Capitulo 3

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Los días parecían desenredarse en una mezcla de silencios y miradas compartidas. Jimin y Jungkook continuaban encontrándose de manera casi inevitable, como si una fuerza invisible los guiara el uno hacia el otro. Ninguno de los dos hablaba demasiado sobre lo que estaba sucediendo entre ellos, pero ambos lo sentían: algo más profundo, algo que no podían ignorar, estaba emergiendo lentamente.

Jimin no podía evitar sentirse inquieto. Había algo en esos encuentros con Jungkook que lo perturbaba, pero al mismo tiempo lo atraía. Los sueños continuaban, más intensos cada noche, y los susurros eran cada vez más claros. Las palabras que escuchaba mientras dormía ya no eran ecos distantes; eran voces que parecían hablarle directamente, como si estuvieran tratando de advertirle de algo.

—No te alejes de él... No lo dejes ir... —decían los susurros, llenándolo de una extraña sensación de urgencia.

Pero había algo más que venía con esas palabras. Algo que no lograba comprender del todo, pero que sentía en lo más profundo de su ser. Una especie de advertencia, una sombra oscura que amenazaba con arrastrarlo si no prestaba atención.

**✧**

Por su parte, Jungkook no estaba mejor. Cada vez que veía a Jimin, algo dentro de él despertaba con una fuerza casi abrumadora. Sabía que había algo prohibido en esa conexión, algo que iba más allá de lo que estaba dispuesto a enfrentar. Pero también sabía que ya era demasiado tarde para echarse atrás.

Las noches de Jungkook estaban llenas de visiones. Imágenes fugaces de un pasado que no podía recordar, pero que sentía dentro de sí como si siempre hubieran estado ahí. En esas visiones, veía a Jimin, pero no como lo conocía ahora. Lo veía en otro tiempo, en otro lugar. Lo veía sufriendo, lo veía luchando. Y lo veía buscando algo que parecía fuera de su alcance.

Cada vez que se despertaba, empapado en sudor, su mente volvía a la misma pregunta: ¿qué significaba todo esto? No podía explicarlo, pero una parte de él sabía que lo que sentía por Jimin no era algo nuevo. Era una emoción que había estado dormida durante mucho tiempo, esperando el momento adecuado para despertar.

**✧**

Un día, después de uno de sus encuentros casuales, Jimin y Jungkook decidieron tomar un café juntos. Ninguno de los dos lo dijo en voz alta, pero ambos sabían que necesitaban hablar. Había demasiadas preguntas sin responder, demasiados silencios que ya no podían ignorar.

El pequeño café al que fueron estaba casi vacío, lo que les daba la tranquilidad que ambos necesitaban. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, y durante los primeros minutos, ninguno de los dos dijo nada. Solo se miraban, como si intentaran encontrar respuestas en los ojos del otro.

—Esto es... extraño, ¿no crees? —dijo finalmente Jimin, rompiendo el silencio.

Jungkook asintió lentamente, sin apartar la mirada de él.

—Sí, lo es. Pero también es algo que no podemos ignorar.

Jimin frunció el ceño, como si estuviera luchando por encontrar las palabras adecuadas.

—Desde que te vi por primera vez, he tenido esta... sensación. Como si ya te conociera, como si hubiera algo que nos une, pero no sé qué es. —Su voz era suave, casi un susurro, como si temiera que al decirlo en voz alta, todo pudiera desmoronarse.

Jungkook tomó un sorbo de su café antes de responder, su mirada seria y pensativa.

—A mí me pasa lo mismo —admitió—. Es como si hubiera algo entre nosotros, algo que viene de mucho antes de que nos conociéramos. Pero no sé lo que es... —Hizo una pausa, mirando a Jimin con intensidad—. ¿Tú has tenido sueños?

La pregunta sorprendió a Jimin. No había hablado de sus sueños con nadie, y la idea de que Jungkook pudiera estar experimentando algo similar lo inquietó.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó, sintiendo un nudo en el estómago.

Jungkook suspiró, pasando una mano por su cabello oscuro.

—Porque yo también los tengo. Sueños que no entiendo, pero en los que siempre estás tú. —Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. En esos sueños, parece que estamos en otro lugar, en otro tiempo. Y no sé por qué, pero siento que te conozco de antes.

El corazón de Jimin dio un vuelco. Lo que estaba escuchando confirmaba lo que había temido desde que los sueños comenzaron. Esto no era solo una coincidencia. Había algo más grande en juego, algo que los superaba a ambos.

—En mis sueños, siempre hay susurros... —dijo Jimin en voz baja—. Me dicen cosas, me advierten. Me dicen que no te deje ir.

Jungkook lo miró con sorpresa, pero también con una comprensión silenciosa. Los susurros... él también los había escuchado. No en los sueños, pero sí en su mente, en los momentos de calma, cuando todo a su alrededor parecía detenerse. Esas voces siempre le decían lo mismo: no te alejes.

—¿Crees que esto signifique algo? —preguntó Jimin, sintiendo que necesitaba desesperadamente una respuesta.

Jungkook miró por la ventana, su expresión sombría.

—No lo sé. Pero creo que tenemos que averiguarlo.

**✧**

Esa noche, mientras Jimin caminaba de regreso a su apartamento, no podía dejar de pensar en lo que Jungkook le había dicho. La idea de que ambos compartieran los mismos sueños, los mismos susurros, lo hacía sentir menos solo, pero al mismo tiempo, lo llenaba de una inquietud profunda.

¿Qué significaba todo esto? ¿Por qué sus vidas parecían estar entrelazadas de una manera tan misteriosa?

Al llegar a su apartamento, se dejó caer en el sofá, sintiendo una mezcla de agotamiento y confusión. Los susurros habían estado especialmente fuertes ese día, casi como si trataran de decirle algo importante, pero aún no lograba entender.

Cerró los ojos, dejándose llevar por el cansancio. Y entonces, los susurros regresaron.

No estás solo... Él te recuerda... No puedes dejar que lo olvides...—decían las voces, cada vez más claras, más insistentes.

Jimin abrió los ojos de golpe, sintiendo una sacudida en su pecho. Las voces ya no eran solo susurros lejanos. Eran palabras claras, casi como si alguien estuviera hablando directamente en su oído.

Se levantó del sofá y caminó hacia la ventana, mirando las luces de la ciudad que brillaban en la oscuridad. Su respiración estaba agitada, y su mente seguía tratando de procesar lo que acababa de experimentar.

—No estás solo... —repitieron las voces, llenándolo de una extraña mezcla de miedo y esperanza.

Sabía que no podía ignorar más lo que estaba sucediendo. Jungkook era la clave. De alguna manera, lo que estaban viviendo juntos iba más allá de lo que podían comprender. Y aunque el miedo lo invadía, también sabía que no podía alejarse.

Esa noche, Jimin decidió que encontraría las respuestas, sin importar lo que eso significara.

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