre-destinada sí existe? Ésta y muchas preguntas más se hace Yokozawa cuando conoce a Kirishima, un alfa tan infantil y enfadoso que lo ha declarado como suyo hasta el resto de su vida. ¿Cómo huir de un alfa cuando el cuerp...