Capitulo 9

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La presencia de la mujer en el sótano era casi irreal. Jimin y Jungkook intercambiaron miradas, tratando de procesar lo que estaba sucediendo. ¿Cómo era posible que la mujer del sueño estuviera ahí, como si los hubiera estado esperando desde el principio? La luz de la vela proyectaba sombras danzantes en las paredes, y el aire en la pequeña habitación era pesado, casi sofocante.

—Sé que tienen preguntas —dijo la mujer, con una voz suave que resonaba en el espacio como un eco—. Estoy aquí para responderlas.

Jimin dio un paso adelante, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho.

—¿Quién eres? —preguntó, con una mezcla de incredulidad y desconfianza.

La mujer los miró, sus ojos oscuros cargados de una sabiduría antigua que hacía que el tiempo pareciera detenerse. Llevaba un vestido largo y antiguo, que se movía suavemente con la brisa que entraba por una pequeña ventana del sótano.

—Soy lo que quedó de una vida anterior —respondió—. Una vida que está entrelazada con las suyas. Mi nombre no importa, lo que importa es lo que estamos a punto de desvelar.

Jungkook se adelantó, colocándose al lado de Jimin, protegiéndolo instintivamente. Aunque la situación era extraña y cargada de misterio, había algo en la presencia de la mujer que no parecía maliciosa.

—¿Cómo estás conectada con nosotros? —preguntó Jungkook, con un tono firme pero curioso.

La mujer suspiró, como si llevara un gran peso en sus hombros.

—Sus almas han estado atrapadas en un ciclo por mucho tiempo. Un ciclo de amor, traición, y pérdida que nunca lograron cerrar. Yo fui testigo de ese ciclo. En otra vida, los conocí, fui parte de sus historias, aunque de forma indirecta. He estado esperando el momento en que sus almas se encontraran de nuevo, como lo han hecho ahora, para poder ayudarlos a romper este lazo que los ha atado durante siglos.

Jimin sintió que un escalofrío recorría su cuerpo. Todo lo que la mujer decía resonaba con las sensaciones y sueños que había tenido desde que conoció a Jungkook. Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar.

—Entonces… ¿este ciclo del que hablas es lo que nos ha traído hasta aquí? —preguntó Jimin, intentando entender la magnitud de lo que estaban enfrentando.

La mujer asintió lentamente.

—Así es. Sus almas están destinadas a encontrarse en cada vida, pero el problema es que no han logrado cerrar el ciclo de su relación pasada. Cada vez que lo intentan, algo se interpone y los separa. Eso es lo que crea las sombras que los persiguen en sus sueños. Esos fragmentos de su pasado sin resolver son lo que les impide avanzar completamente.

Jungkook frunció el ceño, procesando la información.

—¿Y cómo podemos romper el ciclo esta vez? ¿Cómo podemos evitar que lo que pasó antes vuelva a repetirse?

La mujer sonrió levemente, aunque había tristeza en su mirada.

—Esta vez, están más cerca de lo que jamás han estado. Ya han enfrentado sus sombras, han descubierto que están conectados más allá de esta vida, pero aún queda algo más que deben hacer. Deben enfrentarse a lo que realmente sucedió en el pasado. Sólo entonces podrán liberar sus almas del ciclo.

Jimin sintió un nudo en el estómago.

—¿Cómo se supone que hagamos eso? No recordamos nada de nuestras vidas pasadas. Apenas hemos empezado a entender lo que está pasando.

La mujer se levantó de la silla, su figura alta y elegante proyectando una sombra alargada en la pared. Se acercó a ellos con pasos suaves, como si flotara en el aire.

—Eso es lo que vengo a mostrarles. El pasado está enterrado dentro de ustedes, pero puedo ayudar a desenterrarlo. —Alzó la mano, y de repente, las paredes de la habitación comenzaron a distorsionarse, como si el espacio a su alrededor se estuviera doblando.

Jungkook tomó la mano de Jimin, apretándola con fuerza.

—¿Qué está pasando? —preguntó, con los ojos fijos en las paredes ondulantes.

La mujer los miró con calma.

—Voy a llevarlos a sus recuerdos. Allí, verán lo que realmente sucedió y tendrán la oportunidad de cambiar su destino.

Antes de que pudieran reaccionar, el mundo a su alrededor cambió. Ya no estaban en el sótano de la vieja casa. En su lugar, se encontraban en un paisaje completamente diferente. Estaban de pie en una colina bajo un cielo gris y tormentoso. A lo lejos, se podía ver un castillo en ruinas, rodeado de un bosque oscuro.

Jimin miró a su alrededor, confuso.

—¿Dónde estamos? —preguntó, su voz temblando ligeramente.

—Este es el lugar donde todo comenzó —respondió la mujer, que ahora estaba a su lado—. Este es el escenario de su vida pasada. Aquí es donde se selló el destino de sus almas.

Jungkook frunció el ceño mientras trataba de recordar. Algo en ese paisaje le resultaba familiar, aunque no podía decir exactamente qué.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó Jungkook, sin dejar de mirar el castillo.

La mujer señaló hacia el castillo en ruinas.

—Ustedes dos fueron parte de una historia trágica. En esa vida, eran almas destinadas a estar juntas, pero las circunstancias los separaron de manera cruel. Uno de ustedes murió antes de tiempo, y el otro cargó con el dolor de esa pérdida hasta el final de su vida. Nunca lograron cerrar ese capítulo, y por eso, han estado repitiendo el mismo ciclo de dolor en cada vida.

Jimin sintió un vacío en el pecho, como si el peso de lo que la mujer decía fuera demasiado para soportar.

—Entonces… ¿estamos aquí para cambiar eso? —preguntó Jimin, su voz llena de incertidumbre.

La mujer asintió.

—Así es. Esta vez, tienen la oportunidad de elegir un destino diferente. Pero para hacerlo, deben enfrentarse al momento en que sus almas fueron separadas por primera vez. Sólo si logran cambiar el resultado de esa tragedia, podrán liberar sus almas del ciclo de sufrimiento.

Jungkook y Jimin intercambiaron miradas. Sabían que esto era lo que habían estado buscando, pero también sabían que no sería fácil.

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Guiados por la mujer, comenzaron a caminar hacia el castillo. Cada paso que daban parecía acercarlos más a algo desconocido, algo que los esperaba desde hace siglos. El viento soplaba con fuerza, levantando hojas secas y escombros a su paso.

Cuando llegaron a las puertas del castillo, Jimin sintió una extraña presión en el pecho. El lugar estaba cargado de energía, como si los fantasmas del pasado aún vagaran por sus pasillos. La mujer los guió hasta una gran sala, donde todo estaba cubierto de polvo y telarañas. En el centro de la sala había un altar de piedra, y sobre él, una figura vestida con una capa oscura.

Jimin y Jungkook se detuvieron en seco al ver a la figura. Era como mirar un reflejo distorsionado de sí mismos. La figura, con el rostro oculto bajo la capucha, se dio la vuelta lentamente, revelando unos ojos que parecían brillar con una luz fría y distante.

—Ustedes... finalmente han regresado —dijo la figura, con una voz que parecía provenir de otro mundo.

Jungkook dio un paso al frente, sin soltar la mano de Jimin.

—¿Quién eres? —preguntó con firmeza.

La figura se quitó la capucha, revelando el rostro de un hombre joven, similar a Jungkook, pero con una expresión de profunda tristeza.

—Soy quien fuiste en el pasado. Y estoy aquí para advertirles: no todo lo que deseen cambiar será tan fácil de lograr.

Jimin sintió un escalofrío al escuchar esas palabras. Todo lo que habían aprendido hasta ahora los había preparado para este momento, pero la duda comenzaba a infiltrarse en su mente.

—¿Qué significa eso? —preguntó Jimin, con la voz quebrada.

—Significa que para romper el ciclo, tendrán que sacrificar algo —respondió la figura—. El amor verdadero siempre conlleva un precio. ¿Están dispuestos a pagarlo?

Susurros Del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora