Capitulo Final

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Las palabras de la figura resonaron en la sala vacía, pesando en el aire como una sentencia. Jimin y Jungkook se miraron, sintiendo el peso de lo que estaba a punto de suceder. El sacrificio. Había un precio a pagar para romper el ciclo y liberarse de la tragedia que había perseguido sus almas durante siglos.

—¿Qué tenemos que sacrificar? —preguntó Jimin, con la voz quebrada por la incertidumbre y el miedo. El amor que compartían había sido el pilar que los había sostenido durante todo este tiempo, y ahora les pedían que pagaran un precio por ese amor.

La figura frente a ellos, que representaba a Jungkook en una vida pasada, sonrió con tristeza.

—Para romper este ciclo de sufrimiento, uno de ustedes deberá renunciar a su conexión con el otro —respondió—. Si lo hacen, liberarán sus almas del destino que las ha encadenado. Solo uno de ustedes podrá recordar todo lo que ha sucedido, mientras el otro quedará libre de estos recuerdos y vivirá en paz, sin la carga del pasado.

El silencio que siguió a esa declaración fue ensordecedor. Jimin sintió como si el aire se hubiera evaporado de sus pulmones. ¿Cómo podían seguir adelante después de escuchar eso? Habían luchado tanto por llegar hasta aquí, por estar juntos, y ahora les decían que uno tendría que olvidarlo todo.

Jungkook apretó la mano de Jimin, tratando de encontrar fuerzas en su tacto.

—No puede ser así —murmuró Jungkook—. Debe haber otra forma.

La figura negó con la cabeza.

—Esto es lo único que puede romper el ciclo. Si no lo hacen, seguirán atrapados, reencarnando una y otra vez, sufriendo la misma tragedia. Cada vez, sus almas se encontrarán, pero siempre acabarán separadas por la misma sombra que los persigue.

Jimin miró a Jungkook, sus ojos llenos de lágrimas.

—No puedo imaginar vivir sin ti… pero no puedo dejar que sigamos sufriendo. —Su voz temblaba, cargada de una tristeza infinita.

Jungkook tomó una respiración profunda, su corazón latiendo dolorosamente en su pecho.

—Jimin, si uno de nosotros tiene que olvidar, que sea yo. —Su decisión fue firme, pero había una tristeza profunda en su mirada—. No quiero que tú cargues con este dolor. Tú mereces ser feliz, libre de todo esto.

Jimin negó rápidamente, sintiendo que su corazón se rompía en mil pedazos.

—No, no puedo permitirlo. No puedo dejar que te sacrifiques de esa manera.

La figura del pasado los observaba en silencio, como si esperara pacientemente a que tomaran su decisión. El peso de ese momento se sentía como si el tiempo mismo hubiera dejado de avanzar.

—No quiero olvidarte, Jungkook —murmuró Jimin, acercándose más a él, con los ojos llenos de lágrimas—. Pero si es la única forma de que seamos libres, entonces… entonces haremos esto juntos.

Jungkook lo abrazó con fuerza, aferrándose a Jimin como si fuera la última vez que lo haría. Sus cuerpos temblaban mientras trataban de encontrar consuelo en el calor del otro.

—No importa lo que pase —susurró Jungkook contra el cabello de Jimin—. Te encontraré de nuevo, en cualquier vida. Prometo que nuestras almas se volverán a cruzar, aunque no lo recuerde.

Las palabras de Jungkook fueron como un bálsamo para el dolor de Jimin, pero no lo aliviaron por completo. Sabía que lo que estaban a punto de hacer cambiaría sus vidas para siempre.

La mujer que los había guiado hasta aquí dio un paso adelante, con una expresión solemne en su rostro.

—Entonces, han tomado su decisión. Uno de ustedes renunciará a sus recuerdos y será liberado de este ciclo. El otro llevará la carga, pero finalmente estarán libres de las sombras del pasado.

Jungkook y Jimin asintieron, aunque las lágrimas seguían cayendo por sus rostros. Estaban decididos, pero el dolor de lo que venía era casi insoportable.

La mujer levantó las manos y comenzó a murmurar palabras antiguas, un idioma que ninguno de ellos entendía pero que resonaba en sus almas. Una luz suave comenzó a envolverlos, y la figura del pasado de Jungkook empezó a desvanecerse, llevándose consigo las sombras que los habían perseguido durante tanto tiempo.

El tiempo parecía ralentizarse. Jimin y Jungkook se miraron por última vez, sabiendo que este era el final de su historia, al menos en esta vida.

—Te amo, Jimin —susurró Jungkook, con una sonrisa triste en sus labios.

—Te amo más de lo que las palabras pueden decir —respondió Jimin, apretando su mano por última vez.

Y entonces, la luz los envolvió por completo.

**✧**

Cuando Jimin despertó, estaba solo. La habitación del sótano se había desvanecido, y ahora se encontraba en su propio departamento, en la cama. El sol entraba por la ventana, iluminando la habitación con una calidez reconfortante.

Por un momento, no supo si todo había sido un sueño. Pero entonces lo sintió. El vacío en su corazón, el lugar donde una vez había estado Jungkook. Sabía lo que había sucedido. Jungkook había olvidado todo. Había renunciado a sus recuerdos para que ambos pudieran ser libres.

Las lágrimas comenzaron a caer silenciosamente por sus mejillas. Sabía que Jungkook estaba en algún lugar del mundo, viviendo su vida sin recordar nada de lo que habían pasado juntos. Pero Jimin lo recordaba todo. El peso de los siglos, de las vidas pasadas, lo aplastaba, pero al mismo tiempo, sentía una ligera paz. Sabía que, de alguna manera, estaban libres de las sombras.

**✧**

Un año después, Jimin vivía una vida tranquila, aunque solitaria. Había encontrado consuelo en sus amigos, en su trabajo, pero siempre había una parte de él que faltaba, un hueco que nadie más podía llenar. A veces se encontraba caminando por la ciudad, preguntándose si Jungkook estaría cerca, si lo vería por casualidad en algún lugar.

Y fue en uno de esos paseos, en una tarde cálida de otoño, cuando lo vio.

Jungkook estaba de pie frente a una tienda de flores, con una expresión tranquila en su rostro. Jimin se detuvo en seco, su corazón latiendo descontroladamente. Sabía que no debía acercarse, que Jungkook no lo recordaba. Pero sus pies se movieron por sí mismos, llevándolo hacia él.

Jungkook levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de Jimin.

Hubo un momento de silencio, donde el mundo entero pareció detenerse.

—Perdona, ¿nos conocemos? —preguntó Jungkook, con una sonrisa amable.

Jimin sintió que el dolor lo invadía de nuevo, pero también algo más. Una chispa, una pequeña señal de que tal vez, solo tal vez, sus almas aún estaban conectadas.

—No… creo que no —respondió Jimin, con una sonrisa suave—. Pero quizá nos encontremos de nuevo.

Jungkook lo miró por un momento más, como si algo en el fondo de su mente tratara de recordarlo. Luego, asintió y siguió su camino, dejando a Jimin atrás.

Jimin lo observó alejarse, con el corazón en paz.

—Hasta la próxima, Jungkook —murmuró para sí mismo, sabiendo que, de alguna manera, sus caminos se cruzarían de nuevo.

El ciclo había terminado, pero el amor verdadero nunca se desvanece del todo.

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