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Solo tenía una misión, y fracasó de manera estrepitosa, cometiendo el mayor error de su vida. Cada día, desde aquel incidente, se preguntaba por qué había desarrollado ese despreciable y estúpido sentimiento conocido como 𝐀𝐦�...
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Ha pasado casi un mes desde que el soberano del infierno y el demonio de la radio iniciaron una relación. Por petición de Alastor, no le dijieron a ninguno de sus amigos de lo que pasaba entre ellos, lo que menos deseaba el pecador era que la noticia llegara a oídos no deseados. Para Lucifer no sería un problema si todos en el infierno se enteran, pero no niega que que revelarlo le cuesta.
El demostrar cariño en su relación también era un inconveniente, apesar de que estén solos, el siquiera tomarse de las manos resulta muy raro. Lucifer por no haber tenido ningún tipo de contacto físico en años y Alastor por ser esta su primera relación amorosa en toda su existencia. Viejos demonios inexpertos en el amor, en especial uno más que el otro.
Y ni hablar de sus supuestas "citas", era muy complicado salir por las calles sin llamar la atención. Además de que Alastor no pone de parte la mayoría de veces.
Charlie si a notado ese pequeño cambio de actitud entre su padre y el anfitrión de su hotel, pero prefirió no preguntar, por ahora. Algo que también llamó su atención es que el rubio dejó de usar su anillo de bodas, eso solo alzó sus sospechas de que sucedía algo entre esos dos.
Tener pareja es más complicado de lo que Alastor creía.
—Se que a los dos nos cuesta, pero —agarrando la mano del overlord— Realmente es muy gracioso ver lo nervioso que te pones —soltó a carcajadas.
—Yo en serio no veo porque te resulta tan gracioso —bajó sus orejas, avergonzado.
—Lo siento, pero no puedo evitarlo.
El overlord no iba a negar que, apesar de que la relación sólo es una farsa, pasar tiempo con él más bajo y verlo reír, era muy reconfortante.
Que raro que ahora realmente disfruta estar a su lado, ¿No?
—Ahora que lo pienso, nunca me has dicho nada de tí cuando estabas vivo —dijo Lucifer— Y tengo cierta curiosidad de como terminaste aquí.
—Se puede decir, que, fui muy reconocido por mi honrada profesión, pero debajo de esa fachada... Siempre hubo alguien cada día más sediento de sangre y destrucción —apretó el puño— No me sorprendió haber llegado aquí.
Otra vez esa desagradable sensación de ardor en sus mejillas, ¿Acaso estaba enfermo o algo? Se preguntaba el pecador. Se levantó de golpe, sorprendiendo al rubio.
—¿Pasó algo?
—No es nada, querido... —respondió un poco nervioso— Acabó de recordar que tengo que reunirme con Rosie —mintió— No puedo dejarla esperando.
—Entiendo —se puso de pie también— Tal vez no sea tan buen momento para decir esto, pero, sabes que no salimos seguido, y me gustaría que-
